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GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Por cierto, si te gusta Blas de Lezo, busca algo sobre el Marques de la Vega de Armijo, mas conocido como Don Pedro Mesias de la Cerda... La batalla mas memorable de la marina española, o de las mas espectaculares, y por ello quizas con el barco mas emblematico de armada, el "Glorioso", vas a flipar, ejejejej Te lo digo yo...
(Otro olvidado por la historia)
https://1492.forosactivos.net/foro-de-historia-f4/don-pedro-mesias-de-la-cerda-y-el-glorioso-video-t2300.htm
(Otro olvidado por la historia)
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thingol24- Cantidad de envíos : 1284
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Para batallas navales la de Lepanto, ¿habéis puesto algun post de esa, no?
tercios.- Cantidad de envíos : 1505
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
No... la he mencionado pero no le he puesto ningun post... pero lo merece, se lo pondre, ahí pusimos fin al dominio turco en el Mediterraneo, que ya llevaban tiempo tocandonos los eggs....
Por cierto, ahi tuvieron mucha relevancia los Tercios Marinos, entre los que se encuentra mi Avatar, los Tercios de Galeras... La mejor infanteria naval... Llegada la hora del abordaje, era letales para los enemigos.
Tambien fue donde quedo manco Cervantes de un tiro en la mano.
Por cierto, ahi tuvieron mucha relevancia los Tercios Marinos, entre los que se encuentra mi Avatar, los Tercios de Galeras... La mejor infanteria naval... Llegada la hora del abordaje, era letales para los enemigos.
Tambien fue donde quedo manco Cervantes de un tiro en la mano.
thingol24- Cantidad de envíos : 1284
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Es cierto, la famosa infanteria de marina, cuerpos del ejército que sirven tanto para barcos como para tierra y que suelen ocuparse de los desembarcos fueron un invento español, actuando por vez primera como tal en la guerra de independencia de USA, donde desde el mar les conquistaron un fuerte a los ingleses (no me acuerdo el nombre.) Después, su comandante (tampoco recuerdo el nombre xD) desfiló al lado del mismísmo Washington en el desfile de la victoria.
tercios.- Cantidad de envíos : 1505
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
uhmm.... ¿Puede ser Bernaldo Galvez?
thingol24- Cantidad de envíos : 1284
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
El mismo. Otro de los héroes olvidados, como dices tu.
tercios.- Cantidad de envíos : 1505
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Por cierto la ciudad Estadounidense de Galveztown es en honor a Bernardo Galvez (esto lo se por Megadriver, que es paisano suyo, jejeje)...
Este tio entró con su barco en una bahía rodeado por ambos flancos por fortificaciones parapetadas de cañones, ya que ninguno de los barcos españoles quería entrar en la bahia y meterse en un trampa mortal; y dijo la famosa frase de: "Yo solo".. y entró él solo para dar ejemplo mientras lo cañoneaban, él impavido sobre el puente de mando sin perder la compostura, acto seguido soltó unas descargas para saludar cortesmente a los ingleses, los demás barcos envalentonados siguieron el ejemplo de su jefe, y en la playa un montón de milicianos españoles vitoreando y aplaudiendo a Galvez en plan película.... ejejej No recuero la fortaleza, pero era en Florida creo.
Este tio entró con su barco en una bahía rodeado por ambos flancos por fortificaciones parapetadas de cañones, ya que ninguno de los barcos españoles quería entrar en la bahia y meterse en un trampa mortal; y dijo la famosa frase de: "Yo solo".. y entró él solo para dar ejemplo mientras lo cañoneaban, él impavido sobre el puente de mando sin perder la compostura, acto seguido soltó unas descargas para saludar cortesmente a los ingleses, los demás barcos envalentonados siguieron el ejemplo de su jefe, y en la playa un montón de milicianos españoles vitoreando y aplaudiendo a Galvez en plan película.... ejejej No recuero la fortaleza, pero era en Florida creo.
thingol24- Cantidad de envíos : 1284
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
LA BATALLA DE PENSACOLA
La Batalla de Pensacola (o de Panzacola), librada en Pensacola (EE. UU.), marcó la culminación del esfuerzo de España por reconquistar las Floridas del dominio inglés, en el contexto de la Revolución americana.
Por el Tratado de París, de 1763, España cedió a Inglaterra la Florida, a cambio de la retirada de las ciudades de La Habana y Manila. De Francia recibió, en compensación por el resultado de la guerra, la Luisiana, que el país galo no podía mantener. En 1781, las dos potencias se encontraban nuevamente en guerra, pero las noticias de la ruptura de hostilidades llegaron a los territorios españoles antes que a los ingleses, por lo que el gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez decidió dar un audaz golpe de mano para recuperar el territorio cedido. Había conquistado primero Mobila (o Movila) en 1780, tras la batalla del Fuerte Charlotte, y luego se dirigió hacia Pensacola.
Para hacer frente a los ingleses, Gálvez reunió tropas venidas desde distintos puntos del Imperio y abastecimientos adicionales de Cuba, la Luisiana y otras partes.
Su ejército aumentó a 7.000 hombres, lo que, para la época, era considerable. Dicho ejército se componía de soldados blancos, negros, mestizos e indios.
Una flotilla de gran alcance de buques de guerra neutralizó las defensas británicas externas y comenzó un desembarco llevado a cabo por la Infantería de Marina y el posterior comienzo del sitio de la ciudad el 9 de marzo. Por su parte, los británicos, capitaneados por el prestigioso general John Campbell, se aferraron a las robustas defensas del fuerte George, impidiendo que la flota entrase en la bahía y cañoneara sus defensas desde cerca.
Por lo peligroso de la misión, el jefe de la escuadra española, José Calvo Irazábal, como responsable de la seguridad de la flota, se negó a ordenar que sus barcos entraran en la bahía, aunque se habían adueñado de la isla de Santa Rosa, pero había encallado el navío San Ramón en la primera barra del acceso a la bahía. Bernardo de Gálvez se embarcó entonces en el bergantín Galveston, izó la bandera de almirante y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos. Tras esto, toda la flota le siguió y comenzó a cañonear a los ingleses. Gálvez inicia el sitio de la plaza inglesa, y aunque corrieron el riesgo de ataque por una escuadra inglesa que estaba cerca, tenían esperanzas de una pronta terminación por estar los sitiadores enfermos y sin alimentos, desanimados y desilusionados por no haber podido abrir las trincheras.
En La Habana se preparó una flotilla al mando de José Solano y Bote llevando un refuerzo al ejército de 1.600 hombres de tropa, que embarcó el 8 de abril y salió el 9. Las fuerzas iban a mando del mariscal de campo Juan Manuel Cagigal. Gálvez expresa en su diario de operaciones que el 19 de abril a las dos de la tarde tuvo noticia de que se hallaban a la vista 14 embarcaciones, entre ellas algunas de guerra, lo cual le preocupó pensado que eran naves al socorro del enemigo. Esa noche recibió confirmación que eran las fuerzas de Solano que venían a reforzarle. Llegaron a la isla de Santa Rosa con quince navíos, tres fragatas y otras embarcaciones con 1.600 hombres. El día 20 desembarcaron las tropas. Una granada disparada por un obús de las baterías españolas abrió varias brechas en el fuerte del Sombrero. Volvieron entonces la artillería hacia el Real Fuerte George y reventó un polvorín, rindiéndose la plaza el 8 de mayo de 1781, siendo presos el general Campbell y el almirante Chester.
El rey de España, Carlos III, otorgó a Bernardo de Gálvez los títulos de vizconde de Gálveston y conde de Gálvez, y a José Solano y Bote el título de Marqués del Socorro por su actuación en la batalla de Pensacola.
La Batalla de Pensacola (o de Panzacola), librada en Pensacola (EE. UU.), marcó la culminación del esfuerzo de España por reconquistar las Floridas del dominio inglés, en el contexto de la Revolución americana.
Por el Tratado de París, de 1763, España cedió a Inglaterra la Florida, a cambio de la retirada de las ciudades de La Habana y Manila. De Francia recibió, en compensación por el resultado de la guerra, la Luisiana, que el país galo no podía mantener. En 1781, las dos potencias se encontraban nuevamente en guerra, pero las noticias de la ruptura de hostilidades llegaron a los territorios españoles antes que a los ingleses, por lo que el gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez decidió dar un audaz golpe de mano para recuperar el territorio cedido. Había conquistado primero Mobila (o Movila) en 1780, tras la batalla del Fuerte Charlotte, y luego se dirigió hacia Pensacola.
Para hacer frente a los ingleses, Gálvez reunió tropas venidas desde distintos puntos del Imperio y abastecimientos adicionales de Cuba, la Luisiana y otras partes.
Su ejército aumentó a 7.000 hombres, lo que, para la época, era considerable. Dicho ejército se componía de soldados blancos, negros, mestizos e indios.
Una flotilla de gran alcance de buques de guerra neutralizó las defensas británicas externas y comenzó un desembarco llevado a cabo por la Infantería de Marina y el posterior comienzo del sitio de la ciudad el 9 de marzo. Por su parte, los británicos, capitaneados por el prestigioso general John Campbell, se aferraron a las robustas defensas del fuerte George, impidiendo que la flota entrase en la bahía y cañoneara sus defensas desde cerca.
Por lo peligroso de la misión, el jefe de la escuadra española, José Calvo Irazábal, como responsable de la seguridad de la flota, se negó a ordenar que sus barcos entraran en la bahía, aunque se habían adueñado de la isla de Santa Rosa, pero había encallado el navío San Ramón en la primera barra del acceso a la bahía. Bernardo de Gálvez se embarcó entonces en el bergantín Galveston, izó la bandera de almirante y entró solo en la bahía para dar ejemplo a los demás barcos. Tras esto, toda la flota le siguió y comenzó a cañonear a los ingleses. Gálvez inicia el sitio de la plaza inglesa, y aunque corrieron el riesgo de ataque por una escuadra inglesa que estaba cerca, tenían esperanzas de una pronta terminación por estar los sitiadores enfermos y sin alimentos, desanimados y desilusionados por no haber podido abrir las trincheras.
En La Habana se preparó una flotilla al mando de José Solano y Bote llevando un refuerzo al ejército de 1.600 hombres de tropa, que embarcó el 8 de abril y salió el 9. Las fuerzas iban a mando del mariscal de campo Juan Manuel Cagigal. Gálvez expresa en su diario de operaciones que el 19 de abril a las dos de la tarde tuvo noticia de que se hallaban a la vista 14 embarcaciones, entre ellas algunas de guerra, lo cual le preocupó pensado que eran naves al socorro del enemigo. Esa noche recibió confirmación que eran las fuerzas de Solano que venían a reforzarle. Llegaron a la isla de Santa Rosa con quince navíos, tres fragatas y otras embarcaciones con 1.600 hombres. El día 20 desembarcaron las tropas. Una granada disparada por un obús de las baterías españolas abrió varias brechas en el fuerte del Sombrero. Volvieron entonces la artillería hacia el Real Fuerte George y reventó un polvorín, rindiéndose la plaza el 8 de mayo de 1781, siendo presos el general Campbell y el almirante Chester.
El rey de España, Carlos III, otorgó a Bernardo de Gálvez los títulos de vizconde de Gálveston y conde de Gálvez, y a José Solano y Bote el título de Marqués del Socorro por su actuación en la batalla de Pensacola.
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Sí, esa es la batalla que yo decia, todo un crack... El cabroncete aprovecho para reconquistar florida cuando aun no sabian los ingleses de la ruptura de hostilidades, ejeejeje
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Sí la verdad es que esa batalla en concreto no hizo mucha gala de grandes habilidades militares aparte de coraje pero en su biografía aparecen muchos éxitos que obtuvo y no sólo como militar sino como civil donde llegó a ser Virrey de Nueva España. Ciertamente vale la pena leer su biografía, recomiendo la de wikipedia que es sencilla y concisa.
tercios.- Cantidad de envíos : 1505
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
El virreianto de Nueva España, que incluia Texas, Louisiana, Florida, Nuvo Mexico hasta llegar a California y Nevada creo... en el Sur teniamos aún mas.
Última edición por thingol24 el 30/12/2009, 9:43 am, editado 3 veces
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Batalla de San Luis
La Batalla de San Luis fue un infructuoso ataque británico a ocurrido el 26 de mayo de 1780, durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
El ataque estuvo motivado por la entrada de España en la guerra (1779) y por la actividad de los rebeldes norteamericanos en el Noroeste ese mismo año. Expediciones de los revolucionarios dirigidas por George Rogers Clark habían eliminado audazmente la dominación británica de la región, y cuando los españoles dirigidos por el gobernador de Luisiana Bernardo de Gálvez comenzaron a limpiar de fuerzas inglesas la desembocadura del Misisipi, cortándoles todas las comunicaciones con las colonias del Golfo de México, el poder británico en toda Norteamérica quedó seriamente amenazado.
La operación para castigar los flancos españoles fue organizada en Fort Michilimackinac, cerca de la frontera canadiense. Allí fue la reunión, con el propósito de crear un buen ejército con nativos como aliados, fundamentalmente guerreros Siux y Winnebago. Esta fuerza fue comandada por un buen número de oficiales británicos e infantería regular, complementada con milicias canadienses.
Esperando a los ingleses en San Luis había 21 hombres del regimiento Fijo de Luisiana y toda la milicia que se pudo reunir con la gente de la ciudad. Afortunadamente la pequeña ciudad, ante la insistencia del Capitán Fernando de Leyba, había sido fuertemente fortificada meses antes mediante anillos de trincheras y una torre de piedra a la que se llamó Fuerte San Carlos.
Batalla
Los británicos llegaron el 26 de mayo y capturaron ferozmente a un grupo de agricultores y esclavos en las afueras de ciudad antes de precipitarse hacia las nutridas andanadas de los defensores, firmemente apostados. La milicia y los nativos, no acostumbrados a asaltar fortalezas, vacilaron. (El estilo clásico de guerra de los indios francocanadienses era el conocido como la petite guerre, ataques relámpago contra objetivos civiles indefensos). Así el cañón de Leyba sobre la Fortaleza San Carlos abrió fuego, ahuyentando a los invasores.
Consecuencias
La villa de 900 habitantes perdió 92 entre muertos y capturados, prácticamente todos civiles. Los británicos sufrieron una derrota similar en Cahokia, y un año más tarde los españoles de San Luis tomaron Fort St. Joseph. Con una posición en el oeste cada vez más desastrosa, los británicos entraron en negociaciones de paz en 1782.
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Luis
El ataque estuvo motivado por la entrada de España en la guerra (1779) y por la actividad de los rebeldes norteamericanos en el Noroeste ese mismo año. Expediciones de los revolucionarios dirigidas por George Rogers Clark habían eliminado audazmente la dominación británica de la región, y cuando los españoles dirigidos por el gobernador de Luisiana Bernardo de Gálvez comenzaron a limpiar de fuerzas inglesas la desembocadura del Misisipi, cortándoles todas las comunicaciones con las colonias del Golfo de México, el poder británico en toda Norteamérica quedó seriamente amenazado.
La operación para castigar los flancos españoles fue organizada en Fort Michilimackinac, cerca de la frontera canadiense. Allí fue la reunión, con el propósito de crear un buen ejército con nativos como aliados, fundamentalmente guerreros Siux y Winnebago. Esta fuerza fue comandada por un buen número de oficiales británicos e infantería regular, complementada con milicias canadienses.
Esperando a los ingleses en San Luis había 21 hombres del regimiento Fijo de Luisiana y toda la milicia que se pudo reunir con la gente de la ciudad. Afortunadamente la pequeña ciudad, ante la insistencia del Capitán Fernando de Leyba, había sido fuertemente fortificada meses antes mediante anillos de trincheras y una torre de piedra a la que se llamó Fuerte San Carlos.
Batalla
Los británicos llegaron el 26 de mayo y capturaron ferozmente a un grupo de agricultores y esclavos en las afueras de ciudad antes de precipitarse hacia las nutridas andanadas de los defensores, firmemente apostados. La milicia y los nativos, no acostumbrados a asaltar fortalezas, vacilaron. (El estilo clásico de guerra de los indios francocanadienses era el conocido como la petite guerre, ataques relámpago contra objetivos civiles indefensos). Así el cañón de Leyba sobre la Fortaleza San Carlos abrió fuego, ahuyentando a los invasores.
Consecuencias
La villa de 900 habitantes perdió 92 entre muertos y capturados, prácticamente todos civiles. Los británicos sufrieron una derrota similar en Cahokia, y un año más tarde los españoles de San Luis tomaron Fort St. Joseph. Con una posición en el oeste cada vez más desastrosa, los británicos entraron en negociaciones de paz en 1782.
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_San_Luis
Última edición por thingol24 el 30/12/2009, 9:55 am, editado 1 vez
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La Batalla de Lepanto
Los musulmanes ya habían arrasado con la cristiandad en el norte de Africa, en el medio oriente y otras regiones. España y Portugal se había librado después 8 siglos de lucha. La amenaza se cernía una vez mas sobre toda Europa. Los turcos se preparaban para dominarla y acabar con el Cristianismo. La situación para los cristianos era desesperada. Italia se encontraba desolada por una hambruna, el arsenal de Venecia estaba devastado por un incendio. Aprovechando esa situación los turcos invadieron a Chipre con un formidable ejército. Los defensores de Chipre fueron sometidos a las mas crueles torturas.
El Papa San Pío V trató de unificar a los cristianos para defender el continente pero contó con muy poco apoyo. Por fin se ratificó la alianza en mayo del 1571. La responsabilidad de defender el cristianismo cayó principalmente en Felipe II, rey de España, los venecianos y genoveses. Para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna como general de los galeones y Don Juan de Austria, generalísimo. El ejército contaba con 20,000 buenos soldados, además de marineros. La flota tenía 101 galeones y otros barcos mas pequeños. El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria.
La Batalla
Poco antes del amanecer del 7 de Octubre la Liga Cristiana encontró a la flota turca anclada en el puerto de Lepanto. Al ver los turcos a los cristianos, fortalecieron sus tropas y salieron en orden de batalla. Los turcos poseían la flota mas poderosa del mundo, contaban con 300 galeras, además tenían miles de cristianos esclavos de remeros.
