La mujer tras la República

“Si la mujer es habitualmente de carácter apacible, dulce y bondadosa debese a los frenos que obran sobre ella; pero como el psiquismo femenino tiene muchos puntos de contacto con el infantil y el animal, cuando desaparecen los frenos que contienen socialmente a la mujer y se liberan las inhibiciones fregatrices de las impulsiones instintivas, entonces despiértase en el sexo femenino el instinto de crueldad y rebasa todas las posibilidades imaginadas, precisamente por faltarle las inhibiciones inteligentes y lógicas... suele observarse que las mujeres lanzadas a la política no lo hacen arrastradas por sus ideas, sino por sus sentimientos, que alcanzan proporciones inmoderadas o incluso patológicas debido a la irritabilidad propia de la personalidad femenina” (Vallejo y Martínez, 1939)

La República había traído a la mujer sustanciales avances en la igualdad de derechos. Esta visión de la mujer no era compartida por los sectores más conservadores de la sociedad. Así José Antonio Primo de Rivera se dirigía a las mujeres de Don Benito en los siguientes términos: “el verdadero feminismo no debería consistir en querer para las mujeres las funciones que hoy se estiman superiores, sino en rodear cada vez de mayor dignidad humana y social a las funciones femeninas”. La Sección Femenina de Falange, encabezada por las hermanas y primas de José Antonio, siguiendo esta visión, establecen 18 puntos que han de servir de regla a la mujer, entre los que figuran los siguientes:

2 Que tu vida sea de abnegación y sacrificio
5 No Traiciones tu magnífico destino de mujer, entregándote a funciones varoniles
8 Busca siempre ser exacto cumplimiento del hombre

En coherencia con esta visión de servicio al hogar y la famila, el 14 de julio de 1.938, Pilar Primo de Rivera firma una circular para que, dentro de la propia organización de la Sección Femenina, se sustituyera de sus puestos de responsabilidad a todas las mujeres casadas o viudas con hijos por solteras, excepto en circunstancias excepcionales.

A la Sección Femenina le corresponde el papel de guiar a las mujeres al lugar que le han predestinado. Pilar Primo de Rivera habla así, en Segovia, a las falangistas en 1.938:

“Un verdadero deber de las mujeres para con la Patria es formar familias con una base exacta de austeridad y de alegría, en donde se fomente todo lo tradicional, en donde se canten villancicos el día de Navidad, alrededor del Nacimiento...

Ya veréis como estas mujeres formadas así, con la doctrina cristiana y el estilo nacional-sindicalista son útiles en la familia, en el Municipio, en el Sindicato”

Durante la guerra, la Sección Femenina se impone la tarea de apostolar por su llamada “revolución”, pero sin que sus mujeres se hagan demasiado visibles, porque quienes han de tener el protagonismo son los hombres, como se desprende de las siguientes palabras:

“Tenéis que andar por todos los caminos y llevar a todos los espíritus este modo de ser que nos enseñó José Antonio.

Pero de una manera callada, sin exhibiciones ni discursos, porque estas cosas no son propias de mujeres, sino como lo hizo (Santa) Teresa.”

Con el final de la guerra y la caída en la dictadura, se derogan las leyes que equiparaban los derechos de hombres y mujeres volviéndose a la legislación del siglo XIX, instaurándose el Servicio Social femenino (equivalente lejano del Servicio Militar para los hombres) en el que la joven debía demostrar que estaba preparada para realizar las “labores propias de su sexo” y, así, obtener su lugar dentro de la sociedad que el nacional-catolicismo quería moldear.

Las palabras que encabezan este texto, del psiquiatra del régimen Vallejo Nájera, daban justificación "científica" a esta disparidad de derechos y deberes entre hombres y mujeres.

Furia Española escribió:La República había traído a la mujer sustanciales avances en la igualdad de derechos. Esta visión de la mujer no era compartida por los sectores más conservadores de la sociedad.