En el lado cristiano, Barbarigo, al mando del cuerpo izquierdo, recibe órdenes de pegarse a la costa todo lo que le sea posible, para evitar que las galeras turcas lo sobrepasen y hagan una maniobra envolvente. El centro se coloca a su lado, pero el cuerpo derecho, al mando de Juan Andrea Doria, tarda en incorporarse a la formación, dejando un espacio libre entre el centro y el ala derecha.
Las galeazas, fuertemente armadas y artilladas, están situadas una milla por delante de la formación cristiana.
Los turcos tienen el viento en popa, pero, cuando están aproximándose, cambia el viento, lo que les obliga a emplear los remos.
Al llegar las primeras galeras turcas a la altura de las galeazas, éstas abrieron un nutrido fuego de artillería y fusilería, lo que hizo que algunas naves turcas empezasen a hacer ciaboga. Alí aceleró su ritmo de boga, para así estar menos tiempo sometido al castigo, y los demás le imitaron.
Pero al acelerar la boga, el cuerno derecho turco se adelantó sobre el resto de la formación, por lo que entabla el combate contra el cuerpo izquierdo cristiano. Algunas galeras turcas consiguen pasar entre las fuerzas de Barbarigo y la costa, y la galera de Barbarigo, la capitana del cuerpo izquierdo cristiano, es atacada por varias galeras turcas. Barbarigo muere en el combate de un flechazo en un ojo, y, cuando su nave está a punto de ser apresada, todas las demás galeras de su grupo acuden en su auxilio, dando la vuelta a la situación y haciendo que los turcos se retiren. Varias galeras turcas varan en la costa, y sus tripulaciones huyen por tierra.
En el centro, la capitana de Alí (la Sultana) embiste, proa con proa, a la de don Juan (la Real), dejando unidas a las dos embarcaciones en una plataforma de 110 metros. Al embicar con el golpe, recibe en su cubierta todo el fuego de artillería y fusilería de que es capaz la galera de don Juan, lo que le produce muchas bajas, repuestas inmediatamente desde otras galeras. Las galeras de Colonna, Veniero, el Duque de Parma y Urbino se ponen al costado de la de don Juan, con lo que se forma una piña de galeras cristianas y turcas en las que se lucha cuerpo a cuerpo. Álvaro de Bazán, con sus naves de socorro, interviene impidiendo que otras galeras turcas puedan unirse a esa piña, y envía 200 hombres de apoyo a la galera de don Juan. Cae rendida la galera capitana turca y los cristianos se apoderan de su estandarte. La lucha duró una hora y media. Con esto, el centro de la flota turca queda deshecho, al igual que antes su flanco derecho. Alí Baja fue abatido por siete disparos de arcabuz y un soldado de los Tercios, Andrés Becerra, descolgó el estandarte otomano y un galeote cortó la cabeza de Alí ofreciéndosela a Juan de Austria. Éste la despreció con gesto de asco y ordenó que la arrojase al mar.
En el ala izquierda turca, Uluch Alí ve que hay un hueco entre el centro y el ala izquierda cristianos, por lo que hace ademán de apartarse del centro turco, para que Juan Andrea Doria le siga y así aumentar la brecha. Cuando ve que ésta es suficiente, se lanza contra el costado derecho del centro cristiano, con sus 93 buques y la gente fresca, produciendo grandes daños a la capitana de Malta, a 10 galeras venecianas, a dos del Papa y a otra de Saboya. Juan de Cardona acude con 8 galeras y el de Bazán con la escuadra de reserva, consiguiendo detener el ímpetu del ataque turco, que estuvo a punto de cambiar la suerte del combate.
Uluch Alí, viendo que todo el centro cristiano se dirige a atacarle y que las galeras de Doria están a punto de llegar, corta los remolques de las galeras que había apresado y consigue huir con 16 galeras.
Juan de Austria sufrió una herida en un pie.
Hasta la puesta del sol continúa el combate a base de escaramuzas entre galeras aisladas, y, al anunciarse mal tiempo, ordena don Juan reunirse y marchar con las presas al puerto de Petala.
Al día siguiente volvieron los cristianos al campo de batalla para recoger y auxiliar a los buques desmantelados y a los náufragos.
Resultados de la batalla
En Petala los cristianos efectúan el recuento de bajas. Se contabiliza la pérdida de 12 galeras cristianas (aunque luego ascendieron a 40 por los graves daños sufridos) y de 7.600 hombres, de los que 2.000 eran españoles, 880 de la escuadra del Papa y 4700 venecianos. Hubo 4.000 heridos.
Se cuentan «170 galeras y 20 galeotas de 12 bancos arriba» apresadas a los turcos, de las que sólo 130 estaban útiles, quemándose las otras 60. Se hicieron 5.000 prisioneros y se liberaron 12.000 cautivos cristianos. Se estimaron entre 20.000 y 30.000 los muertos del bando turco.
Algunas observaciones
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Lepanto
PD: He intentado resumir todo lo que puedo, porque sino se hace un poco pesado, pero no encuentro una version que me guste. Al final he quitado cosas y he resumido los antecedentes, dejando la parte de la batalla sacada de la wikipedia.
El Papa San Pío V trató de unificar a los cristianos para defender el continente pero contó con muy poco apoyo. Por fin se ratificó la alianza en mayo del 1571. La responsabilidad de defender el cristianismo cayó principalmente en Felipe II, rey de España, los venecianos y genoveses. Para evitar rencillas, se declaró al Papa como jefe de la liga, Marco Antonio Colonna como general de los galeones y Don Juan de Austria, generalísimo. El ejército contaba con 20,000 buenos soldados, además de marineros. La flota tenía 101 galeones y otros barcos mas pequeños. El Papa envió su bendición apostólica y predijo la victoria.
La Batalla
Poco antes del amanecer del 7 de Octubre la Liga Cristiana encontró a la flota turca anclada en el puerto de Lepanto. Al ver los turcos a los cristianos, fortalecieron sus tropas y salieron en orden de batalla. Los turcos poseían la flota mas poderosa del mundo, contaban con 300 galeras, además tenían miles de cristianos esclavos de remeros.
En el lado cristiano, Barbarigo, al mando del cuerpo izquierdo, recibe órdenes de pegarse a la costa todo lo que le sea posible, para evitar que las galeras turcas lo sobrepasen y hagan una maniobra envolvente. El centro se coloca a su lado, pero el cuerpo derecho, al mando de Juan Andrea Doria, tarda en incorporarse a la formación, dejando un espacio libre entre el centro y el ala derecha.
Las galeazas, fuertemente armadas y artilladas, están situadas una milla por delante de la formación cristiana.
Los turcos tienen el viento en popa, pero, cuando están aproximándose, cambia el viento, lo que les obliga a emplear los remos.
Al llegar las primeras galeras turcas a la altura de las galeazas, éstas abrieron un nutrido fuego de artillería y fusilería, lo que hizo que algunas naves turcas empezasen a hacer ciaboga. Alí aceleró su ritmo de boga, para así estar menos tiempo sometido al castigo, y los demás le imitaron.
Pero al acelerar la boga, el cuerno derecho turco se adelantó sobre el resto de la formación, por lo que entabla el combate contra el cuerpo izquierdo cristiano. Algunas galeras turcas consiguen pasar entre las fuerzas de Barbarigo y la costa, y la galera de Barbarigo, la capitana del cuerpo izquierdo cristiano, es atacada por varias galeras turcas. Barbarigo muere en el combate de un flechazo en un ojo, y, cuando su nave está a punto de ser apresada, todas las demás galeras de su grupo acuden en su auxilio, dando la vuelta a la situación y haciendo que los turcos se retiren. Varias galeras turcas varan en la costa, y sus tripulaciones huyen por tierra.
En el centro, la capitana de Alí (la Sultana) embiste, proa con proa, a la de don Juan (la Real), dejando unidas a las dos embarcaciones en una plataforma de 110 metros. Al embicar con el golpe, recibe en su cubierta todo el fuego de artillería y fusilería de que es capaz la galera de don Juan, lo que le produce muchas bajas, repuestas inmediatamente desde otras galeras. Las galeras de Colonna, Veniero, el Duque de Parma y Urbino se ponen al costado de la de don Juan, con lo que se forma una piña de galeras cristianas y turcas en las que se lucha cuerpo a cuerpo. Álvaro de Bazán, con sus naves de socorro, interviene impidiendo que otras galeras turcas puedan unirse a esa piña, y envía 200 hombres de apoyo a la galera de don Juan. Cae rendida la galera capitana turca y los cristianos se apoderan de su estandarte. La lucha duró una hora y media. Con esto, el centro de la flota turca queda deshecho, al igual que antes su flanco derecho. Alí Baja fue abatido por siete disparos de arcabuz y un soldado de los Tercios, Andrés Becerra, descolgó el estandarte otomano y un galeote cortó la cabeza de Alí ofreciéndosela a Juan de Austria. Éste la despreció con gesto de asco y ordenó que la arrojase al mar.
En el ala izquierda turca, Uluch Alí ve que hay un hueco entre el centro y el ala izquierda cristianos, por lo que hace ademán de apartarse del centro turco, para que Juan Andrea Doria le siga y así aumentar la brecha. Cuando ve que ésta es suficiente, se lanza contra el costado derecho del centro cristiano, con sus 93 buques y la gente fresca, produciendo grandes daños a la capitana de Malta, a 10 galeras venecianas, a dos del Papa y a otra de Saboya. Juan de Cardona acude con 8 galeras y el de Bazán con la escuadra de reserva, consiguiendo detener el ímpetu del ataque turco, que estuvo a punto de cambiar la suerte del combate.
Uluch Alí, viendo que todo el centro cristiano se dirige a atacarle y que las galeras de Doria están a punto de llegar, corta los remolques de las galeras que había apresado y consigue huir con 16 galeras.
Juan de Austria sufrió una herida en un pie.
Hasta la puesta del sol continúa el combate a base de escaramuzas entre galeras aisladas, y, al anunciarse mal tiempo, ordena don Juan reunirse y marchar con las presas al puerto de Petala.
Al día siguiente volvieron los cristianos al campo de batalla para recoger y auxiliar a los buques desmantelados y a los náufragos.
Resultados de la batalla
En Petala los cristianos efectúan el recuento de bajas. Se contabiliza la pérdida de 12 galeras cristianas (aunque luego ascendieron a 40 por los graves daños sufridos) y de 7.600 hombres, de los que 2.000 eran españoles, 880 de la escuadra del Papa y 4700 venecianos. Hubo 4.000 heridos.
Se cuentan «170 galeras y 20 galeotas de 12 bancos arriba» apresadas a los turcos, de las que sólo 130 estaban útiles, quemándose las otras 60. Se hicieron 5.000 prisioneros y se liberaron 12.000 cautivos cristianos. Se estimaron entre 20.000 y 30.000 los muertos del bando turco.
Algunas observaciones
- Aunque los turcos tenían más hombres y más naves que los cristianos, las galeotas no podían oponerse a las galeras.
- En las galeras turcas, salvo en las 40 ó 50 galeras reales, había menos hombres de guerra que en las cristianas, gracias a la previsión de don Juan de embarcar tropas españolas en las galeras venecianas.
- Los cristianos usaban arcabuces, mientras que los turcos preferían las flechas. Consideraban que en el tiempo de cargar un arcabuz un arquero podía disparar treinta flechas. Pero ni los daños, ni el alcance, ni la puntería eran comparables.
- En Mesina, don Juan había ordenado rebajar los espolones de las galeras y cerrar las esculturas de adorno de proa, con lo que los cañones tenían más campo de tiro.
- Pese a la esperanza puesta en ellas, la potencia artillera de la galeazas no tuvo casi influencia en el combate, pero sirvieron para desbaratar la formación de combate turca, al adelantarse su cuerno derecho.
- La victoria de la batalla fué atribuída a la Virgen del Rosario, Patrona de Alcázar de San Juan, venerada en la Parroquia de Santa María la Mayor, por eso al ser el fin de la batalla el dia 7 de Octubre, Domingo, se celebra el primer Domingo de Octubre la festividad de la Bienaventuranza de la Virgen del Rosario.
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Lepanto
PD: He intentado resumir todo lo que puedo, porque sino se hace un poco pesado, pero no encuentro una version que me guste. Al final he quitado cosas y he resumido los antecedentes, dejando la parte de la batalla sacada de la wikipedia.
Última edición por thingol24 el 30/12/2009, 10:02 am, editado 1 vez
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Sitio de Ostende
El sitio de Ostende fue un asedio de más de tres años de duración en el que los tercios del Imperio español cercaron y conquistaron la ciudad de Ostende (actual Bélgica), defendida por las fuerzas de las Provincias Unidas de los Países Bajos con el apoyo de tropas inglesas, desarrollado en el contexto de la Guerra de Flandes.
El empeño de ambas bandos en la disputa por la única plaza holandesa en la provincia de Flandes, hizo que la campaña se prolongase más que cualquier otra en el transcurso de la guerra, provocando uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: más de 100.000 personas resultaron muertas durante el sitio.
Tras la conquista de Ostende por los tercios de Ambrosio Spinola, la ciudad quedó totalmente destruida. Los objetivos españoles de controlar la plaza, con un alto valor estratégico por su situación geográfica dominando el mar del Norte, se vieron frustrados por la conquista holandesa del puerto de un mes antes de la rendición de Ostende. El coste económico de una campaña tan larga y el elevado número de bajas llevaron a los dos bandos en guerra a plantearse la necesidad de una tregua, que se plasmaría cinco años después en la Tregua de los doce años
El asedio
El sitio de Ostende fue una campaña completa dentro de la guerra, que acaparó las energías de ambos bandos en conflicto, extendiéndose por toda la zona geográfica circundante: una sucesión constante de combates terrestres y navales, intentos de asalto y contraataques, obras de ingeniería militar e innovaciones tecnológicas, labores de espionaje y diplomacia, misiones para conseguir apoyo financiero, motines y deserciones de ambos bandos. Tuvo cobertura mediática internacional, espectadores ajenos contemplando el sitio, justificaciones religiosas. Escuela militar de Europa, universidad de la guerra, nueva Troya, gran carnaval de la muerte, fueron algunos de los calificativos que se le dieron.
Fuerzas en combate
Los tercios del Imperio español eran considerados en su época como la élite de los cuerpos militares, que mantuvieron la hegemonía militar española durante el siglo XVI y parte del XVII. La calidad de su organización y la estricta disciplina, que los hacían tan eficientes, no eran obstáculos para que en determinadas circunstancias (retrasos en las pagas o condiciones precarias) sus protestas desembocaran en motines violentos. El número de efectivos en Ostende osciló entre 8.000 y 20.000, relevándose a lo largo del asedio; (esta cifra no incluye los acompañantes no combatientes en la retaguardia: mochileros, criados, prostitutas, comerciantes, etc).
Las fuerzas defensoras de Ostende, parte del ejército de las Provincias Unidas, reorganizado años antes por Mauricio de Nassau, basaba su fuerza en la (aparente) inexpugnabilidad de las fortificaciones de la plaza, la superioridad de los holandeses en el mar y la imposibilidad física de los tercios de cerrar la parte norte de Ostende, por donde durante todo el asedio la ciudad recibió refuerzos y suministros por vía marítima. El número de soldados de la guarnición varió durante la campaña entre 3.000 y 8.000, sin contar el personal civil.
Aunque en ambos bandos la atención sanitaria estaba prevista en los campamentos, con la presencia de barberos, médicos, boticarios y hospitales de campaña, el alto número de heridos después de un combate, desbordando la capacidad del personal médico, hacía que las amputaciones fueran la solución habitual. Las deficientes condiciones higiénicas extendían las infecciones y la peste, causante de mayor número de muertes que los combates.
Espadas, puñales, picas, arcabuces y mosquetes fueron las armas más utilizadas, además de rudimentarios (e imprevisibles) explosivos y granadas de manom y especialmente artillería, de la que se haría un uso intensivo en Ostende.
Internacionalidad
En el conflicto participaron actores de múltiples nacionalidades: los defensores holandeses contaban con la ayuda de un numeroso contingente de ingleses enviados en apoyo de la causa protestante por Isabel I de Inglaterra, por aquel entonces en guerra contra España, escoceses, flamencos, franceses con el favor de Enrique IV de Francia y alemanes de los principados protestantes. Por parte de los atacantes, los tercios del Imperio español estaban compuestos por soldados reclutados en todos los dominios de los Habsburgo, castellanos, portugueses, italianos, alemanes, valones, suizos, borgoñones, flamencos leales a España, irlandeses, además de mercenarios de otros países. El papa Clemente VIII también apoyaría la causa católica de los atacantes, enviando dinero y asesores militares. Emanuel van Meteren, cronista del sitio, lo definiría como «una olla podrida de nacionalidades».
Campaña militar
El 5 de julio de 1601 entre 12.000 y 20.000 soldados de los tercios del Imperio español bajo el mando del archiduque Alberto de Austria pusieron cerco a la villa de Ostende. Los defensores contaban con 7.000 u 8.000 hombres, entre ellos 2.000 ingleses. A mediados de julio llegó Sir Francis Vere, militar inglés, héroe de la batalla de Nieuwpoort, designado por los Estados Generales de los Países Bajos para ocuparse de la defensa de la plaza en sustitución del gobernador Charles van der Noot.
Cincuenta piezas de artillería españolas cañoneaban la ciudad, mientras los soldados de los tercios intentaban cegar los fosos para poder vadearlos. El conde de Bucquoy, al mando de las fuerzas sitiadoras al este de Ostende, ante la imposibilidad de hacer lo mismo debido a la corriente del canal Geule, comenzó la construcción de un dique desde su posición hacia la ciudad, donde colocar artillería con la que batir los barcos que entraban y salían por el norte. Estas obras eran constantemente interrumpidas por las crecidas del mar, desarrollándose bajo el fuego proveniente de la ciudad, que seguía recibiendo refuerzos y suministros por su lado norte por vía marítima.
Mauricio de Nassau, al frente del ejército de las Provincias Unidas marchó a socorrer a la ciudad. Contra la opinión de los Estados Generales, que le instaban a enfrentarse a los asediadores y expulsarlos del campo de batalla, consciente de la imprudencia de provocar un ataque directo, optó por recorrer las áreas circundantes, en un intento por bloquear los suministros españoles y desviar la atención de éstos fuera de Ostende. Tomó Rhinberg y Meurs, y en noviembre plantó asedio a la ciudad de Bolduque, que resultó fallido por el socorro de Frederic van den Berg, primo de Mauricio al servicio del archiduque.
Alberto de Austria envió a un espía llamado Coningsby, quien pasó a Inglaterra, consiguió cartas de recomendación para Francis Vere y entró en Ostende al servicio de los defensores; desde dentro informó a los españoles, hasta que fue descubierto y expulsado de la ciudad.
Negociaciones de rendición
En diciembre de 1601 el número de los defensores de la guarnición había bajado a menos de 3.000; de las fuerzas españolas que iniciaron el asedio quedaban menos de 8.000 efectivos.La artillería de los tercios había disparado 163.000 proyectiles dentro de la ciudad y no quedaba dentro de ella ningun edificio sin daños.
El 23 de diciembre, tras cinco meses y medio de asedio y después de dos meses sin recibir refuerzos, enterado Francis Vere de los preparativos de un gran asalto inminente a la ciudad por parte de las tropas españolas, propuso parlamento a los españoles, en una estratagema por ganar tiempo para esperar la llegada de refuerzos; envió a dos de sus capitanes, John Ogle y Charles Fairfax, como rehenes al campamento de los sitiadores, mientras éstos enviaron a Mateo Antonio, intendente general del ejército español, y a Mateo Serrano, gobernador de La Esclusa, al interior de la fortaleza de Ostende para negociar las condiciones de la rendición. El día 25, durante el transcurso de las conversaciones llegaron tres naves con 600 zelandeses como refuerzo a Ostende, tras lo cual Vere rompió las negociaciones.
Asalto
El 7 de enero de 1602 se produjo el asalto que las fuerzas españolas habían pospuesto durante las conversaciones; después de bombardear intensamente la plaza durante todo el día, aprovecharon la marea baja del atardecer para cruzar los fosos y atacar por los tres flancos posibles: este, sur y oeste. Parapetados tras los amurallamientos de la ciudad, los defensores rechazaron fácilmente el ataque, que se saldó con la muerte de entre 800 y 1.500 soldados de los tercios; aproximadamente otros 2.000 murieron ahogados cuando desde la ciudad abrieron las esclusas que anegaban los fosos.Tras el fracaso de este asalto, los soldados de los tercios se amotinaron como protesta por el elevado número de bajas habidas, culpando a sus mandos de haberles llevado a una muerte segura; el archiduque Alberto de Austria hubo de sofocar el motín con el fusilamiento de varios de los participantes.
Relevo de Vere
En marzo de 1602, Francis Vere sería destinado a servir con las fuerzas de Mauricio de Nassau, por lo que su lugar en la defensa de Ostende lo ocuparía el coronel zelandés Frederic van Dorp. En julio de este mismo año Mauricio puso sitio a Grave, tomándola el 18 de septiembre, y continuó su avance por Brabante y Luxemburgo.
Los Spinola
Federico y Ambrosio Spinola, hermanos genoveses, ofrecieron sus servicios al rey de España: Federico Spinola llegó a la corte española en Valladolid, donde Felipe III puso a su disposición seis galeras, con las que marchó a La Esclusa, desde donde hostigó a los holandeses por mar. Posteriormente se le concederían otras ocho, de las que cinco se perderían en el camino desde España, en enfrentamientos con la flota holandesa. Por su parte Ambrosio Spinola, junto con el conde de Fuentes, gobernador de Milán, reclutó 8.000 hombres en Italia, a costa de su propio patrimonio y del crédito concedido por los banqueros genoveses, que partieron hacia Ostende para reforzar las tropas del archiduque.
Motines
La falta de pagas y la escasez de víveres entre los asediadores llevaron a un cuerpo de 3.000 soldados de los tercios italianos a amotinarse; se hicieron fuertes en Hoogstraeten, desoyendo los llamamientos a la disciplina que les hizo el archiduque; alentados por Mauricio de Nassau, se pasaron a las filas enemigas.
Diplomacia
La muerte de la reina Isabel I de Inglaterra en marzo de 1603, y su sucesión por Jacobo I dio lugar a conversaciones diplomáticas en las que tanto los embajadores de España, Juan de Tassis y Acuña y el duque de Frías Juan Fernández de Velasco, como Johan van Oldenbarnevelt al frente de la delegación de las Provincias Unidas intentaron atraer la complicidad del nuevo monarca inglés en el conflicto de Flandes, del que Ostende era el tema central. La respuesta inglesa no se haría efectiva hasta la firma del tratado de Londres de 1604, en el que Inglaterra firmaría la paz con España, comprometiéndose a no prestar ayuda a los rebeldes holandeses. La puesta en práctica de las cláusulas del tratado se llevaría a cabo finalizado el sitio de Ostende.
El mando de Ambrosio Spinola
A. Spinola
Tras dos años de campaña, los progresos que las tropas del archiduque habían logrado en el asedio eran escasos: los intentos por cegar el Old Haven por el oeste no habían dado el resultado esperado, y el dique que Bucquoy mantenía por el este no había conseguido detener el transporte marítimo a la ciudad: el puerto seguía recibiendo barcos con tropas de refuerzo y víveres suficientes. Sólo los reductos exteriores habían sido conquistados.
En octubre de 1603, Ambrosio Spinola sucedió a Alberto de Austria en el mando de las fuerzas españolas. Spinola, proveniente de una familia noble genovesa, no tenía ninguna experiencia militar anterior, pero su conocimiento de la teoría militar, su implicación personal en el conflicto y su personalidad carismática, sirviendo como incentivo a las tropas, acelerarían los avances hacia la conquista de la ciudad.
Spinola se centró en atacar la ciudad por la parte oeste y suroeste, paralizando la construcción del dique que las tropas del conde de Bucquoy levantaban en la parte este.
Peter van Gieselles sustituyó a Charles van der Noot en el gobierno de la ciudad a finales de 1603. Entre febrero y marzo de 1604 la ciudad sufrió graves daños a causa de las fuertes tormentas. Muerto en combate van Gieselle en marzo, le sucedió el coronel John van Loon, también muerto cuatro días después por el impacto de una bala de cañón; su sustituto provisional el sargento mayor Jacques de Bievry sería malherido y evacuado a Zelanda. Jacques van der Meer, barón de Berendrecht, sería designado como comandante de la plaza, muerto poco después de un mosquetazo; su puesto sería ocupado por el coronel holandés Uytenhoove quien, malherido, sería a su vez reemplazado por el valón Daniel d´Hertaing.
Sitio de La Esclusa
Mauricio de Nassau y su primo Guillermo Luis de Nassau, al frente de un ejército de 11.000 –18.000 hombres penetraron en Flandes en abril de 1604, poniendo sitio a la ciudad de La Esclusa; aunque Luis de Velasco, general de la caballería española, y más tarde el propio Spinola acudieron en su socorro, no pudieron evitar su pérdida; en agosto, el gobernador de la ciudad Mateo Serrano la rindió a los holandeses.
Rendición
El 2 de junio los asediadores de Ostende consiguieron abatir la muralla de la parte sur de la ciudad, para descubrir que durante el asedio los defensores habían levantado otra muralla interior. Parapetados los españoles en la recién conquistada muralla exterior y los holandeses en la interior, arreciaron los combates, ya de por sí intensos.
El 20 de septiembre el gobernador de Ostende Daniel d´Hertaing rindió la ciudad ante las fuerzas de Ambrosio Spinola. Los 3.000 ocupantes de la ciudad fueron respetados y se les permitió marchar hacia Flesinga.En este punto los españoles habían perdido aproximadamente 55.000 hombres en los combates
Ingeniería militar
Invenciones del arquitecto italiano Pompeo Targone
Mientras en la toma de otras ciudades fortificadas la costumbre era la excavación de trincheras hacia las murallas y la colocación de minas explosivas bajo éstas, la particularidad del terreno sobre el que se asentaba Ostende, rodeado de fosos y canales, no permitió la aplicación de estas técnicas. Los ingenieros militares de los asediadores se vieron obligados a idear nuevos métodos que facilitaran la conquista. Entre ellos Pompeo Targone, arquitecto italiano al servicio de las tropas españolas, diseñó diversos artefactos a tal efecto (imagen izquierda):
1 y 3, la construcción de los llamados coloquialmente salchichones, estructuras de mimbre rellenas de piedras y tierra que eran hundidas en los fosos por los soldados de los tercios; se utilizaron en la parte oeste de la ciudad para permitir al vado del canal Old Haven.
2 y 4, al este, el canal Geule, más profundo y caudaloso que el Old Haven, no permitía la técnica anterior; las tropas del conde de Bucquoy, aprovechando las horas de la bajamar, construyeron un dique hacia la ciudad sobre el que montaron piezas de artillería para impedir la entrada de barcos hacia el puerto; sobre el proceso de construcción de este dique escribiría Pompeo Giustiniano:Primero se clavaban estacas, de 15 pies de largo, a las que luego se ataban otras longitudinalmente mediante cabos fabricados con leños retorcidos, elevándose la obra lo suficiente para que la creciente del agua no la inundase; después se metía dentro mucha arena para resistir el ímpetu del mar. Sobre el dicho dique se levantó también un parapeto de tierra y fajinas de 30 pies de largo, dejándose a la distancia conveniente, cañoneras para meter las piezas de artillería.
6, cañones montados sobre barcas que se adentraban en los fosos para bombardear la ciudad desde posiciones más cercanas; este diseño resultaría un fracaso: se hundió en su primer viaje antes de poder realizar el primer disparo.
8, puente levadizo móvil, conocido como puente de Targone: el propio Spinola hizo notar que un único proyectil de la artillería holandesa impactando en una de sus ruedas podría inutilizarlo definitivamente.
Los trabajos de los defensores no serían menores: la reparación de las murallas exteriores destruidas por la artillería de los tercios y la erección de la muralla interior requirieron de todos los materiales disponibles. A mediados de 1604, la mayoría de los edificios de Ostende, incluyendo la única iglesia habían sido desmantelados para reutilizar sus piedras y vigas en la reconstrucción de las defensas de la ciudad.
La época, al final del Renacimiento sería propicia para los avances tecnológicos. A la derecha, el «carro a vela», vehículo anfibio diseñado por Simon Stevin, probado con éxito por Mauricio de Nassau en su viaje inaugural en 1602.
Consecuencias
Tras la rendición, los ejércitos españoles encontraron una ciudad completamente devastada. Tres años, dos meses y dos semanas de asedio bajo el fuego casi constante de la artillería, los esfuerzos de los defensores por reconstruir las murallas destruidas a costa de la utilización de los materiales de construcción de la ciudad y las enfermedades sufridas por la población durante el sitio, habían dejado Ostende en unas condiciones lamentables.
A pesar de que las autoridades españolas consideraron la toma de Ostende un éxito militar y lo utilizaron como argumento propagandístico, el tiempo y dinero invertidos en el asedio y el elevado número de bajas hacen posible considerarlo objetivamente una empresa ruinosa (la Hacienda Real española se declararía en quiebra en 1607, en parte por los gastos de la guerra de Flandes). El cansancio económico y militar por un asedio tan largo llevaría a los dos bandos en conflicto a mantener una tregua tácita durante el invierno de 1604–1605, preludio de la tregua de los doce años firmada en 1609.
Las intenciones estratégicas españolas de arrebatar a los holandeses su único puerto militar en la parte occidental del mar del Norte, se vieron compensadas por la conquista por Mauricio de Nassau de la ciudad de La Esclusa, que a partir de ese momento pasó a ocupar el lugar de Ostende como base de operaciones militares navales de los holandeses.
Tras la victoria, Ambrosio Spinola fue nombrado maestre de campo general, mando supremo del ejército en Flandes. Agustín Mexía quedó como gobernador de Ostende.
El sitio de Ostende está considerado como la campaña militar más larga de la Guerra de los Ochenta Años, y uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: durante su desarrollo murieron más de 100.000 personas de ambos bandos, en una cantidad imposible de precisar. A principios del siglo XXI, cuatrocientos años después del sitio, en las obras de acondicionamiento del centro urbano de Ostende todavía seguían apareciendo restos humanos que se atribuyen a las víctimas del asedio
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Ostende
El empeño de ambas bandos en la disputa por la única plaza holandesa en la provincia de Flandes, hizo que la campaña se prolongase más que cualquier otra en el transcurso de la guerra, provocando uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: más de 100.000 personas resultaron muertas durante el sitio.
Tras la conquista de Ostende por los tercios de Ambrosio Spinola, la ciudad quedó totalmente destruida. Los objetivos españoles de controlar la plaza, con un alto valor estratégico por su situación geográfica dominando el mar del Norte, se vieron frustrados por la conquista holandesa del puerto de un mes antes de la rendición de Ostende. El coste económico de una campaña tan larga y el elevado número de bajas llevaron a los dos bandos en guerra a plantearse la necesidad de una tregua, que se plasmaría cinco años después en la Tregua de los doce años
El asedio
El sitio de Ostende fue una campaña completa dentro de la guerra, que acaparó las energías de ambos bandos en conflicto, extendiéndose por toda la zona geográfica circundante: una sucesión constante de combates terrestres y navales, intentos de asalto y contraataques, obras de ingeniería militar e innovaciones tecnológicas, labores de espionaje y diplomacia, misiones para conseguir apoyo financiero, motines y deserciones de ambos bandos. Tuvo cobertura mediática internacional, espectadores ajenos contemplando el sitio, justificaciones religiosas. Escuela militar de Europa, universidad de la guerra, nueva Troya, gran carnaval de la muerte, fueron algunos de los calificativos que se le dieron.
Fuerzas en combate
Los tercios del Imperio español eran considerados en su época como la élite de los cuerpos militares, que mantuvieron la hegemonía militar española durante el siglo XVI y parte del XVII. La calidad de su organización y la estricta disciplina, que los hacían tan eficientes, no eran obstáculos para que en determinadas circunstancias (retrasos en las pagas o condiciones precarias) sus protestas desembocaran en motines violentos. El número de efectivos en Ostende osciló entre 8.000 y 20.000, relevándose a lo largo del asedio; (esta cifra no incluye los acompañantes no combatientes en la retaguardia: mochileros, criados, prostitutas, comerciantes, etc).
Las fuerzas defensoras de Ostende, parte del ejército de las Provincias Unidas, reorganizado años antes por Mauricio de Nassau, basaba su fuerza en la (aparente) inexpugnabilidad de las fortificaciones de la plaza, la superioridad de los holandeses en el mar y la imposibilidad física de los tercios de cerrar la parte norte de Ostende, por donde durante todo el asedio la ciudad recibió refuerzos y suministros por vía marítima. El número de soldados de la guarnición varió durante la campaña entre 3.000 y 8.000, sin contar el personal civil.
Aunque en ambos bandos la atención sanitaria estaba prevista en los campamentos, con la presencia de barberos, médicos, boticarios y hospitales de campaña, el alto número de heridos después de un combate, desbordando la capacidad del personal médico, hacía que las amputaciones fueran la solución habitual. Las deficientes condiciones higiénicas extendían las infecciones y la peste, causante de mayor número de muertes que los combates.
Espadas, puñales, picas, arcabuces y mosquetes fueron las armas más utilizadas, además de rudimentarios (e imprevisibles) explosivos y granadas de manom y especialmente artillería, de la que se haría un uso intensivo en Ostende.
Internacionalidad
En el conflicto participaron actores de múltiples nacionalidades: los defensores holandeses contaban con la ayuda de un numeroso contingente de ingleses enviados en apoyo de la causa protestante por Isabel I de Inglaterra, por aquel entonces en guerra contra España, escoceses, flamencos, franceses con el favor de Enrique IV de Francia y alemanes de los principados protestantes. Por parte de los atacantes, los tercios del Imperio español estaban compuestos por soldados reclutados en todos los dominios de los Habsburgo, castellanos, portugueses, italianos, alemanes, valones, suizos, borgoñones, flamencos leales a España, irlandeses, además de mercenarios de otros países. El papa Clemente VIII también apoyaría la causa católica de los atacantes, enviando dinero y asesores militares. Emanuel van Meteren, cronista del sitio, lo definiría como «una olla podrida de nacionalidades».
Campaña militar
El 5 de julio de 1601 entre 12.000 y 20.000 soldados de los tercios del Imperio español bajo el mando del archiduque Alberto de Austria pusieron cerco a la villa de Ostende. Los defensores contaban con 7.000 u 8.000 hombres, entre ellos 2.000 ingleses. A mediados de julio llegó Sir Francis Vere, militar inglés, héroe de la batalla de Nieuwpoort, designado por los Estados Generales de los Países Bajos para ocuparse de la defensa de la plaza en sustitución del gobernador Charles van der Noot.
Cincuenta piezas de artillería españolas cañoneaban la ciudad, mientras los soldados de los tercios intentaban cegar los fosos para poder vadearlos. El conde de Bucquoy, al mando de las fuerzas sitiadoras al este de Ostende, ante la imposibilidad de hacer lo mismo debido a la corriente del canal Geule, comenzó la construcción de un dique desde su posición hacia la ciudad, donde colocar artillería con la que batir los barcos que entraban y salían por el norte. Estas obras eran constantemente interrumpidas por las crecidas del mar, desarrollándose bajo el fuego proveniente de la ciudad, que seguía recibiendo refuerzos y suministros por su lado norte por vía marítima.
Mauricio de Nassau, al frente del ejército de las Provincias Unidas marchó a socorrer a la ciudad. Contra la opinión de los Estados Generales, que le instaban a enfrentarse a los asediadores y expulsarlos del campo de batalla, consciente de la imprudencia de provocar un ataque directo, optó por recorrer las áreas circundantes, en un intento por bloquear los suministros españoles y desviar la atención de éstos fuera de Ostende. Tomó Rhinberg y Meurs, y en noviembre plantó asedio a la ciudad de Bolduque, que resultó fallido por el socorro de Frederic van den Berg, primo de Mauricio al servicio del archiduque.