Por partes:

-Ya en enero de 1914, el político carlista Juan Vázquez de Mella, a la sazón secretario político del pretendiente carlista (o jaimista, acepción terminológica que también fue utilizada por aquella época) al trono de España, Jaime de Borbón y Borbón-Parma, manifestó en una entrevista publicada en el diario "El Correo Español", que el sufragio femenino debería de ser un principio fundamental de una hipotética unión electoral de los partidos de derechas. Y en 1918 el diario católico "El Debate" inició una campaña a favor del sufragio femenino. La razón por la que esto tuvo lugar era la menciono también después, se trata de que en la época se estimaba sociológicamente el voto de la mujer precisamente como mayoritariamente de signo conservador. Fuente: "La polémica feminista en la España contemporánea, 1868-1974", de Geraldine Scandon, página 153. 

-Tampoco hay que olvidar que el sufragio universal general (diferenciado del sufragio universal masculino), aprobado tras una votación en el Congreso (que en la Segunda República constituía la única cámara de las Cortes Generales, a diferencia del bicameralismo que había claramente predominado en el constitucionalismo liberal español del siglo XIX (la Constitución que seguía formalmente en vigor, si bien las garantías constitucionales se hallaban suspendidas desde la instauración de la dictadura del general Miguel Primo de Rivera en 1923, en el momento del abandono de España por parte del Rey Alfonso XIII, era la Constitución de 1876), excepción hecha de la Constitución de Cádiz de 1812) el 1 de octubre de 1931, no contó con el apoyo ni de parte la izquierda socialista (la facción del PSOE encabezada por Indalecio Prieto, los diputados de esta facción del PSOE abandonaron la Cámara en el momento de la votación, disconformes por la resolución adoptada por el resto del partido en relación a este asunto; los diputados del PSOE solo emitieron 80 votos a favor del sufragio femenino siendo 115 en total) ni de la izquierda comunista (sin representación parlamentaria en 1931). 

Consultando el Diario de Sesiones de las Cortes del momento (el debate relativo a este asunto en el Congreso se produjo el día anterior y el mismo día de la votación), hallamos intervenciones como la del diputado socialista Roberto Novoa Santos, que argumentaba que la especial fisiología de las mujeres (que él definía como "la indigencia espiritual del sexo femenino") hacía que las mujeres tuvieran una inferior capacidad para votar, otra perla suya fue el afirmar que la estructura de la mujer "era el histerismo y que dar el voto a las mujeres era entregar la república a la histeria femenina". Otro diputado socialista, Manuel Ayuso, defendía que los hombres y las mujeres tenían que votar a diferentes edades: los hombres a los 23 años; las mujeres a los 45, porque decía que, a esa edad, el ciclo reproductor de las mujeres había acabado y que eso la condicionaba para el voto. Más bochornosa aún fue la intervención de la diputada del Partido Republicano Radical Socialista (que votó mayoritariamente en contra del sufragio femenino), Victoria Kent (supuestamente una de las figuras más emblemáticas del feminismo español de principios del siglo XX), que argumentó en contra del voto femenino«por conveniencia política para la izquierda», y se quedó tan pancha. De forma similar argumentaron los socialistas Margarita Nelken e Indalecio Prieto, que se manifestaron en contra de darle el voto a la mujer «por conciencia política para la izquierda». En el Partido Republicano Radical de Lerroux, la única diputada que votó a favor del sufragio femenino, en coherencia con la defensa que había realizado del sufragio femenino, fue Clara Campoamor. El partido Acción Republicana, liderado por Manuel Azaña, también votó mayoritariamente contra el sufragio femenino. (Y aún el 1 de diciembre de 1931 el diputado de este partido Matías Peñalba y Alonso de Ojeda trataba, proponiendo una disposición transitoria, intentó restringir el sufragio universal femenino. Esta disposición fue rechazada por poco margen en el Congreso, 131 votos en contra y 127 a favor). Por contra, grupos parlamentarios como la Derecha Liberal Republicana de Alcalá-Zamora, la Lliga Regionalista de Cataluña (catalanismo conservador), los agrarios (mayoritariamente derechistas) o el Grupo Vasco Navarro (coalición del PNV, algunos carlistas y algunos católicos de aquellas regiones no adscritos a ningún partidos político concreto) votaron mayoritariamente a favor, al igual que la Agrupación al Servicio de la República o una facción de los republicanos federalistas o los catalanistas de izquierdas (en estos últimos dos casos sí hubo más votos en contra del sufragio femenino que en los ejemplos anteriores).

En esta votación a que me refiero, al final se aprobó el sufragio femenino general en España por 161 votos a favor y 121 votos en contra en la Cámara.