Alberto de Austria envió a un espía llamado Coningsby, quien pasó a Inglaterra, consiguió cartas de recomendación para Francis Vere y entró en Ostende al servicio de los defensores; desde dentro informó a los españoles, hasta que fue descubierto y expulsado de la ciudad.
Negociaciones de rendición
En diciembre de 1601 el número de los defensores de la guarnición había bajado a menos de 3.000; de las fuerzas españolas que iniciaron el asedio quedaban menos de 8.000 efectivos.La artillería de los tercios había disparado 163.000 proyectiles dentro de la ciudad y no quedaba dentro de ella ningun edificio sin daños.
El 23 de diciembre, tras cinco meses y medio de asedio y después de dos meses sin recibir refuerzos, enterado Francis Vere de los preparativos de un gran asalto inminente a la ciudad por parte de las tropas españolas, propuso parlamento a los españoles, en una estratagema por ganar tiempo para esperar la llegada de refuerzos; envió a dos de sus capitanes, John Ogle y Charles Fairfax, como rehenes al campamento de los sitiadores, mientras éstos enviaron a Mateo Antonio, intendente general del ejército español, y a Mateo Serrano, gobernador de La Esclusa, al interior de la fortaleza de Ostende para negociar las condiciones de la rendición. El día 25, durante el transcurso de las conversaciones llegaron tres naves con 600 zelandeses como refuerzo a Ostende, tras lo cual Vere rompió las negociaciones.
Asalto
El 7 de enero de 1602 se produjo el asalto que las fuerzas españolas habían pospuesto durante las conversaciones; después de bombardear intensamente la plaza durante todo el día, aprovecharon la marea baja del atardecer para cruzar los fosos y atacar por los tres flancos posibles: este, sur y oeste. Parapetados tras los amurallamientos de la ciudad, los defensores rechazaron fácilmente el ataque, que se saldó con la muerte de entre 800 y 1.500 soldados de los tercios; aproximadamente otros 2.000 murieron ahogados cuando desde la ciudad abrieron las esclusas que anegaban los fosos.Tras el fracaso de este asalto, los soldados de los tercios se amotinaron como protesta por el elevado número de bajas habidas, culpando a sus mandos de haberles llevado a una muerte segura; el archiduque Alberto de Austria hubo de sofocar el motín con el fusilamiento de varios de los participantes.
Relevo de Vere
En marzo de 1602, Francis Vere sería destinado a servir con las fuerzas de Mauricio de Nassau, por lo que su lugar en la defensa de Ostende lo ocuparía el coronel zelandés Frederic van Dorp. En julio de este mismo año Mauricio puso sitio a Grave, tomándola el 18 de septiembre, y continuó su avance por Brabante y Luxemburgo.
Los Spinola
Federico y Ambrosio Spinola, hermanos genoveses, ofrecieron sus servicios al rey de España: Federico Spinola llegó a la corte española en Valladolid, donde Felipe III puso a su disposición seis galeras, con las que marchó a La Esclusa, desde donde hostigó a los holandeses por mar. Posteriormente se le concederían otras ocho, de las que cinco se perderían en el camino desde España, en enfrentamientos con la flota holandesa. Por su parte Ambrosio Spinola, junto con el conde de Fuentes, gobernador de Milán, reclutó 8.000 hombres en Italia, a costa de su propio patrimonio y del crédito concedido por los banqueros genoveses, que partieron hacia Ostende para reforzar las tropas del archiduque.
Motines
La falta de pagas y la escasez de víveres entre los asediadores llevaron a un cuerpo de 3.000 soldados de los tercios italianos a amotinarse; se hicieron fuertes en Hoogstraeten, desoyendo los llamamientos a la disciplina que les hizo el archiduque; alentados por Mauricio de Nassau, se pasaron a las filas enemigas.
Diplomacia
La muerte de la reina Isabel I de Inglaterra en marzo de 1603, y su sucesión por Jacobo I dio lugar a conversaciones diplomáticas en las que tanto los embajadores de España, Juan de Tassis y Acuña y el duque de Frías Juan Fernández de Velasco, como Johan van Oldenbarnevelt al frente de la delegación de las Provincias Unidas intentaron atraer la complicidad del nuevo monarca inglés en el conflicto de Flandes, del que Ostende era el tema central. La respuesta inglesa no se haría efectiva hasta la firma del tratado de Londres de 1604, en el que Inglaterra firmaría la paz con España, comprometiéndose a no prestar ayuda a los rebeldes holandeses. La puesta en práctica de las cláusulas del tratado se llevaría a cabo finalizado el sitio de Ostende.
El mando de Ambrosio Spinola
A. Spinola
Tras dos años de campaña, los progresos que las tropas del archiduque habían logrado en el asedio eran escasos: los intentos por cegar el Old Haven por el oeste no habían dado el resultado esperado, y el dique que Bucquoy mantenía por el este no había conseguido detener el transporte marítimo a la ciudad: el puerto seguía recibiendo barcos con tropas de refuerzo y víveres suficientes. Sólo los reductos exteriores habían sido conquistados.
En octubre de 1603, Ambrosio Spinola sucedió a Alberto de Austria en el mando de las fuerzas españolas. Spinola, proveniente de una familia noble genovesa, no tenía ninguna experiencia militar anterior, pero su conocimiento de la teoría militar, su implicación personal en el conflicto y su personalidad carismática, sirviendo como incentivo a las tropas, acelerarían los avances hacia la conquista de la ciudad.
Spinola se centró en atacar la ciudad por la parte oeste y suroeste, paralizando la construcción del dique que las tropas del conde de Bucquoy levantaban en la parte este.
Peter van Gieselles sustituyó a Charles van der Noot en el gobierno de la ciudad a finales de 1603. Entre febrero y marzo de 1604 la ciudad sufrió graves daños a causa de las fuertes tormentas. Muerto en combate van Gieselle en marzo, le sucedió el coronel John van Loon, también muerto cuatro días después por el impacto de una bala de cañón; su sustituto provisional el sargento mayor Jacques de Bievry sería malherido y evacuado a Zelanda. Jacques van der Meer, barón de Berendrecht, sería designado como comandante de la plaza, muerto poco después de un mosquetazo; su puesto sería ocupado por el coronel holandés Uytenhoove quien, malherido, sería a su vez reemplazado por el valón Daniel d´Hertaing.
Sitio de La Esclusa
Mauricio de Nassau y su primo Guillermo Luis de Nassau, al frente de un ejército de 11.000 –18.000 hombres penetraron en Flandes en abril de 1604, poniendo sitio a la ciudad de La Esclusa; aunque Luis de Velasco, general de la caballería española, y más tarde el propio Spinola acudieron en su socorro, no pudieron evitar su pérdida; en agosto, el gobernador de la ciudad Mateo Serrano la rindió a los holandeses.
Rendición
El 2 de junio los asediadores de Ostende consiguieron abatir la muralla de la parte sur de la ciudad, para descubrir que durante el asedio los defensores habían levantado otra muralla interior. Parapetados los españoles en la recién conquistada muralla exterior y los holandeses en la interior, arreciaron los combates, ya de por sí intensos.
El 20 de septiembre el gobernador de Ostende Daniel d´Hertaing rindió la ciudad ante las fuerzas de Ambrosio Spinola. Los 3.000 ocupantes de la ciudad fueron respetados y se les permitió marchar hacia Flesinga.En este punto los españoles habían perdido aproximadamente 55.000 hombres en los combates
Ingeniería militar
Invenciones del arquitecto italiano Pompeo Targone
Mientras en la toma de otras ciudades fortificadas la costumbre era la excavación de trincheras hacia las murallas y la colocación de minas explosivas bajo éstas, la particularidad del terreno sobre el que se asentaba Ostende, rodeado de fosos y canales, no permitió la aplicación de estas técnicas. Los ingenieros militares de los asediadores se vieron obligados a idear nuevos métodos que facilitaran la conquista. Entre ellos Pompeo Targone, arquitecto italiano al servicio de las tropas españolas, diseñó diversos artefactos a tal efecto (imagen izquierda):
1 y 3, la construcción de los llamados coloquialmente salchichones, estructuras de mimbre rellenas de piedras y tierra que eran hundidas en los fosos por los soldados de los tercios; se utilizaron en la parte oeste de la ciudad para permitir al vado del canal Old Haven.
2 y 4, al este, el canal Geule, más profundo y caudaloso que el Old Haven, no permitía la técnica anterior; las tropas del conde de Bucquoy, aprovechando las horas de la bajamar, construyeron un dique hacia la ciudad sobre el que montaron piezas de artillería para impedir la entrada de barcos hacia el puerto; sobre el proceso de construcción de este dique escribiría Pompeo Giustiniano:Primero se clavaban estacas, de 15 pies de largo, a las que luego se ataban otras longitudinalmente mediante cabos fabricados con leños retorcidos, elevándose la obra lo suficiente para que la creciente del agua no la inundase; después se metía dentro mucha arena para resistir el ímpetu del mar. Sobre el dicho dique se levantó también un parapeto de tierra y fajinas de 30 pies de largo, dejándose a la distancia conveniente, cañoneras para meter las piezas de artillería.
6, cañones montados sobre barcas que se adentraban en los fosos para bombardear la ciudad desde posiciones más cercanas; este diseño resultaría un fracaso: se hundió en su primer viaje antes de poder realizar el primer disparo.
8, puente levadizo móvil, conocido como puente de Targone: el propio Spinola hizo notar que un único proyectil de la artillería holandesa impactando en una de sus ruedas podría inutilizarlo definitivamente.
Los trabajos de los defensores no serían menores: la reparación de las murallas exteriores destruidas por la artillería de los tercios y la erección de la muralla interior requirieron de todos los materiales disponibles. A mediados de 1604, la mayoría de los edificios de Ostende, incluyendo la única iglesia habían sido desmantelados para reutilizar sus piedras y vigas en la reconstrucción de las defensas de la ciudad.
La época, al final del Renacimiento sería propicia para los avances tecnológicos. A la derecha, el «carro a vela», vehículo anfibio diseñado por Simon Stevin, probado con éxito por Mauricio de Nassau en su viaje inaugural en 1602.
Consecuencias
Tras la rendición, los ejércitos españoles encontraron una ciudad completamente devastada. Tres años, dos meses y dos semanas de asedio bajo el fuego casi constante de la artillería, los esfuerzos de los defensores por reconstruir las murallas destruidas a costa de la utilización de los materiales de construcción de la ciudad y las enfermedades sufridas por la población durante el sitio, habían dejado Ostende en unas condiciones lamentables.
A pesar de que las autoridades españolas consideraron la toma de Ostende un éxito militar y lo utilizaron como argumento propagandístico, el tiempo y dinero invertidos en el asedio y el elevado número de bajas hacen posible considerarlo objetivamente una empresa ruinosa (la Hacienda Real española se declararía en quiebra en 1607, en parte por los gastos de la guerra de Flandes). El cansancio económico y militar por un asedio tan largo llevaría a los dos bandos en conflicto a mantener una tregua tácita durante el invierno de 1604–1605, preludio de la tregua de los doce años firmada en 1609.
Las intenciones estratégicas españolas de arrebatar a los holandeses su único puerto militar en la parte occidental del mar del Norte, se vieron compensadas por la conquista por Mauricio de Nassau de la ciudad de La Esclusa, que a partir de ese momento pasó a ocupar el lugar de Ostende como base de operaciones militares navales de los holandeses.
Tras la victoria, Ambrosio Spinola fue nombrado maestre de campo general, mando supremo del ejército en Flandes. Agustín Mexía quedó como gobernador de Ostende.
El sitio de Ostende está considerado como la campaña militar más larga de la Guerra de los Ochenta Años, y uno de los asedios más largos y cruentos de la historia mundial: durante su desarrollo murieron más de 100.000 personas de ambos bandos, en una cantidad imposible de precisar. A principios del siglo XXI, cuatrocientos años después del sitio, en las obras de acondicionamiento del centro urbano de Ostende todavía seguían apareciendo restos humanos que se atribuyen a las víctimas del asedio
http://es.wikipedia.org/wiki/Sitio_de_Ostende
Última edición por thingol24 el 3/1/2010, 11:38 am, editado 1 vez
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Gracias por poner la de Lepanto!
Otra fuerza española que también lo hizo considerablemente bien es la División Azul, aunque su ideologia pueda ofender a alguien.
Otra fuerza española que también lo hizo considerablemente bien es la División Azul, aunque su ideologia pueda ofender a alguien.
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Re: GRANDES BATALLAS DE LA HISTORIA DE ESPAÑA.
Tambien lo tocare este tema... aunque pueda herir sensibilidades, me ceñire solo a los aspectos historicos sin alabar el valor de nuestros soldados para que nadie se sienta ofendido.
Dicho esto, tambien tengo que añadir que la Division Azul no luchaba por Hitler ni el Nazismo, luchaban contra el Comunismo, y así se lo hicieron saber los mismos hombres a los nazis, que por cierto, nos tenian mucho respeto, hay alguna batalla y azañas dignas de mencion.
Tambien pondremos batallas de la Guerra del Rif, y de la Reconquista del Sahara en la batalla de Sidi Ifni.
Pero más adelante.... aun me quedan algunas batallas de los tercios y otras mas con el imperio en decadencia, y el periodo de descolonizacion ejejej
PD: Tambien estaría bien que posteasemos las derrotas, no por ello dejaron de ser grandes batallas de España, aunque perdiesemos... y nos han dado mucho pal pelo, pero es logico teniendo en cuenta que andabamos a tortas con toda Europa y el resto del mundo.
Dicho esto, tambien tengo que añadir que la Division Azul no luchaba por Hitler ni el Nazismo, luchaban contra el Comunismo, y así se lo hicieron saber los mismos hombres a los nazis, que por cierto, nos tenian mucho respeto, hay alguna batalla y azañas dignas de mencion.
Tambien pondremos batallas de la Guerra del Rif, y de la Reconquista del Sahara en la batalla de Sidi Ifni.
Pero más adelante.... aun me quedan algunas batallas de los tercios y otras mas con el imperio en decadencia, y el periodo de descolonizacion ejejej
PD: Tambien estaría bien que posteasemos las derrotas, no por ello dejaron de ser grandes batallas de España, aunque perdiesemos... y nos han dado mucho pal pelo, pero es logico teniendo en cuenta que andabamos a tortas con toda Europa y el resto del mundo.
Última edición por thingol24 el 6/1/2010, 2:18 am, editado 1 vez
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Batalla de Baylen
Toca una de la era napoleonica:
Batalla de Bailén:
La Batalla de Bailén (también conocida como la Batalla de Baylén) se libró durante la Guerra de la Independencia Española y supuso la primera derrota en batalla campal de la historia del ejército napoleónico. Tuvo lugar el 19 de julio de 1808 junto a la ciudad de Bailén. Enfrentó a un ejército francés de unos 21.000 soldados al mando del general Dupont con otro español ligeramente más numeroso (unos 24.000) a las órdenes del general Castaños. El ejército francés fue derrotado y hecho prisionero, la primera derrota militar de Napoleón.
Preliminares
Las Juntas de gobierno de Sevilla (Junta Suprema de España e Indias) y Granada comenzaron el reclutamiento de dos ejércitos, que debían cortar el camino a través de Sierra Morena a los franceses. El germen del Ejército de Andalucía lo formaban las tropas regulares del Campo de Gibraltar, 16 regimientos de infantería y 3 de caballería al mando del general Castaños. Por su parte, Teodoro Reding comenzó el reclutamiento de un segundo ejército, donde se encontraba su Regimiento Suizo de Reding nº 3, en la provincia de Granada. El reclutamiento fue masivo, destacando el número de voluntarios, que formaban más de la mitad del Ejército de Andalucía (unos 17.000 hombres).
A comienzos de junio, Pierre Dupont partió de Madrid para someter Andalucía y rescatar a la escuadra francesa de Rosilly, que permanecía en Cádiz. La dureza de la ruta, donde fueron acosados continuamente por bandoleros y cruzaron poblaciones hostiles; como Valdepeñas, que se levantó en armas el día 6, haciendo retroceder hasta Toledo a buena parte de su tropa (Contienda de Valdepeñas), le llevó a saquear el 8 de junio. Cuando recibió la doble noticia de que la flota francesa en Cádiz se había rendido y que se estaba organizando un ejército para cortarle el paso, abandonó la ciudad y se recogió al amparo de Andújar, donde estableció su cuartel general el 18 de junio. El 26, recibe a la segunda división, al mando de Dominique Honoré Antoine Marie Vedel, que había derrotado a un contingente de voluntarios españoles en Despeñaperros, y había dejado un regimiento en La Carolina para proteger las comunicaciones con el centro de la Península.
El "plan de Porcuna"
Por su parte, Francisco Javier Castaños se reunió con los mandos españoles en Porcuna para decidir la gran estrategia a seguir. Dos divisiones, una regular al mando de Félix Jones y la de reserva al mando de Manuel de la Peña, que formaban las tropas de Castaños (unos 12.000 hombres) debían atacar Andújar, clavando a las fuerzas de Dupont. Una tercera división, formada por 8000 hombres al mando de Coupigny, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina. Por último, Reding dirigiría al ejército de Granada (10.000 hombres) a través de Mengíbar.
El combate de Mengíbar
El 13 de julio, Reding se apresta a cruzar el Guadalquivir en Mengíbar. Esta población estaba defendida por unos 2000 hombres al mando del general Ligier-Belair. En la madrugada del 14, el primer escuadrón de dragones de Numancia y el de cazadores de Olivenza, al mando del general Francisco Xavier Venegas, hacen huir a la caballería francesa al otro lado del río. Ante la amenaza de nuevos ataques, Ligier-Belair evacua la población y solicita ayuda a Vedel.
Reding, por su parte, comienza el ataque el día 15 de julio muy temprano. Ante la llegada de Vedel a media mañana, interrumpe el ataque. Vedel abandonaría la posición posteriormente, ante la petición de refuerzos por parte de Dupont, y marcharía hacia Andújar.
Al día siguiente, Reding dispone todas sus fuerzas más refuerzos de Coupigny.
Castaños se dirigió a Sierra Morena desde su cuartel general en Utrera. El general, en una serie de osadas maniobras, desplazó su ejército de día y de noche, cambiando constantemente de dirección, de manera que las tropas francesas no pudiesen estar seguras de sus intenciones, mientras él se mantenía perfectamente al corriente de los movimientos franceses a través de los paisanos. Ante ello, el general Dupont envió una parte importante de sus fuerzas a La Carolina, con la intención de proteger el paso hacia Madrid de un posible ataque de Castaños, lo que le hubiese supuesto la incomunicación que tanto temía.
Dupont, desde Andújar, no se atrevió a plantear una batalla a las fuerzas de Castaños, y prefirió retroceder, buscando enlazar con las otras tropas francesas mandadas por los generales Vedel y Dufour, que venían en su ayuda y que estaban ya casi en el límite de la provincia. Al dirigirse con esa intención a Bailén el 18 de julio, se encontró con las tropas de Castaños que en esos momentos salían de la ciudad, y allí mismo se entabló la batalla.
La batalla
El hecho de que el enfrentamiento tuviese lugar a las mismas puertas de Bailén pudo ser decisivo para la victoria española: la población local apoyó en todo cuanto pudo a sus tropas. La ayuda más importante fue sin duda el suministro de agua para los soldados, en un día que los cronistas señalan como "especialmente caluroso" —en una región que ya de por sí registra elevadísimas temperaturas en esa época—. El suministro de agua no fue menos importante para las piezas de la excelente artillería española, que no dejaron de cumplir su cometido contra las tropas francesas. En el bando contrario, sin embargo, la efectividad de la artillería estuvo sustancialmente reducida por el exceso de calentamiento de los cañones.
Llegada de Vedel
Después de varios episodios de lucha muy virulenta, en unas condiciones climáticas asfixiantes, el general Dupont fue derrotado por las tropas del general Castaños antes de que las tropas del general francés Vedel, que volvían desde La Carolina al haber finalmente adivinado las intenciones del general Castaños, pudieran unirse a él. Unos 17.600 soldados franceses depusieron sus armas.
Las condiciones de la rendición fueron clementes e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. Sin embargo, estas condiciones no fueron cumplidas nunca: aunque Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, una parte de sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera (en el sur de la isla de Mallorca). No existía una cárcel propiamente dicha en la isla, sino que la propia isla "era" el cautiverio. Este cautiverio terminó en 1814 al firmarse la paz. Debido a la escasez de recursos de la isla y la falta de suministros por parte de las autoridades de la Junta de Defensa de Mallorca, no más de la mitad seguían vivos al finalizar la guerra, y en recuerdo de los muertos (enterrados en el Cementerio Francés) se erigió un monolito en la isla.
Consecuencias
La derrota del general Dupont en Bailén tuvo graves consecuencias para el esfuerzo de guerra francés. La noticia se extendió por toda la península y forzó al rey José I Bonaparte a abandonar Madrid, además de poner en duda la aparente invencibilidad de los franceses. Napoleón tuvo que acudir a la península con un nuevo y numeroso ejército para consolidar su dominio.
Escudo de la ciudad de Bailén
En el escudo de la ciudad de Bailén figura en lugar preferente un cántaro (agujereado), que se dice representa a María Bellido. Según la tradición, esta mujer habría utilizado el cántaro precisamente para suministrar agua a los soldados españoles; parece más bien, sin embargo, que se trata de una personificación simbólica: todo el conjunto de la ciudad habría colaborado con ese suministro durante la batalla, y el personaje de María Bellido se habría creado precisamente para personalizar el gesto, ya que dice la leyenda que una bala perforó el cántaro de esta mujer mientras estaba dando de beber a los soldados españoles
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Bail%C3%A9n
PD: Y ésta seguro que les tuvo que doler mas que cualquiera de las epocas de los Tercios y del Gran Capitan, jejeje
Batalla de Bailén:
La Batalla de Bailén (también conocida como la Batalla de Baylén) se libró durante la Guerra de la Independencia Española y supuso la primera derrota en batalla campal de la historia del ejército napoleónico. Tuvo lugar el 19 de julio de 1808 junto a la ciudad de Bailén. Enfrentó a un ejército francés de unos 21.000 soldados al mando del general Dupont con otro español ligeramente más numeroso (unos 24.000) a las órdenes del general Castaños. El ejército francés fue derrotado y hecho prisionero, la primera derrota militar de Napoleón.
Preliminares
Las Juntas de gobierno de Sevilla (Junta Suprema de España e Indias) y Granada comenzaron el reclutamiento de dos ejércitos, que debían cortar el camino a través de Sierra Morena a los franceses. El germen del Ejército de Andalucía lo formaban las tropas regulares del Campo de Gibraltar, 16 regimientos de infantería y 3 de caballería al mando del general Castaños. Por su parte, Teodoro Reding comenzó el reclutamiento de un segundo ejército, donde se encontraba su Regimiento Suizo de Reding nº 3, en la provincia de Granada. El reclutamiento fue masivo, destacando el número de voluntarios, que formaban más de la mitad del Ejército de Andalucía (unos 17.000 hombres).
A comienzos de junio, Pierre Dupont partió de Madrid para someter Andalucía y rescatar a la escuadra francesa de Rosilly, que permanecía en Cádiz. La dureza de la ruta, donde fueron acosados continuamente por bandoleros y cruzaron poblaciones hostiles; como Valdepeñas, que se levantó en armas el día 6, haciendo retroceder hasta Toledo a buena parte de su tropa (Contienda de Valdepeñas), le llevó a saquear el 8 de junio. Cuando recibió la doble noticia de que la flota francesa en Cádiz se había rendido y que se estaba organizando un ejército para cortarle el paso, abandonó la ciudad y se recogió al amparo de Andújar, donde estableció su cuartel general el 18 de junio. El 26, recibe a la segunda división, al mando de Dominique Honoré Antoine Marie Vedel, que había derrotado a un contingente de voluntarios españoles en Despeñaperros, y había dejado un regimiento en La Carolina para proteger las comunicaciones con el centro de la Península.
El "plan de Porcuna"
Por su parte, Francisco Javier Castaños se reunió con los mandos españoles en Porcuna para decidir la gran estrategia a seguir. Dos divisiones, una regular al mando de Félix Jones y la de reserva al mando de Manuel de la Peña, que formaban las tropas de Castaños (unos 12.000 hombres) debían atacar Andújar, clavando a las fuerzas de Dupont. Una tercera división, formada por 8000 hombres al mando de Coupigny, cruzaría el Guadalquivir más al este, a la altura de Villanueva de la Reina. Por último, Reding dirigiría al ejército de Granada (10.000 hombres) a través de Mengíbar.
El combate de Mengíbar
El 13 de julio, Reding se apresta a cruzar el Guadalquivir en Mengíbar. Esta población estaba defendida por unos 2000 hombres al mando del general Ligier-Belair. En la madrugada del 14, el primer escuadrón de dragones de Numancia y el de cazadores de Olivenza, al mando del general Francisco Xavier Venegas, hacen huir a la caballería francesa al otro lado del río. Ante la amenaza de nuevos ataques, Ligier-Belair evacua la población y solicita ayuda a Vedel.
Reding, por su parte, comienza el ataque el día 15 de julio muy temprano. Ante la llegada de Vedel a media mañana, interrumpe el ataque. Vedel abandonaría la posición posteriormente, ante la petición de refuerzos por parte de Dupont, y marcharía hacia Andújar.
Al día siguiente, Reding dispone todas sus fuerzas más refuerzos de Coupigny.
Castaños se dirigió a Sierra Morena desde su cuartel general en Utrera. El general, en una serie de osadas maniobras, desplazó su ejército de día y de noche, cambiando constantemente de dirección, de manera que las tropas francesas no pudiesen estar seguras de sus intenciones, mientras él se mantenía perfectamente al corriente de los movimientos franceses a través de los paisanos. Ante ello, el general Dupont envió una parte importante de sus fuerzas a La Carolina, con la intención de proteger el paso hacia Madrid de un posible ataque de Castaños, lo que le hubiese supuesto la incomunicación que tanto temía.
Dupont, desde Andújar, no se atrevió a plantear una batalla a las fuerzas de Castaños, y prefirió retroceder, buscando enlazar con las otras tropas francesas mandadas por los generales Vedel y Dufour, que venían en su ayuda y que estaban ya casi en el límite de la provincia. Al dirigirse con esa intención a Bailén el 18 de julio, se encontró con las tropas de Castaños que en esos momentos salían de la ciudad, y allí mismo se entabló la batalla.
La batalla
El hecho de que el enfrentamiento tuviese lugar a las mismas puertas de Bailén pudo ser decisivo para la victoria española: la población local apoyó en todo cuanto pudo a sus tropas. La ayuda más importante fue sin duda el suministro de agua para los soldados, en un día que los cronistas señalan como "especialmente caluroso" —en una región que ya de por sí registra elevadísimas temperaturas en esa época—. El suministro de agua no fue menos importante para las piezas de la excelente artillería española, que no dejaron de cumplir su cometido contra las tropas francesas. En el bando contrario, sin embargo, la efectividad de la artillería estuvo sustancialmente reducida por el exceso de calentamiento de los cañones.
Llegada de Vedel
Después de varios episodios de lucha muy virulenta, en unas condiciones climáticas asfixiantes, el general Dupont fue derrotado por las tropas del general Castaños antes de que las tropas del general francés Vedel, que volvían desde La Carolina al haber finalmente adivinado las intenciones del general Castaños, pudieran unirse a él. Unos 17.600 soldados franceses depusieron sus armas.
Las condiciones de la rendición fueron clementes e incluían que las tropas francesas fueran repatriadas a Francia. Sin embargo, estas condiciones no fueron cumplidas nunca: aunque Dupont y sus oficiales fueron liberados y trasladados a Francia, una parte de sus hombres fueron deportados a la desolada isla de Cabrera (en el sur de la isla de Mallorca). No existía una cárcel propiamente dicha en la isla, sino que la propia isla "era" el cautiverio. Este cautiverio terminó en 1814 al firmarse la paz. Debido a la escasez de recursos de la isla y la falta de suministros por parte de las autoridades de la Junta de Defensa de Mallorca, no más de la mitad seguían vivos al finalizar la guerra, y en recuerdo de los muertos (enterrados en el Cementerio Francés) se erigió un monolito en la isla.
Consecuencias
La derrota del general Dupont en Bailén tuvo graves consecuencias para el esfuerzo de guerra francés. La noticia se extendió por toda la península y forzó al rey José I Bonaparte a abandonar Madrid, además de poner en duda la aparente invencibilidad de los franceses. Napoleón tuvo que acudir a la península con un nuevo y numeroso ejército para consolidar su dominio.
Escudo de la ciudad de Bailén
En el escudo de la ciudad de Bailén figura en lugar preferente un cántaro (agujereado), que se dice representa a María Bellido. Según la tradición, esta mujer habría utilizado el cántaro precisamente para suministrar agua a los soldados españoles; parece más bien, sin embargo, que se trata de una personificación simbólica: todo el conjunto de la ciudad habría colaborado con ese suministro durante la batalla, y el personaje de María Bellido se habría creado precisamente para personalizar el gesto, ya que dice la leyenda que una bala perforó el cántaro de esta mujer mientras estaba dando de beber a los soldados españoles
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PD: Y ésta seguro que les tuvo que doler mas que cualquiera de las epocas de los Tercios y del Gran Capitan, jejeje
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El Asedio de Amberes
Bueno otro asedio importante fue Amberes, junto con Ostende y Breda, quizas los más representativos de aquella época.
El Asedio de Amberes tuvo lugar entre julio de 1584 y agosto de 1585, durante la Guerra de los Ochenta Años, y fue consumado por las tropas españolas al mando de Alejandro Farnesio (duque de Parma). Con el éxito de este asedio, se culminó una de las ofensivas españolas más importantes durante el conflicto ya que en el plazo de dos años se cercaron un gran número de ciudades estratégicas al mismo tiempo; todas ellas con victoria para los intereses de las armas imperiales: Amberes, Gante, Terramunda, Dunkerque, Zutphen, Brujas, Nieuwpoort y Alost entre otras.
El asedio
En ese tiempo, Amberes era la mayor ciudad flamenca y constituía el centro económico, cultural y financiero de las Diecisiete Provincias. Contaba con una población de más de 100.000 habitantes. Tras el asedio español, los rebeldes protestantes supervivientes fueron obligados a desalojar la ciudad. Con este hecho se ponía punto y final a la etapa dorada de la ciudad, la cual ya había finalizado con el Saco de Amberes.
La conquista por parte de los Tercios Españoles de este enclave protegido por diez baluartes, un amplio foso inundado y el río Escalda, lo que le daba fama de inexpugnable, se consumó gracias a la construcción de un puente de 800 metros de largo y 4 de ancho sobre el río. Esta obra de ingeniería militar que unía las provincias de Brabante y Flandes es comparable al puente que Julio César levantó sobre el Rin, aunque éste tenía la mitad de longitud comparado con el construido por Alejandro Farnesio.
Esquema del puente de Alejandro Farnesio sobre el Escalda
La victoria fue celebrada por los soldados con un gigantesco banquete sobre el puente del Escalda, con mesas que se extendían de orilla a orilla del río. Tras las celebraciones desmantelaron el puente sobre el río y se reconstruyó la ciudadela-fortaleza levantada por el duque de Alba que el de Orange había posteriormente derruido.
Al conocer Felipe II la victoria de Amberes, otorgó el Toisón de Oro a Alejandro Farnesio por su fidelidad y valor. La noche en la que le comunicaron la noticia de la rendición de Amberes, el monarca se levantó de la cama y fue a la habitación de su hija Isabel y, abriendo la puerta, dijo «Nuestra es Amberes», volviéndose después a dormir, ante la sorpresa de su hija.
Este episodio constituye uno de los episodios más brillantes de los Tercios y supuso un alarde de ingeniería, y despliegue táctico, como refleja el cronista Faminiano Estrada: «Nunca con más pesadas moles fueron enfrenados los ríos, ni los ingenios se armaron con más osadas invenciones, ni se peleó con gente de guerra que en más repetidos asaltos hiciese más provisión de destreza y coraje. Aquí se echaron fortalezas sobre los arrebatados ríos, se abrieron minas entre las ondas, los ríos se llevaron sobre las trincheras, luego las trincheras se plantaron sobre los ríos, y como si no bastara sólo el trabajo de atacar Amberes, se extendieron los trabajos del general también a otras partes, y cinco fortísimas y potentísimas ciudades se cercaron a un mismo tiempo, y dentro del círculo de un año al mismo tiempo se tomaron».
http://es.wikipedia.org/wiki/Asedio_de_Amberes
El Asedio de Amberes tuvo lugar entre julio de 1584 y agosto de 1585, durante la Guerra de los Ochenta Años, y fue consumado por las tropas españolas al mando de Alejandro Farnesio (duque de Parma). Con el éxito de este asedio, se culminó una de las ofensivas españolas más importantes durante el conflicto ya que en el plazo de dos años se cercaron un gran número de ciudades estratégicas al mismo tiempo; todas ellas con victoria para los intereses de las armas imperiales: Amberes, Gante, Terramunda, Dunkerque, Zutphen, Brujas, Nieuwpoort y Alost entre otras.
El asedio
En ese tiempo, Amberes era la mayor ciudad flamenca y constituía el centro económico, cultural y financiero de las Diecisiete Provincias. Contaba con una población de más de 100.000 habitantes. Tras el asedio español, los rebeldes protestantes supervivientes fueron obligados a desalojar la ciudad. Con este hecho se ponía punto y final a la etapa dorada de la ciudad, la cual ya había finalizado con el Saco de Amberes.
La conquista por parte de los Tercios Españoles de este enclave protegido por diez baluartes, un amplio foso inundado y el río Escalda, lo que le daba fama de inexpugnable, se consumó gracias a la construcción de un puente de 800 metros de largo y 4 de ancho sobre el río. Esta obra de ingeniería militar que unía las provincias de Brabante y Flandes es comparable al puente que Julio César levantó sobre el Rin, aunque éste tenía la mitad de longitud comparado con el construido por Alejandro Farnesio.
Esquema del puente de Alejandro Farnesio sobre el Escalda
La victoria fue celebrada por los soldados con un gigantesco banquete sobre el puente del Escalda, con mesas que se extendían de orilla a orilla del río. Tras las celebraciones desmantelaron el puente sobre el río y se reconstruyó la ciudadela-fortaleza levantada por el duque de Alba que el de Orange había posteriormente derruido.
Al conocer Felipe II la victoria de Amberes, otorgó el Toisón de Oro a Alejandro Farnesio por su fidelidad y valor. La noche en la que le comunicaron la noticia de la rendición de Amberes, el monarca se levantó de la cama y fue a la habitación de su hija Isabel y, abriendo la puerta, dijo «Nuestra es Amberes», volviéndose después a dormir, ante la sorpresa de su hija.
Este episodio constituye uno de los episodios más brillantes de los Tercios y supuso un alarde de ingeniería, y despliegue táctico, como refleja el cronista Faminiano Estrada: «Nunca con más pesadas moles fueron enfrenados los ríos, ni los ingenios se armaron con más osadas invenciones, ni se peleó con gente de guerra que en más repetidos asaltos hiciese más provisión de destreza y coraje. Aquí se echaron fortalezas sobre los arrebatados ríos, se abrieron minas entre las ondas, los ríos se llevaron sobre las trincheras, luego las trincheras se plantaron sobre los ríos, y como si no bastara sólo el trabajo de atacar Amberes, se extendieron los trabajos del general también a otras partes, y cinco fortísimas y potentísimas ciudades se cercaron a un mismo tiempo, y dentro del círculo de un año al mismo tiempo se tomaron».
http://es.wikipedia.org/wiki/Asedio_de_Amberes
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El asedio de Mastrich
En el año 1579 los tercios españoles sitiaron durante casi cuatro meses, y finalmente tomaron la ciudad de Maastricht (Países Bajos) en el marco de la Guerra de los Ochenta
En 1568 durante el reinado de Felipe II de España, los Países Bajos, hasta entonces bajo el dominio del Imperio español, se alzaron en armas contra la corona española intentando conseguir su independencia, en una serie de batallas que constituirían la Guerra de los Ochenta Años.