De todo este asunto se habló por ejemplo en la autobiografía de Campoamor o en "Género y Ciudadanía", de Mary Nash, en su apartado dedicado a la política en la Segunda República Española. Entre otras obras.

-En general, en todos los países la mayor parte de los partidos de izquierda se opuso en mayor o menor grado a que se diese el voto a las mujeres por que se temía que el voto de las mujeres (que en la época estimaban sociológicamente como mayoritariamente de signo conservador, algunos políticos izquierdistas de la época hablaban del voto femenino como "voto del confesionario" y "voto de la reacción") produjera un escoramiento masivo del voto hacía la derecha. Aquí hay que tener en cuenta una cosa: que el objetivo de bastantes partidos de izquierda antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial no era la ampliación de derechos democráticos como un valor en sí, sino la revolución. Y por tanto este tipo de cambios se valoraban por parte de bastantes de estos partidos en función de si acercaban ese momento de la revolución o lo podían retrasar. No iba tan desencaminada la suposición de muchos de esos partidos de izquierdas, por ejemplo, en la Alemania de los últimos años de la República de Weimar las mujeres votaron mayoritariamente a partidos más o menos conservadores o al Partido Nazi. En las elecciones generales españolas de 1933 también el voto femenino fue abrumadoramente mayoritario para los partidos de derechas. La concesión del sufragio a la mujer en Alemania fue reconocida por la Constitución de Weimar (aprobada en noviembre de 1919, que junto a la Constitución mexicana de 1917 es una de los primeros ejemplos de Constituciones que podemos incluir dentro de lo que se ha dado en llamar "constitucionalismo social"), Constitución que no apoyaron los comunistas alemanes en aquel momento.

No creo que sea desacertado decir que a lo que la gran mayoría de los partidos políticos de la época, con independencia del país de que se hable y de su tendencia política (pues tampoco eran raros los partidos conservadores que apoyaban esto del sufragio femenino calculando los beneficios electorales que esperaban recibir por ello), lo que menos le importaba de todo este asunto eran los derechos de la mujer. Unos lo querían por que su voto les beneficiaba y otros no porque les perjudicaba. Algo parecido, salvando las distancias, a lo que pasa hoy en relación al voto inmigrante.

-En España, ya durante la dictadura de Primo de Rivera se aprobó en 1924 un Estatuto Municipal que concedía el sufragio en elecciones municipales a ciertas damas, que debían ser emancipadas, solteras, y mayores de 23 años. No obstante, con arreglo a este documento jurídico, la mujer casada (y también las prostitutas) estaba excluida de la posibilidad de votar. Luego, con motivo de un plebiscito, organizado por la Unión Patriótica (partido único de esta dictadura) para mostrar adhesión al régimen en el tercer aniversario del golpe de Estado de Primo de Rivera, se permitió emitir en elecciones municipales el voto a los españoles mayores de 18 años, sin distinción de sexo. El sufragio femenino general en elecciones generales vino ya con la susodicha votación en octubre de 1931, a la que me he referido arriba.

-También hay que recordar que, después de todo, nuestro país fue un país en que se consiguió relativamente pronto el derecho del sufragio femenino (no está mal, sobre todo para aquellos que siempre hablan del sempiterno "retraso español", siendo a mi juicio excesivamente pesimistas en esta visión de nuestra Historia). Tengamos en cuenta que el sufragio femenino fue introducido en Francia en 1944, en Italia en 1946, en Bélgica en 1948, en Grecia en 1952 o en Suiza en 1971. Apenas tres años después de que el sufragio universal general fuera aprobado en el Reino Unido en virtud del "Representation of the People Act" de 1928, y solo cuatro años después de su primera aprobación en un país hispanoamericano, Uruguay, donde el sufragio femenino fue emitido por primera vez en 1927 con ocasión del Plebiscito de Cerro Chato (de carácter local), en el que se dirimía a qué departamento (tres departamentos se disputaban la localidad) iba a pertenecer la localidad homónima. Aunque con posterioridad los resultados de ese plebiscito no fueron aceptados (aún hoy la administración de esa localidad uruguaya es compartida por los tres departamentos que entonces se la disputaron), por poner algunos ejemplos.

Y vosotros dos creeis que todo esto lo saben las feminazis de ahora? Pá mi...... que no.

Excelente aporte, Jovellanos. Efectivamente, el derecho al voto a la mujer era un asunto en el que se iba avanzando desde antes de la llegada de la República y que beneficiaba más a los sectores conservadores que a las izquierdas, pero es con la Constitución de 1931 donde se iguala este derecho, junto a otros, con los del hombre. Veamos algunos artículos de esta Constitución que fueron eliminados a la llegada de la dictadura:

Artículo 36 : Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes.
Artículo 40: Todos los españoles, sin distinción de sexo, son admisibles a los empleos y cargos públicos según su mérito y capacidad, salvo las incompatibilidades que las leyes señalen.

Artículo 43: La familia está bajo la salvaguarda especial del Estado. El matrimonio se fundamenta en la igualdad de derechos para ambos sexos, y podrá disolverse por mutuo acuerdo o a petición de cualquiera de los cónyuges, con alegación en este caso de justa causa.

Artículo 53: Serán elegibles para Diputados todos los ciudadanos de la República mayores de veintitrés años, sin distinción de sexo ni de estado civil, que reúnan las condiciones fijadas por la ley Electoral.

Si comparamos esta mentalidad con la que se impone desde el nacional-catolicismo tras la victoria del bando traidor a la República, el retroceso en los derechos femeninos es impresionante. En mi opinión, estas pautas retrógradas son especialmente graves en la educación, ya no solo porque se revoca la formación conjunta de niños y niñas, llegándose incluso a establecer dos horarios distintos en las poblaciones en las que solo hubiera un centro educativo, sino porque se planteaban dos planes educativos distintos, cada uno enfocado en un sexo.

Las razones que se daban a las niñas para recibir una educación distinta a sus pares masculinos eran, por decirlo suavemente, monstruosas, educándolas para servir al hombre y tomándolas como incapaces para otras tareas que requirieran un esfuerzo intelectual. Por ejemplo, la ínclita Pilar Primo de Rivera decía:

“Viene después la educación para el hogar; porque se da el caso de que se casan las mujeres
sin tener absolutamente la más mínima idea de cómo se gobierna una casa, ni de cómo hay que
criar a los hijos. Muchas veces el alejamiento de los maridos del ambiente familiar está
provocado por causas tan pequeñas como la de hacer mal el café o no tener unos muebles
cómodos y limpios donde pueda quedarse tranquilamente después de comer. Porque, por muy
pocos medios que haya en una familia, si la mujer es dispuesta sabrá suplir la falta de holgura
económica con su trabajo personal y con su ingenio, y será elegante lo que antes era cursi, y
estarán limpios los niños que antes estaban sucios, y se comerá un arroz bien condimentado, en
vez de una bazofia;”

“Porque la única misión que tienen asignada las mujeres en la tarea de la Patria, es el hogar. Por
eso ahora, con la paz, ampliaremos la labor iniciada en nuestras escuelas de formación, para
hacerles a los hombres tan agradable la vida de familia, que dentro de la casa encuentren todo
aquello que antes les faltaba, y así no tendrán que ir a buscar en la taberna o en el casino los
ratos de expansión.”

Las niñas ni siquiera estaban preparadas para recibir la misma formación en Historia que los niños:

“En ninguna disciplina pueden ser idénticos los fines -y a caso ni los medios- para educar a ambos sexos. Pero muchísimo menos en la Historia, que, por ser vida, vida auténtica y real, que se ofrece como una instrucción para la conducta, pierde todo encanto y toda transcendencia educativa, cuando los hechos que nos relata caen fuera del área de nuestras ilusiones, de nuestra actividad, de nuestra comprensión. ¿Para qué quieren las niñas que les contemos el trabajo de los hombres, las luchas de los hombres, las cavilaciones de los hombres, si esto ni es solaz para su espíritu ni posiblemente ejemplo de vida?" (SERRANO DE HARO, Agustín (1952). Guirnaldas de la historia: historia de la cultura española contada a las niñas. Madrid: Escuela Española; p. 6)

Incluso se les instruía para que reaccionaran “como mujeres” en aquellas situaciones en las que a los niños se les exijía portarse como “hombres”