En 1577, el III Duque de Parma Alejandro Farnesio llegó a la zona como comandante de los tercios españoles, con el encargo de sofocar las revueltas, siendo su tío don Juan de Austria el gobernador de los Países Bajos.
Del lado rebelde, Guillermo de Orange mantenía sus intenciones de forzar la retirada de los españoles.
El asedio
El 8 de marzo de 1579, Alejandro Farnesio estacionó sus tropas frente a la ciudad de Maastricht, atravesada por el río Mosa cuya defensa le fue encargada a Sebastián Tapino por Guillermo de Orange. Farnesio dividió su ejército en dos partes, una a cada lado del río, cada una de las cuales asediaría una parte de la ciudad. Los españoles comenzaron a batir las murallas con fuego de artillería y a excavar túneles bajo estos muros, que posteriormente minaban para su destrucción. Las inundaciones de los túneles, los accidentes con las minas, las fiebres que afectaron al comandante Alejandro Farnesio y la enconada resistencia de los defensores de la plaza, que hacía necesaria la construcción de torres fortificadas para la defensa de los atacantes, hizo que el asedio se prolongara más de lo previsto inicialmente.
El 29 de junio, después de casi cuatro meses de asedio, los tercios españoles, sin paga desde hacía tiempo y enfurecidos por la resistencia de los defensores, saquearon la ciudad durante varios días hasta que una orden de Alejandro Farnesio puso fin al pillaje.
Toma de Maastricht
Maastricht permanecería en manos españolas hasta 1632, año en que Federico-Enrique de Orange-Nassau volvió a recuperarla para los holandeses tras un corto asedio de cuarenta días. A partir de esa fecha la ciudad formaría parte de las Provincias Unidas.
Epílogo
La guerra en Flandes continuaría hasta 1648, cuando las Provincias Unidas de los Países Bajos conseguirían su independencia mediante el tratado de Münster.
Literatura
Fue en este contexto donde Lope de Vega ambientó su obra teatral titulada El asalto a Mastrique, donde pone en boca de Alejandro Farnesio:...
....abrase el fuego los flamencos yelos
hasta que se reduzga al Rey su tierra.
En 1568 durante el reinado de Felipe II de España, los Países Bajos, hasta entonces bajo el dominio del Imperio español, se alzaron en armas contra la corona española intentando conseguir su independencia, en una serie de batallas que constituirían la Guerra de los Ochenta Años.
En 1577, el III Duque de Parma Alejandro Farnesio llegó a la zona como comandante de los tercios españoles, con el encargo de sofocar las revueltas, siendo su tío don Juan de Austria el gobernador de los Países Bajos.
Del lado rebelde, Guillermo de Orange mantenía sus intenciones de forzar la retirada de los españoles.
El asedio
El 8 de marzo de 1579, Alejandro Farnesio estacionó sus tropas frente a la ciudad de Maastricht, atravesada por el río Mosa cuya defensa le fue encargada a Sebastián Tapino por Guillermo de Orange. Farnesio dividió su ejército en dos partes, una a cada lado del río, cada una de las cuales asediaría una parte de la ciudad. Los españoles comenzaron a batir las murallas con fuego de artillería y a excavar túneles bajo estos muros, que posteriormente minaban para su destrucción. Las inundaciones de los túneles, los accidentes con las minas, las fiebres que afectaron al comandante Alejandro Farnesio y la enconada resistencia de los defensores de la plaza, que hacía necesaria la construcción de torres fortificadas para la defensa de los atacantes, hizo que el asedio se prolongara más de lo previsto inicialmente.
El 29 de junio, después de casi cuatro meses de asedio, los tercios españoles, sin paga desde hacía tiempo y enfurecidos por la resistencia de los defensores, saquearon la ciudad durante varios días hasta que una orden de Alejandro Farnesio puso fin al pillaje.
Toma de Maastricht
Maastricht permanecería en manos españolas hasta 1632, año en que Federico-Enrique de Orange-Nassau volvió a recuperarla para los holandeses tras un corto asedio de cuarenta días. A partir de esa fecha la ciudad formaría parte de las Provincias Unidas.
Epílogo
La guerra en Flandes continuaría hasta 1648, cuando las Provincias Unidas de los Países Bajos conseguirían su independencia mediante el tratado de Münster.
Literatura
Fue en este contexto donde Lope de Vega ambientó su obra teatral titulada El asalto a Mastrique, donde pone en boca de Alejandro Farnesio:...
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Asedio de Breda 1625
El asedio de Breda tuvo lugar en 1625, durante el transcurso de la Guerra de los Ochenta Años, que enfrentaba a los tercios españoles con las fuerzas de las Provincias Unidas de los Países Bajos; la ciudad fortaleza de Breda, bajo el gobierno de Justino de Nassau, fue sitiada y finalmente conquistada por los ejércitos españoles bajo el mando de Ambrosio Spinola en 1625.
La rendición de Breda fue una de las victorias más famosas de Spinola y de España, sirviendo como fuente de inspiración a varias obras artísticas.
La batalla
Bajo las órdenes de Spinola, los españoles asediaron Breda en agosto de 1624, en contra de los deseos del rey Felipe IV. La ciudad estaba fuertemente fortificada y defendida por una guarnición de 7.000 soldados. Spinola rápidamente invirtió sus defensas y lanzó un ataque contra el ejército holandés al mando de Mauricio de Nassau intentando cortar sus suministros. Los defensores resistieron. En febrero de 1625, una fuerza de 7.000 ingleses bajo Ernst von Mansfeld no consiguió aliviar a la ciudad.
Justin de Nassau se rindió en Breda en junio de 1625 después de un costoso asedio de once meses.
Consecuencias
El asedio de Breda fue la victoria más importante de Spinola y una de las últimas de España en la Guerra de los Ochenta Años. Fue parte de un plan para aislar la república de su hinterland. Sin embargo, en 1629 después de la captura de Piet Hein de la flota de Indias, el estatúder Federico-Enrique pudo conquistar la ciudad fortaleza de 's-Hertogenbosch, rompiendo el bloqueo por tierra. Los esfuerzos de España en los Países Bajos disminuyeron a partir de entonces por la falta de fondos robados de los ejércitos españoles, de su antigua energía y de luchas internas que entorpecieron la libertad de movimiento de Spinola. No obstante, el asedio de 1625 captó la atención de los príncipes de Europa y, durante un tiempo más largo, los ejércitos españoles intentaron recuperar la formidable reputación que habían conseguido bajo Carlos V. La batalla de Rocroi disipó esta ilusión en 1643.
Este asedio es más conocido por el tema del lienzo de Diego Velázquez de 1635, La rendición de Breda.
La ciudad permanecería bajo dominio español hasta 1637, cuando el estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau la recuperaría para las Provincias Unidas tras el asedio de Breda de 1637.
La rendición de Breda fue una de las victorias más famosas de Spinola y de España, sirviendo como fuente de inspiración a varias obras artísticas.
La batalla
Bajo las órdenes de Spinola, los españoles asediaron Breda en agosto de 1624, en contra de los deseos del rey Felipe IV. La ciudad estaba fuertemente fortificada y defendida por una guarnición de 7.000 soldados. Spinola rápidamente invirtió sus defensas y lanzó un ataque contra el ejército holandés al mando de Mauricio de Nassau intentando cortar sus suministros. Los defensores resistieron. En febrero de 1625, una fuerza de 7.000 ingleses bajo Ernst von Mansfeld no consiguió aliviar a la ciudad.
Justin de Nassau se rindió en Breda en junio de 1625 después de un costoso asedio de once meses.
Consecuencias
El asedio de Breda fue la victoria más importante de Spinola y una de las últimas de España en la Guerra de los Ochenta Años. Fue parte de un plan para aislar la república de su hinterland. Sin embargo, en 1629 después de la captura de Piet Hein de la flota de Indias, el estatúder Federico-Enrique pudo conquistar la ciudad fortaleza de 's-Hertogenbosch, rompiendo el bloqueo por tierra. Los esfuerzos de España en los Países Bajos disminuyeron a partir de entonces por la falta de fondos robados de los ejércitos españoles, de su antigua energía y de luchas internas que entorpecieron la libertad de movimiento de Spinola. No obstante, el asedio de 1625 captó la atención de los príncipes de Europa y, durante un tiempo más largo, los ejércitos españoles intentaron recuperar la formidable reputación que habían conseguido bajo Carlos V. La batalla de Rocroi disipó esta ilusión en 1643.
Este asedio es más conocido por el tema del lienzo de Diego Velázquez de 1635, La rendición de Breda.
La ciudad permanecería bajo dominio español hasta 1637, cuando el estatúder Federico Enrique de Orange-Nassau la recuperaría para las Provincias Unidas tras el asedio de Breda de 1637.
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Batalla de Gembloux
La batalla de Gembloux tuvo lugar el 31 de enero de 1578 entre el ejército reclutado por los Estados Generales de los Países Bajos y las tropas de la corona española en el marco de la Guerra de los Ochenta Años. El ejército de los Estados fue completamente destruido.
La campaña
Tras el fracaso del Edicto Perpetuo como fórmula para mantener bajo soberanía española las provincias de los Países Bajos, los Estados Generales levantaron un ejército para oponerse a las tropas españolas que Don Juan de Austria había hecho volver al mando de Alejandro Farnesio. Estas se encontraban sitiando Namur, a donde se dirigió el ejército de los Estados. Tras pasar unos días acampados a varias millas de la ciudad, levantaron el campamento y se dirigieron hacía Gembloux. Don Juan de Austria salió en su persecución.
La batalla
El 31 de enero las tropas de Don Juan divisaron la retaguardia de la columna del ejército de los estados. Se envió a la caballería para que acosara al ejército pero con órdenes de no entablar ningún combate serio hasta que el grueso del ejército les diera alcance. Alejandro Farnesio advirtió que el ejército enemigo flaqueaba ya en las primeras escaramuzas por lo que se lanzó con la caballería a atacar a la caballería enemiga. Esta se desmoronó rápidamente y en su huida chocó y desorganizó a su propia infantería. En hora y media el ejército de los Estados fue completamente destruido. Don Juan hizo ejecutar a varios millares de soldados capturados.
El resultado
Tras la batalla Don Juan capturó la ciudadela de Namur y varias ciudades menores.
El efecto más importante fue minar la confianza de los Estados Generales en sus posibilidades para hacer frente a España y que un año más tarde llevaría a la ruptura de la unión de las diferentes provincias, acordada en la pacificación de Gante, y a que varias de ellas acepten de nuevo la soberanía española.Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Gembloux"
La campaña
Tras el fracaso del Edicto Perpetuo como fórmula para mantener bajo soberanía española las provincias de los Países Bajos, los Estados Generales levantaron un ejército para oponerse a las tropas españolas que Don Juan de Austria había hecho volver al mando de Alejandro Farnesio. Estas se encontraban sitiando Namur, a donde se dirigió el ejército de los Estados. Tras pasar unos días acampados a varias millas de la ciudad, levantaron el campamento y se dirigieron hacía Gembloux. Don Juan de Austria salió en su persecución.
La batalla
El 31 de enero las tropas de Don Juan divisaron la retaguardia de la columna del ejército de los estados. Se envió a la caballería para que acosara al ejército pero con órdenes de no entablar ningún combate serio hasta que el grueso del ejército les diera alcance. Alejandro Farnesio advirtió que el ejército enemigo flaqueaba ya en las primeras escaramuzas por lo que se lanzó con la caballería a atacar a la caballería enemiga. Esta se desmoronó rápidamente y en su huida chocó y desorganizó a su propia infantería. En hora y media el ejército de los Estados fue completamente destruido. Don Juan hizo ejecutar a varios millares de soldados capturados.
El resultado
Tras la batalla Don Juan capturó la ciudadela de Namur y varias ciudades menores.
El efecto más importante fue minar la confianza de los Estados Generales en sus posibilidades para hacer frente a España y que un año más tarde llevaría a la ruptura de la unión de las diferentes provincias, acordada en la pacificación de Gante, y a que varias de ellas acepten de nuevo la soberanía española.Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Gembloux"
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Batalla de Jemmingen
La batalla de Jemmingen, librada el 21 de julio de 1568 en el marco de la Guerra de los Ochenta Años, fue una victoria total del ejército español al mando del duque de Alba en la que derrotó por completo a las fuerzas rebeldes holandesas comandadas por Luis de Nassau
Campaña
Tras la batalla de Heiligerlee, Luis de Nassau intenta tomar la ciudad de Groninga, pero el duque de Alba le obliga a retirarse mediante una serie de escaramuzas sin arriesgarse a presentar batalla, ya que una derrota pondría todos los Países Bajos a merced de las fuerzas de los rebeldes holandeses. Luis de Nassau comete el error de encerrarse en una península entre los ríos Ems y Dollar, donde el duque de Alba decidirá presentarle batalla.
La batalla
Debido a la estrechez del campo de batalla, el duque de Alba envía por delante a varios cientos de arcabuceros y mosqueteros, que entablan escaramuzas con el ejército holandés, y forma al resto del ejército en cuadros uno tras otro. El duque hace avanzar a otros 500 arcabuceros y Luis de Nassau, creyendo que todavía no ha llegado el grueso de las fuerzas españolas, lanza a todo su ejército contra estos, pero son rechazados por el fuego de arcabuceros y mosqueteros. En ese momento, el duque inicia el asalto haciendo huir al ejército rebelde. Los españoles persiguen durante dos días a lo largo de más de 15 km a los fugitivos. Luis de Nassau pierde más de 7.000 hombres.
Resultado
El ejército de Luis quedó totalmente destruido y éste tuvo que refugiarse en Alemania, dejando al duque de Alba con las manos libres para dirigirse contra el de su hermano Guillermo de Orange, al que también vencería unos meses después en la batalla de Jodoigne.
Campaña
Tras la batalla de Heiligerlee, Luis de Nassau intenta tomar la ciudad de Groninga, pero el duque de Alba le obliga a retirarse mediante una serie de escaramuzas sin arriesgarse a presentar batalla, ya que una derrota pondría todos los Países Bajos a merced de las fuerzas de los rebeldes holandeses. Luis de Nassau comete el error de encerrarse en una península entre los ríos Ems y Dollar, donde el duque de Alba decidirá presentarle batalla.
La batalla
Debido a la estrechez del campo de batalla, el duque de Alba envía por delante a varios cientos de arcabuceros y mosqueteros, que entablan escaramuzas con el ejército holandés, y forma al resto del ejército en cuadros uno tras otro. El duque hace avanzar a otros 500 arcabuceros y Luis de Nassau, creyendo que todavía no ha llegado el grueso de las fuerzas españolas, lanza a todo su ejército contra estos, pero son rechazados por el fuego de arcabuceros y mosqueteros. En ese momento, el duque inicia el asalto haciendo huir al ejército rebelde. Los españoles persiguen durante dos días a lo largo de más de 15 km a los fugitivos. Luis de Nassau pierde más de 7.000 hombres.
Resultado
El ejército de Luis quedó totalmente destruido y éste tuvo que refugiarse en Alemania, dejando al duque de Alba con las manos libres para dirigirse contra el de su hermano Guillermo de Orange, al que también vencería unos meses después en la batalla de Jodoigne.
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Asedio de Castelnuovo
Bueno, ahora voy a poner una derrota heroica, ya la comente por encima al principio.
El Asedio de Castelnuovo (actual Herceg Novi, en Montenegro) de julio de 1539 por parte de Jeireddín Barbarroja culminó con la reconquista otomana de la plaza, tomada por el tercio viejo de Nápoles el año anterior durante la campaña de la Santa Liga contra el Imperio otomano y abandonada después a su suerte por quienes debían socorrerla. Casi la totalidad de los defensores, que se negaron a rendirse a pesar de estar en franca minoría, perecieron en el asedio.+
Contexto
Tras el fallido asedio turco de Viena en 1529 y la invasión de Austria por parte de los otomanos en 1532, los protestantes decidieron aparcar por un momento sus diferencias con Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y hacer la guerra contra el enemigo común en Centroeuropa, al que se consiguió expulsar hacia sus bases en Hungría. La amenaza turca quedó así conjurada en tierra, pero en el Mediterráneo la gran flota turco-argelina de Jeireddín Barbarroja seguía representando un gran peligro para las naves y puertos cristianos. En 1535 la flota hispano-genovesa de Álvaro de Bazán y Andrea Doria consiguió reconquistar Túnez al propio Barbarroja, poniendo en entredicho el poder otomano. Tres años después el Emperador, la República de Venecia, el Papa Pablo III y el Archiduque Fernando de Austria formaron la Santa Liga con el fin de atacar a los otomanos en ese momento clave, destruir la flota turco-berberisca e incluso capturar Constantinopla. Andrea Doria fue nombrado responsable de la flota aliada y Ferrante Gonzaga, virrey de Sicilia, de las operaciones terrestres en los Balcanes. Sin embargo, los sueños de destruir a los otomanos comenzaron a alejarse muy pronto al reunirse sólo 130 naves (aproximadamente las mismas que los turcos tenían entonces en el Mediterráneo) y no las 200 acordadas. Paralelamente, se extendió la discordia entre los jefes de la Santa Liga; los italianos, que aportaban más naves (aunque muchos menos hombres) recelaban de los españoles que componían la mayor parte de la tropa y ocupaban los mandos superiores, Francia amenazaba de nuevo con reanudar la guerra con el Imperio y las propias Cortes de Castilla se negaron a apoyar una empresa que se veía lejana y poco lucrativa.
Estas discordias tuvieron tal efecto que cuando Barbarroja fue cercado en el Golfo de Artá por los cristianos, éste pudo escapar de una destrucción que parecía garantizada sin sufrir daño alguno, perdiéndose una oportunidad única. Aún así los tercios españoles, apoyados por refuerzos venecianos, decidieron pasar a la acción entablando batalla en tierra y capturaron con éxito la estratégica fortaleza de Castelnuovo, en la abrupta costa dálmata. Fernando de Austria incluso se permitió entonces negarse a seguir pagando tributo al sultán de Constantinopla, como se había visto obligado a hacer tras el asedio de Viena. No obstante, en lugar de contribuir a la unidad de la Liga, esta victoria no hizo sino despedazarla aún más.
Los venecianos reclamaron de inmediato la cesión de la fortaleza, situada entre sus enclaves de Ragusa y Cattaro e imprescindible para garantizar su dominio sobre el Adriático, pero por razones que aún no se explican los historiadores, Carlos V se negó a ceder la posición. A resultas de ello los venecianos rompieron su alianza con éste, precipitando la disolución de la liga y retirando sus naves a las que siguieron las del Papa. Castelnuovo quedó entonces defendida por apenas 3.000[1] hombres del tercio de Nápoles bajo el mando de Andrés de Sarmiento y con la única ayuda de las 49 naves de Doria para abastecerla y defenderla de las 200 que podían reunir los musulmanes. Esta brutal diferencia, unida a las nuevas presiones francesas, llevaron a Doria a no arriesgarse y retirar todos sus barcos de la zona. Los defensores quedaron entonces aislados de forma completa, ante la pasividad de los venecianos y sus propios superiores en Italia.
El asedio
En julio de 1539 Barbarroja dispuso los preparativos para asediar la fortaleza tanto en tierra como en el mar. La flota turco-berberisca que bloqueó el acceso desde el mar estaba al mando del propio Barbarroja y se componía de 130 galeras y 70 galeotas auxiliares tripuladas por 20.000 marinos veteranos. Mientras tanto, un ejército de 30.000 hombres dirigidos por el Ulema de Bosnia se desplegó en tierra. A pesar de su gran superioridad, y de que los defensores no disponían de alimentos frescos, los primeros asaltos fueron un fracaso para los musulmanes. Los turcos decidieron entonces ofrecer una rendición honrosa a los sitiados, pero Sarmiento se negó a aceptarla y les contestó que «viniesen cuando quisiesen».
Barbarroja decidió entonces recurrir a la artillería, que había ordenado desplegar en lugares estratégicos durante las negociaciones. Durante varios días los gigantescos cañones turcos bombardearon la plaza, como años atrás lo habían hecho con las mucho más resistentes murallas de Constantinopla o Viena, pero ni siquiera cuando las estructuras defensivas se desmoronaron y los defensores quedaron reducidos a sólo 600 hombres se rindieron. Al contrario, cuando los turcos asaltaron las ruinas los supervivientes se batieron espada en mano con ellos y les obligaron de nuevo a retirarse, cayendo un gran número de hombres en ambos bandos. Sarmiento y todos sus capitanes perecieron en los últimos combates, tras lo cual los 200 españoles, en su mayoria heridos, que aún quedaban en pie se rindieron. Algunos fueron ejecutados allí mismo, poco después de la batalla, y el resto fueron enviados como esclavos a Constantinopla.
Consecuencias
La valentía demostrada por el tercio de Sarmiento causó amplia admiración en toda Europa y fue protagonista de canciones y poemas en su época, aunque con el paso de los años fuese cayendo en el olvido. Por su parte, la destrucción de Castelnuovo y en general la fallida operación de la Santa Alianza de 1538 contribuyó a reforzar el poder naval otomano en un momento en el que se le podía haber puesto freno para siempre. En los años siguientes los turcos cosecharon amplias victorias como las de Argel (1541), Trípoli (1551), Bugía (1555), Chipre (1570) y La Goleta (1573), e incluso se aliaron con los franceses para atacar Niza en 1543. Los austriacos fueron obligados a pagar tributo de nuevo, y las naves turcas fueron una amenaza constante para los navíos españoles en el Mediterráneo hasta la Batalla de Lepanto de 1571.
Nota
Existe cierta discrepancia en torno al número de tropas que se encontraban en Castelnuovo en julio de 1539. Las cifras varían desde los 2.500 soldados defendidos por Francisco de Laiglesia a los 4.000 ó 4.500 que cita Manuel Fernández Álvarez. Modesto Lafuente, Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca y Catalá coinciden en la cifra de 3.000 hombres.
El Asedio de Castelnuovo (actual Herceg Novi, en Montenegro) de julio de 1539 por parte de Jeireddín Barbarroja culminó con la reconquista otomana de la plaza, tomada por el tercio viejo de Nápoles el año anterior durante la campaña de la Santa Liga contra el Imperio otomano y abandonada después a su suerte por quienes debían socorrerla. Casi la totalidad de los defensores, que se negaron a rendirse a pesar de estar en franca minoría, perecieron en el asedio.+
Contexto
Tras el fallido asedio turco de Viena en 1529 y la invasión de Austria por parte de los otomanos en 1532, los protestantes decidieron aparcar por un momento sus diferencias con Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, y hacer la guerra contra el enemigo común en Centroeuropa, al que se consiguió expulsar hacia sus bases en Hungría. La amenaza turca quedó así conjurada en tierra, pero en el Mediterráneo la gran flota turco-argelina de Jeireddín Barbarroja seguía representando un gran peligro para las naves y puertos cristianos. En 1535 la flota hispano-genovesa de Álvaro de Bazán y Andrea Doria consiguió reconquistar Túnez al propio Barbarroja, poniendo en entredicho el poder otomano. Tres años después el Emperador, la República de Venecia, el Papa Pablo III y el Archiduque Fernando de Austria formaron la Santa Liga con el fin de atacar a los otomanos en ese momento clave, destruir la flota turco-berberisca e incluso capturar Constantinopla. Andrea Doria fue nombrado responsable de la flota aliada y Ferrante Gonzaga, virrey de Sicilia, de las operaciones terrestres en los Balcanes. Sin embargo, los sueños de destruir a los otomanos comenzaron a alejarse muy pronto al reunirse sólo 130 naves (aproximadamente las mismas que los turcos tenían entonces en el Mediterráneo) y no las 200 acordadas. Paralelamente, se extendió la discordia entre los jefes de la Santa Liga; los italianos, que aportaban más naves (aunque muchos menos hombres) recelaban de los españoles que componían la mayor parte de la tropa y ocupaban los mandos superiores, Francia amenazaba de nuevo con reanudar la guerra con el Imperio y las propias Cortes de Castilla se negaron a apoyar una empresa que se veía lejana y poco lucrativa.
Estas discordias tuvieron tal efecto que cuando Barbarroja fue cercado en el Golfo de Artá por los cristianos, éste pudo escapar de una destrucción que parecía garantizada sin sufrir daño alguno, perdiéndose una oportunidad única. Aún así los tercios españoles, apoyados por refuerzos venecianos, decidieron pasar a la acción entablando batalla en tierra y capturaron con éxito la estratégica fortaleza de Castelnuovo, en la abrupta costa dálmata. Fernando de Austria incluso se permitió entonces negarse a seguir pagando tributo al sultán de Constantinopla, como se había visto obligado a hacer tras el asedio de Viena. No obstante, en lugar de contribuir a la unidad de la Liga, esta victoria no hizo sino despedazarla aún más.
Los venecianos reclamaron de inmediato la cesión de la fortaleza, situada entre sus enclaves de Ragusa y Cattaro e imprescindible para garantizar su dominio sobre el Adriático, pero por razones que aún no se explican los historiadores, Carlos V se negó a ceder la posición. A resultas de ello los venecianos rompieron su alianza con éste, precipitando la disolución de la liga y retirando sus naves a las que siguieron las del Papa. Castelnuovo quedó entonces defendida por apenas 3.000[1] hombres del tercio de Nápoles bajo el mando de Andrés de Sarmiento y con la única ayuda de las 49 naves de Doria para abastecerla y defenderla de las 200 que podían reunir los musulmanes. Esta brutal diferencia, unida a las nuevas presiones francesas, llevaron a Doria a no arriesgarse y retirar todos sus barcos de la zona. Los defensores quedaron entonces aislados de forma completa, ante la pasividad de los venecianos y sus propios superiores en Italia.
El asedio
En julio de 1539 Barbarroja dispuso los preparativos para asediar la fortaleza tanto en tierra como en el mar. La flota turco-berberisca que bloqueó el acceso desde el mar estaba al mando del propio Barbarroja y se componía de 130 galeras y 70 galeotas auxiliares tripuladas por 20.000 marinos veteranos. Mientras tanto, un ejército de 30.000 hombres dirigidos por el Ulema de Bosnia se desplegó en tierra. A pesar de su gran superioridad, y de que los defensores no disponían de alimentos frescos, los primeros asaltos fueron un fracaso para los musulmanes. Los turcos decidieron entonces ofrecer una rendición honrosa a los sitiados, pero Sarmiento se negó a aceptarla y les contestó que «viniesen cuando quisiesen».
Barbarroja decidió entonces recurrir a la artillería, que había ordenado desplegar en lugares estratégicos durante las negociaciones. Durante varios días los gigantescos cañones turcos bombardearon la plaza, como años atrás lo habían hecho con las mucho más resistentes murallas de Constantinopla o Viena, pero ni siquiera cuando las estructuras defensivas se desmoronaron y los defensores quedaron reducidos a sólo 600 hombres se rindieron. Al contrario, cuando los turcos asaltaron las ruinas los supervivientes se batieron espada en mano con ellos y les obligaron de nuevo a retirarse, cayendo un gran número de hombres en ambos bandos. Sarmiento y todos sus capitanes perecieron en los últimos combates, tras lo cual los 200 españoles, en su mayoria heridos, que aún quedaban en pie se rindieron. Algunos fueron ejecutados allí mismo, poco después de la batalla, y el resto fueron enviados como esclavos a Constantinopla.
Consecuencias
La valentía demostrada por el tercio de Sarmiento causó amplia admiración en toda Europa y fue protagonista de canciones y poemas en su época, aunque con el paso de los años fuese cayendo en el olvido. Por su parte, la destrucción de Castelnuovo y en general la fallida operación de la Santa Alianza de 1538 contribuyó a reforzar el poder naval otomano en un momento en el que se le podía haber puesto freno para siempre. En los años siguientes los turcos cosecharon amplias victorias como las de Argel (1541), Trípoli (1551), Bugía (1555), Chipre (1570) y La Goleta (1573), e incluso se aliaron con los franceses para atacar Niza en 1543. Los austriacos fueron obligados a pagar tributo de nuevo, y las naves turcas fueron una amenaza constante para los navíos españoles en el Mediterráneo hasta la Batalla de Lepanto de 1571.
Nota
Existe cierta discrepancia en torno al número de tropas que se encontraban en Castelnuovo en julio de 1539. Las cifras varían desde los 2.500 soldados defendidos por Francisco de Laiglesia a los 4.000 ó 4.500 que cita Manuel Fernández Álvarez. Modesto Lafuente, Fernando Martínez Laínez y José María Sánchez de Toca y Catalá coinciden en la cifra de 3.000 hombres.
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La Armada Invencible y la "Contraarmada Inglesa"
Bueno, mucho se habla del desastre de la armada invencible que todos sabemos, pero poco se cuenta de la contraarmada inglesa que poco despues lanzaron los ingleses y que fue un fracaso y una derrota sin igual comparable al desastre mismo de la Armada Invencible.
Por cierto, el texto explicativo es de Pio Moa, ejejej
La "Invencible" y la contraarmada inglesa
15 de Julio de 2009 - 07:27:32 - Pío Moa
Someto de nuevo al severo criterio de ustedes:
Felipe II pidió en 1581 una tregua de un año a Constantinopla, que replicó pidiéndola de tres, y ello le permitió atender más a Francia. 1584 fue el año del asesinato de Guillermo de Orange, del sitio de Amberes y de la muerte del Anjou hermano de Enrique III y frustrado soberano de Holanda. Lo último elevaba el peligro para España, pues el rey designó heredero al calvinista Enrique de Borbón. El 15 de diciembre, Inglaterra, Dinamarca, Escocia, partes de Alemania y Suiza firmaban en Magdeburgo, Prusia, un acuerdo para ayudar a los hugonotes con dinero y tropas. Muy preocupado, Felipe firmó con Guisa, el 31 de diciembre, el tratado de Joinville contra los protestantes y para impedir el acceso de Enrique de Borbón al trono. De ahí saldría la octava guerra de religión o "De los tres Enriques", por enfrentarse el de Guisa, el de Borbón y el rey.
Juzgando que este último tratado podía arruinar el protestantismo francés y luego al anglicano, Isabel I entró ya sin disimulo en la lucha por Flandes, comprometiéndose en agosto siguiente, por el tratado de Nonsuch, a enviar tropas y dinero a cambio de la cesión a Inglaterra, como aval, de varios puertos y del derecho a designar al gobernador general de las provincias. Encomendó la tarea a su favorito y posible amante conde de Leicester, que no lo hizo muy bien: muchos de sus soldados desertaron a los españoles y él, con su autoritarismo, enojó a los holandeses.
Si la acción solapada de Isabel había irritado a Felipe, la intervención abierta lo decidió a mandarle una armada que la derrocase. La Grande y Felicísima Armada, (lo de Invencible fue una acuñación inglesa, al principio aprensiva y después sarcástica), debía recoger en Flandes a 20.000 soldados de Farnesio para invadir la isla. Álvaro de Bazán iba a mandar la flota, pero murió antes, sustituyéndole el duque de Medina Sidonia, hombre prudente pero no marino, reacio a la empresa y muy inferior a Bazán, si bien le asesoraban marinos expertos como el guipuzcoano Miguel de Oquendo y los vizcaínos Martínez de Recalde y Bertendona. Los aprestos se retrasaron porque Francis Drake saqueó Cádiz y destruyó allí treinta de naves, dejando de relieve, como había ocurrido en las Alpujarras, la escasa utilidad de las milicias.
La Armada, 132 barcos diversos con unos 27.000 hombres, se reunió en Lisboa. Los ingleses, en un supremo esfuerzo, juntaron y artillaron hasta 200 naves, con menor tonelaje y cerca de 20.000 hombres. Entre sus mandos destacaba Drake, el marino inglés más hábil y audaz, que había sido negrero y pirata de éxito contra España en colaboración financiera con la reina, y había dado una vuelta al mundo.
Poco antes de verano de 1588 la Gran Armada dejó Lisboa, las galernas la dispersaron y tardó un mes en reconcentrarse en La Coruña. Los ingleses quisieron atacarla, pero las tormentas se lo impidieron a su vez. El 22 de julio volvió zarpar y llegó al oeste de la costa sur inglesa. En Plymouth pudo tal vez destruir la escuadra contraria, encerrada allí por las mareas, pero Medina Sidonia prefirió atenerse al plan y continuó hacia Flandes, perdiendo dos galeones en escaramuzas. Sin más contratiempo, se acercó a su objetivo a la altura de Gravelinas, y allí volcó Drake su poder artillero y varios barcos en llamas (brulotes), a favor del viento. La táctica española consistía en soltar una andanada y pasar al abordaje, pero los ingleses, por evitar el contacto, cañoneaban de lejos, con poca eficacia, y hubieron de retirarse con la munición agotada. La batalla, realmente menor, dejó a la Armada un solo barco hundido y cuatro dañados, y en torno a medio millar de muertos, por uno o dos centenares de sus contrarios.
En principio, Medina Sidonia pudo cumplir entonces su cometido recogiendo a las tropas de Farnesio, pero los mensajes de la Armada habían sido interceptados por los holandeses, y Farnesio no estaba. La maniobra se hizo muy arriesgada porque los rebeldes habían retirado las boyas de identificación de los numerosos bajíos. De pronto el viento empeoró, empujando las naves hacia el norte, sin dejar otra opción que intentar la vuelta a España rodeando Escocia e Irlanda. Y sobrevino la catástrofe, pues las tormentas hundieron casi 60 barcos, con unos 15.000 hombres. No hubo, pues, victoria inglesa, pues el combate se limitó en rigor a una fuerte escaramuza, sino un fracaso causado por el mal tiempo, comparable al sufrido 47 años antes por Carlos I en Argel. Los protestantes llamaron "El viento de Dios" al que les había librado de la Armada, como los islámicos llamaron "El viento de Carlos" al que les había salvado antaño. Según algunos tratadistas militares, el combate frente a Gravelinas cambió la táctica naval del abordaje al cañoneo, pero la flota hispana mantendría su superioridad en los mares hasta 1639. Se ha relacionado a las violentas tempestades, inusuales en aquella estación, con el enfriamiento del clima que iba a hacer del siglo XVII una "pequeña edad glacial".
Los héroes ingleses de Gravelinas tuvieron mala suerte. El primer ministro, Burghley, calculó que "por muerte o enfermedad o algo parecido, podremos ahorrar parte de la paga" debida a los marineros. El dinero se derrochó en festejos, mientras morían a millares los defensores de Inglaterra, por enfermedades, hambre y heridas.
El efecto mayor de la batalla fue psicológico. Tras tanto tiempo de mala suerte, los exultantes ingleses y protestantes acuñaron medallas conmemorativas con la leyenda "Él (Dios) sopló sus vientos y los dispersó". Al año siguiente, Drake (con Norreys) salió con una potente flota (la Contraarmada)para destruir los galeones de la Armada en reparación, capturar las Azores y el tesoro de Indias y, sobre todo, provocar la revuelta de Portugal. Iba con él Antonio de Crato, convencido de que su presencia impulsaría una rebelión portuguesa. Pero Drake fue rechazado en La Coruña, donde se distinguió la célebre María Pita, y perdió cerca de un millar de soldados, más otros dos mil que desertaron con sus barcos. En Lisboa fue igualmente rechazado y no hubo asomo de insurrección popular. Tampoco logró tomar las Azores ni capturar los galeones de Indias. Los españoles le destruyeron o capturaron doce barcos, las tormentas le hundieron otros tantos, y perdió el 70% de los 23.000 hombres embarcados: 13.000 muertos y muchos desertores. Su aureola perdió brillo, y para Isabel fue un trago amargo, pues la costosa aventura vació sus arcas. Fue uno de los mayores desastres de la armada inglesa, solo inferior al que sufriría en 1741 en Cartagena de Indias
http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado/la-invencible-y-la-contraarmada-inglesa-5027/
Por cierto, el texto explicativo es de Pio Moa, ejejej
La "Invencible" y la contraarmada inglesa
15 de Julio de 2009 - 07:27:32 - Pío Moa
Someto de nuevo al severo criterio de ustedes:
Felipe II pidió en 1581 una tregua de un año a Constantinopla, que replicó pidiéndola de tres, y ello le permitió atender más a Francia. 1584 fue el año del asesinato de Guillermo de Orange, del sitio de Amberes y de la muerte del Anjou hermano de Enrique III y frustrado soberano de Holanda. Lo último elevaba el peligro para España, pues el rey designó heredero al calvinista Enrique de Borbón. El 15 de diciembre, Inglaterra, Dinamarca, Escocia, partes de Alemania y Suiza firmaban en Magdeburgo, Prusia, un acuerdo para ayudar a los hugonotes con dinero y tropas. Muy preocupado, Felipe firmó con Guisa, el 31 de diciembre, el tratado de Joinville contra los protestantes y para impedir el acceso de Enrique de Borbón al trono. De ahí saldría la octava guerra de religión o "De los tres Enriques", por enfrentarse el de Guisa, el de Borbón y el rey.