“Tú, niño, si alguien se ríe o insulta el nombre de Dios, de España o de tu madre, ¡no vaciles! Con tus puños, con tus dientes y tus pies, arremete contra él. Si no lo haces ¡cobarde! ya no podrás llevar medalla de papel ni flechas en la camisa. Tú, niña, si alguien se ríe o insulta el nombre de Dios, de España o de tu madre, ¡qué no te importe llorar! Llora con pena, amarga, infinita, callada…” (GIMÉNEZ CABALLERO, E. (1943). España nuestra. El libro de las Juventudes Españolas. Madrid: Magisterio Español, p. 124)

Menos mal que Agustina de Aragón se educó antes del franquismo y no la convencieron de estas cosas.

Por mi parte paso por este hilo para juzgar como grandes aportes históricos (y verídicos) los realizados por los foreros Furia Española y Jovellanos.

Furia Española escribió:Menos mal que Agustina de Aragón se educó antes del franquismo y no la convencieron de estas cosas.

Y no nos olvidemos de otra heroína como la coruñesa María Pita, por ejemplo. O de la propia Isabel la Católica, si me disculpas.

Furia Española dice :

 "Si comparamos esta mentalidad con la que se impone desde el nacional-catolicismo tras la victoria del bando traidor a la República"

Sin ánimo de desviar el hilo, perdón,  pero es curioso como entiende usted la traición cuando lo único que hicieron fue violar , no respetar, no ser fiel y faltar a la lealtad de un régimen ILEGAL...y demostradamente dañino en no pocos sentidos....eso no debería considerarse traición y además es una afirmación propia del bando que defendía esa ILEGALIDAD llamada República.

Repito, perdón..no es mi intención desviar este hilo tan espectacularmente histórico.

Republicano escribió:

Furia Española escribió:Menos mal que Agustina de Aragón se educó antes del franquismo y no la convencieron de estas cosas.

Y no nos olvidemos de otra heroína como la coruñesa María Pita, por ejemplo. O de la propia Isabel la Católica, si me disculpas.

Claro, es cierto y tambien fueron heroína María Bellido,María Martína, Manuela Malasaña, Clara del Rey, María Pacheco y Juana Galana......... ellas tampoco se educaron con el franquismo, qué cosas....

AH!!! Y que no se me olvide la gran Clara Campoamor....que tampoco estudió con el franquismo......

Ya que tan avanzada era la Republica en derechos igualitarios, no entiendo porque los hombres eran los únicos a los que se les obligaba a ir a la guerra y a jugarse la vida en ella. Por no comentar como le hombre era el que se deslomaba en los trabajos más duros, reduciendo con ello notablemente su esperanza de vida.

En fin, que aun en tiempos de la Sección Femenina, que es cuando la cosa andaba más compensada entre los dos sexos, por la cabarellosidad del hombre y la excesiva veneración de la feminidad, el hombre hacia sentir a la mujer constantemente como una diosa o una reina

Ahora con la memocracia el hombre ha pasado a tener un papel  de simple proveedor de esperma, que no tiene ningún derecho sobre sus hijos (hasta la mujer puede exterminarlos si le sale del coño) ni sobre su propios bienes y ni siquiera disfruta de un derecho básico como es el de la presunción de inocencia.

Espectaculares las personalidades de las mujeres citadas aunque, personalmente, considero a Campoamor varios escalones por debajo del resto de sus compañeras de lista, incluso de las más humildes.

El caso que me resulta más llamativo es el de Isabel la Católíca, que creo que pocas dudas puede haber sobre su firmeza de carácter y resolución y, desde luego, su “ocupación laboral” como máxima responsable de uno de los reinos más importantes de la época. Pues bien, lo paradójico de este caso es que la Sección Femenina de Falange la tenía, junto a Santa Teresa, como uno de los máximos ejemplos para la mujer española, curiosamente a la misma mujer a la que exijían un papel meramente doméstico y ajeno a la política de primera línea al estar destinada esta a los hombres.

Valle, en cuanto a los conceptos de legalidad y traición referidos a la República y los golpistas, tenemos punto de vistas diferentes.

Plvs_Vltra escribió:Ya que tan avanzada era la Republica en derechos igualitarios, no entiendo porque los hombres eran los únicos a los que se les obligaba a ir a la guerra y a jugarse la vida en ella. Por no comentar como le hombre era el que se deslomaba en los trabajos más duros, reduciendo con ello notablemente su esperanza de vida.

La clave está en que era bastante avanzada dentro de su época, especialmente si se comparaba con la propia España de antes y después de la República. En la cuestión de Defensa, es cierto que la institución militar de primera línea (hablando de antes de la Guerra Civil) no contemplaba a la mujer pero no recuerdo unidades de combates femeninas o mixtas en ninguna de las democracias beligerantes en la Primera ni Segunda Guerras Mundiales.

Por otra parte, que exista una ley avanzada no implica que la sociedad avance a la misma velocidad. España ha sido un ejemplo claro de ello. Precisamente Republicano ha hecho un aporte muy documentado en el hilo de Riego en el que señala que gran parte del pueblo prefería la monarquía absoluta de Fernando VII a la democracia liberal que representaba la Pepa haciendo famoso el lema de “viva las caenas”. Algo parecido pasa durante la República con algunas leyes y es que la sociedad, además de por las leyes, se rige por costumbres sociales y creencias. Me voy a permitir hacer otra comparación con el periodo inmediatamente posterior a nuestra Constitución del 78: se eliminó la discriminación entre hijos dentro y fuera del matrimonio pero, especialmente en el entorno rural, cuando el novio quedaba embarazada a la moza se organizaba la boda por el “sindicato de las prisas” para “mantener intacta” la honra familiar. Estaremos de acuerdo que hoy, con las mismas Leyes Fundamentales, este comportamiento es bastante residual.

Plvs_Vltra escribió:
En fin, que aun en tiempos de la Sección Femenina, que es cuando la cosa andaba más compensada entre los dos sexos, por la cabarellosidad del hombre y la excesiva veneración de la feminidad, el hombre hacia sentir a la mujer constantemente como una diosa o una reina

Es una percepción personal suya, impregnada del perfume con el que Becquer odorizaba sus versos, que no puedo compartir de ningún modo. Yo no veo “compensadas” una figurita de Lladró colocada en la cocina con el amo y señor del castillo, por muy cara que sea la figurita. Imagino que si estaban tan bien tratadas las mujeres con aquellas leyes hoy la Sección Femenina estaría rebosante de afiliadas solicitando la vuelta a esos “felices” tiempos.

Plvs_Vltra escribió:
Ahora con la memocracia el hombre ha pasado a tener un papel  de simple proveedor de esperma, que no tiene ningún derecho sobre sus hijos (hasta la mujer puede exterminarlos si le sale del coño) ni sobre su propios bienes y ni siquiera disfruta de un derecho básico como es el de la presunción de inocencia.

La diferencia con el "antes" del "ahora" es enorme, y es que "antes" no podías plantear cambiar una ley (y menos las mujeres) "ahora", en democracia, tenemos la capacidad de cambiar la ley mediante la ley. Otra cosa es que los descontentos (independentistas, ultras, etc...) no tengan la capacidad suficiente para legislar contra la mayoría.

Estais escribiendo sobre heroinas, y observo que se os ha olvidado a una de las mas importantes: Agustina de Aragón.
Pero para mi, quien supera a todas ellas es Isabel de Castilla, a la que tanto odio le dedican las actuales feminazis.
Ojalá que si estas estan siguiendo la serie de televisión, dejen su odio a un lado, producto de su analfabetismo histórico, y la empiecen a considerar como se merece, aunque lo dudo, porque son antimonarquicas y antiespañolas.

Furia Española escribió:

Valle, en cuanto a los conceptos de legalidad y traición referidos a la República y los golpistas, tenemos punto de vistas diferentes.

No me había dado cuenta :D pero ya que lo mencionas, puede ser que estés equivocado en el concepto... por lógica..... como yo.

Valle escribió:

Furia Española escribió:

Valle, en cuanto a los conceptos de legalidad y traición referidos a la República y los golpistas, tenemos punto de vistas diferentes.

No me había dado cuenta :D pero ya que lo mencionas, puede ser que estés equivocado en el concepto... por lógica..... como yo.

Hombre, mientras la razón la tengamos uno de los dos, o parte cada uno, no andaría mal la cosa. Lo malo sería si ninguno de los dos la tuviera