Juzgando que este último tratado podía arruinar el protestantismo francés y luego al anglicano, Isabel I entró ya sin disimulo en la lucha por Flandes, comprometiéndose en agosto siguiente, por el tratado de Nonsuch, a enviar tropas y dinero a cambio de la cesión a Inglaterra, como aval, de varios puertos y del derecho a designar al gobernador general de las provincias. Encomendó la tarea a su favorito y posible amante conde de Leicester, que no lo hizo muy bien: muchos de sus soldados desertaron a los españoles y él, con su autoritarismo, enojó a los holandeses.
Si la acción solapada de Isabel había irritado a Felipe, la intervención abierta lo decidió a mandarle una armada que la derrocase. La Grande y Felicísima Armada, (lo de Invencible fue una acuñación inglesa, al principio aprensiva y después sarcástica), debía recoger en Flandes a 20.000 soldados de Farnesio para invadir la isla. Álvaro de Bazán iba a mandar la flota, pero murió antes, sustituyéndole el duque de Medina Sidonia, hombre prudente pero no marino, reacio a la empresa y muy inferior a Bazán, si bien le asesoraban marinos expertos como el guipuzcoano Miguel de Oquendo y los vizcaínos Martínez de Recalde y Bertendona. Los aprestos se retrasaron porque Francis Drake saqueó Cádiz y destruyó allí treinta de naves, dejando de relieve, como había ocurrido en las Alpujarras, la escasa utilidad de las milicias.
La Armada, 132 barcos diversos con unos 27.000 hombres, se reunió en Lisboa. Los ingleses, en un supremo esfuerzo, juntaron y artillaron hasta 200 naves, con menor tonelaje y cerca de 20.000 hombres. Entre sus mandos destacaba Drake, el marino inglés más hábil y audaz, que había sido negrero y pirata de éxito contra España en colaboración financiera con la reina, y había dado una vuelta al mundo.
Poco antes de verano de 1588 la Gran Armada dejó Lisboa, las galernas la dispersaron y tardó un mes en reconcentrarse en La Coruña. Los ingleses quisieron atacarla, pero las tormentas se lo impidieron a su vez. El 22 de julio volvió zarpar y llegó al oeste de la costa sur inglesa. En Plymouth pudo tal vez destruir la escuadra contraria, encerrada allí por las mareas, pero Medina Sidonia prefirió atenerse al plan y continuó hacia Flandes, perdiendo dos galeones en escaramuzas. Sin más contratiempo, se acercó a su objetivo a la altura de Gravelinas, y allí volcó Drake su poder artillero y varios barcos en llamas (brulotes), a favor del viento. La táctica española consistía en soltar una andanada y pasar al abordaje, pero los ingleses, por evitar el contacto, cañoneaban de lejos, con poca eficacia, y hubieron de retirarse con la munición agotada. La batalla, realmente menor, dejó a la Armada un solo barco hundido y cuatro dañados, y en torno a medio millar de muertos, por uno o dos centenares de sus contrarios.
En principio, Medina Sidonia pudo cumplir entonces su cometido recogiendo a las tropas de Farnesio, pero los mensajes de la Armada habían sido interceptados por los holandeses, y Farnesio no estaba. La maniobra se hizo muy arriesgada porque los rebeldes habían retirado las boyas de identificación de los numerosos bajíos. De pronto el viento empeoró, empujando las naves hacia el norte, sin dejar otra opción que intentar la vuelta a España rodeando Escocia e Irlanda. Y sobrevino la catástrofe, pues las tormentas hundieron casi 60 barcos, con unos 15.000 hombres. No hubo, pues, victoria inglesa, pues el combate se limitó en rigor a una fuerte escaramuza, sino un fracaso causado por el mal tiempo, comparable al sufrido 47 años antes por Carlos I en Argel. Los protestantes llamaron "El viento de Dios" al que les había librado de la Armada, como los islámicos llamaron "El viento de Carlos" al que les había salvado antaño. Según algunos tratadistas militares, el combate frente a Gravelinas cambió la táctica naval del abordaje al cañoneo, pero la flota hispana mantendría su superioridad en los mares hasta 1639. Se ha relacionado a las violentas tempestades, inusuales en aquella estación, con el enfriamiento del clima que iba a hacer del siglo XVII una "pequeña edad glacial".
Los héroes ingleses de Gravelinas tuvieron mala suerte. El primer ministro, Burghley, calculó que "por muerte o enfermedad o algo parecido, podremos ahorrar parte de la paga" debida a los marineros. El dinero se derrochó en festejos, mientras morían a millares los defensores de Inglaterra, por enfermedades, hambre y heridas.
El efecto mayor de la batalla fue psicológico. Tras tanto tiempo de mala suerte, los exultantes ingleses y protestantes acuñaron medallas conmemorativas con la leyenda "Él (Dios) sopló sus vientos y los dispersó". Al año siguiente, Drake (con Norreys) salió con una potente flota (la Contraarmada)para destruir los galeones de la Armada en reparación, capturar las Azores y el tesoro de Indias y, sobre todo, provocar la revuelta de Portugal. Iba con él Antonio de Crato, convencido de que su presencia impulsaría una rebelión portuguesa. Pero Drake fue rechazado en La Coruña, donde se distinguió la célebre María Pita, y perdió cerca de un millar de soldados, más otros dos mil que desertaron con sus barcos. En Lisboa fue igualmente rechazado y no hubo asomo de insurrección popular. Tampoco logró tomar las Azores ni capturar los galeones de Indias. Los españoles le destruyeron o capturaron doce barcos, las tormentas le hundieron otros tantos, y perdió el 70% de los 23.000 hombres embarcados: 13.000 muertos y muchos desertores. Su aureola perdió brillo, y para Isabel fue un trago amargo, pues la costosa aventura vació sus arcas. Fue uno de los mayores desastres de la armada inglesa, solo inferior al que sufriría en 1741 en Cartagena de Indias
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Batalla de Nördlingen (1634)
En el contexto de la guerra de los 30 años el ejército Imperial y de la Liga Católica, bajo el mando nominal de Fernando, rey de Hungría, comenzó en 1634 una campaña para expulsar a los protestantes de la zona sur de Alemania. El ejército imperial, tras conquistar algunas ciudades alemanas, marchó hacia el importante centro protestante de Nordlingen adonde se reunió con el ejército español del cardenal-infante Fernando, dispuestos a tomar la ciudad.
Los líderes protestantes, sabiendo que la caída de Nordlingen sería un golpe demasiado duro para su causa, mandaron el grueso de sus fuerzas, el ejército Sueco-Alemán, para evitar la caida de Nordlingen. El 5 de septiembre de 1634, las vanguardias de ambos ejércitos entraron en contacto. Los imperiales contaban con 33.000 hombres (20.000 infantes y 13.000 jinetes) españoles, italianos, y alemanes. Frente a ellos, los generales protestantes alinearon 25.000 hombres (16.000 infantes y 9.000 jinetes) suecos y alemanes.
La muerte de Gustavo Adolfo de Suecia, el gran estratega protestante, acaecida dos años antes en la batalla de Lützen había dejado a los suecos sin si mejor general, aunque no se resintió por ello la calidad de su ejército.
El primer ataque protestante tuvo lugar durante la noche, pero fue fácilmente rechazado. Durante el dia, los combates se desarrollaron en la posición clave de la colina de Albuch, que dominaba el campo de batalla. Esa colina, defendida por dos regimientos Alemanes (Salms y Wurmser), un Tercio Napolitano (Torralto), y un Tercio español (Idiáquez) respaldados por 9 escuadrones de caballería, teniendo enfrente a los suecos del general Horn, unos 9.000 hombres, divididos en 5 brigadas de infantería y 24 escuadrones de caballería.
Al comienzo de la batalla, la caballería protestante de Horn cargó fieramente contra la colina del Albuch, siendo rechazada por el tercio napolitano de Torralto. Por su parte, la infantería de Horn tuvo más éxito en su ataque, desalojando de sus posiciones a los dos regimientos alemanes. Este éxito parcial fue abortado por un contraataque de la caballería italiana sobre el flanco de los suecos, que se vieron obligados a retirarse, permitiendo a los dos regimientos alemanes volver a ocupar sus posiciones. Pero una segunda carga sueca desarboló nuevamente a los alemanes, quienes huyeron a la desbandada, mientras los italianos mantenían la línea. En ese momento el Tercio español de Idiáquez marchó hacia los Suecos, conteniéndolos y cerrando la brecha dejada por la huida de los alemanes. Al mismo tiempo, los italianos recibían tropas de refresco desde retaguardia. Así, cuando los protestantes lanzaron un nuevo ataque con refuerzos del ala izquierda, este no tardó en ser rechazado.
Pero los protestantes, sabedores de que el dominio de la colina era la clave de la batalla, lanzaron nuevos ataques contra los Tercios españoles e italianos, quienes rechazaron no menos de 15 cargas de la infantería sueca, mientras que en la falda de la colina las caballerías de los dos bandos se pelean ferozmente con pistolas y espadas.
Los caballos corazas del ejército sueco habían facilitado anteriormente sonadas victorias a Gustavo Adolfo sobre los ejércitos católicos.
Cuando el general protestante Horn vió que era imposible tomar la colina, ordenó a su exhausta infanteria emprender la retirada, momento que aprovechó la caballería imperial del flanco derecho para cargar contra los protestantes mientras la infantería española e italiana, secundando a la caballería, se lanzó colina abajo persiguiendo los suecos.
De este modo, la retirada más o menos ordenada de Horn se convirtió en una huida desordenada para acabar en una catástrofe cuando las dos alas protestantes que huian a la desbandada se vioeron atrapadas contra el río Rezembach. Los sueco-alemanes perderian otros 6.000 hombres que fueron hechos prisioneros.
Nordlingen, fue una de las mas sonadas victorias de los tercios imperiales, pues el grueso del potencial militar enemigo había sido destruido, permitiendo a las tropas del Imperio acabar con la conquista del sur de Alemania. El príncipe elector de Sajonia, quien previamente se habia alineado junto con la liga protestante, fue obligado a volver al redil de la causa Imperial. Eran buenas las perspectivas que se le presentaban a los intereses españoles tras esta victoria, aunque finalmente se vieran truncadas por la entrada en la guerra de Francia en 1635. Pese a todo, como diria Perez Reverte, puestos a dejar los enemigos de España nos segaran la tierra bajo los pies, mejor hacerles pagar caro cada ataque. En Nordlingen, el valor de la infantería española volvió a quedar patente, pues la intervención de nuestros soldados salvó la situación en un momento clave. También fue muy destacada -y brillante- la intervención de los soldados de la península italiana (napolitanos en su mayoria) que combatieron con un tremendo valor y tenacidad, derrotando a una de las mejores infanterías del mundo, los suecos de Gustavo Adolfo.
En definitiva, Nordlingen sirvió para aumentar la leyenda del valor combativo de los tercios imperiales, leyenda que, aun en la derrota, sería confirmada por los hechos posteriores.
A pesar de lo cruento de los ataques suecos, españoles e italianos aguantaron una vez más, como ya era costumbre, los envites enemigos hasta cambiar las tornas de la batall
http://lasantaalianza.blogspot.com/2009/01/la-batalla-de-nordlingen-1634.html
Poco antes de comenzar esta fase crucial de la batalla el oficial al mando de la artillería imperial dijo lo siguiente al Cardenal Infante:
"Señores, en esta batalla nos van muchos reinos y Provincias, y así con licencia de su majestad y alteza real diré lo que siento. El peso de la batalla ha de ser en aquella colina, y de los cuatro tercios que hay en ella el uno es nuevo, que en su vida no ha visto enemigo, y así Señores, será necesario enviar allí un tercio de Españoles, e irle socorriendo con más gente, conforme a la necesidad nos enseñare"
Aceptando el consejo el cardenal mandó al tercio de idiaquez a reforzar la colina: aquí ocurre una anécdota curiosa, ya que el oficial alemán que mandaba el regimiento que iba a ser retirado de vanguardia en favor del tercio español se negó de plano ya que despues de 30 años al servicio del rey español no aceptabaa esa deshonra, que sólo si lo ordenaba el cardenal infante se retiraría su unidad, pero que él lucharía pica en mano en las filas del tercio de Idiáquez.
Ante esto se mantuvo la posición de la unidad tudesca: el valeroso oficial acabó cayendo en combate, despues de lograr detener la huída de su regimiento.
Fue gracias al empeño del tercio español que la colina no cayó en poder del enemigo, y en el libro destacan el agradecimiento efusivo del cardenal infante a la infantería española por la victoria.
Los líderes protestantes, sabiendo que la caída de Nordlingen sería un golpe demasiado duro para su causa, mandaron el grueso de sus fuerzas, el ejército Sueco-Alemán, para evitar la caida de Nordlingen. El 5 de septiembre de 1634, las vanguardias de ambos ejércitos entraron en contacto. Los imperiales contaban con 33.000 hombres (20.000 infantes y 13.000 jinetes) españoles, italianos, y alemanes. Frente a ellos, los generales protestantes alinearon 25.000 hombres (16.000 infantes y 9.000 jinetes) suecos y alemanes.
La muerte de Gustavo Adolfo de Suecia, el gran estratega protestante, acaecida dos años antes en la batalla de Lützen había dejado a los suecos sin si mejor general, aunque no se resintió por ello la calidad de su ejército.
Al comienzo de la batalla, la caballería protestante de Horn cargó fieramente contra la colina del Albuch, siendo rechazada por el tercio napolitano de Torralto. Por su parte, la infantería de Horn tuvo más éxito en su ataque, desalojando de sus posiciones a los dos regimientos alemanes. Este éxito parcial fue abortado por un contraataque de la caballería italiana sobre el flanco de los suecos, que se vieron obligados a retirarse, permitiendo a los dos regimientos alemanes volver a ocupar sus posiciones. Pero una segunda carga sueca desarboló nuevamente a los alemanes, quienes huyeron a la desbandada, mientras los italianos mantenían la línea. En ese momento el Tercio español de Idiáquez marchó hacia los Suecos, conteniéndolos y cerrando la brecha dejada por la huida de los alemanes. Al mismo tiempo, los italianos recibían tropas de refresco desde retaguardia. Así, cuando los protestantes lanzaron un nuevo ataque con refuerzos del ala izquierda, este no tardó en ser rechazado.
Pero los protestantes, sabedores de que el dominio de la colina era la clave de la batalla, lanzaron nuevos ataques contra los Tercios españoles e italianos, quienes rechazaron no menos de 15 cargas de la infantería sueca, mientras que en la falda de la colina las caballerías de los dos bandos se pelean ferozmente con pistolas y espadas.
Los caballos corazas del ejército sueco habían facilitado anteriormente sonadas victorias a Gustavo Adolfo sobre los ejércitos católicos.
Cuando el general protestante Horn vió que era imposible tomar la colina, ordenó a su exhausta infanteria emprender la retirada, momento que aprovechó la caballería imperial del flanco derecho para cargar contra los protestantes mientras la infantería española e italiana, secundando a la caballería, se lanzó colina abajo persiguiendo los suecos.
De este modo, la retirada más o menos ordenada de Horn se convirtió en una huida desordenada para acabar en una catástrofe cuando las dos alas protestantes que huian a la desbandada se vioeron atrapadas contra el río Rezembach. Los sueco-alemanes perderian otros 6.000 hombres que fueron hechos prisioneros.
Nordlingen, fue una de las mas sonadas victorias de los tercios imperiales, pues el grueso del potencial militar enemigo había sido destruido, permitiendo a las tropas del Imperio acabar con la conquista del sur de Alemania. El príncipe elector de Sajonia, quien previamente se habia alineado junto con la liga protestante, fue obligado a volver al redil de la causa Imperial. Eran buenas las perspectivas que se le presentaban a los intereses españoles tras esta victoria, aunque finalmente se vieran truncadas por la entrada en la guerra de Francia en 1635. Pese a todo, como diria Perez Reverte, puestos a dejar los enemigos de España nos segaran la tierra bajo los pies, mejor hacerles pagar caro cada ataque. En Nordlingen, el valor de la infantería española volvió a quedar patente, pues la intervención de nuestros soldados salvó la situación en un momento clave. También fue muy destacada -y brillante- la intervención de los soldados de la península italiana (napolitanos en su mayoria) que combatieron con un tremendo valor y tenacidad, derrotando a una de las mejores infanterías del mundo, los suecos de Gustavo Adolfo.
En definitiva, Nordlingen sirvió para aumentar la leyenda del valor combativo de los tercios imperiales, leyenda que, aun en la derrota, sería confirmada por los hechos posteriores.
A pesar de lo cruento de los ataques suecos, españoles e italianos aguantaron una vez más, como ya era costumbre, los envites enemigos hasta cambiar las tornas de la batall
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Poco antes de comenzar esta fase crucial de la batalla el oficial al mando de la artillería imperial dijo lo siguiente al Cardenal Infante:
"Señores, en esta batalla nos van muchos reinos y Provincias, y así con licencia de su majestad y alteza real diré lo que siento. El peso de la batalla ha de ser en aquella colina, y de los cuatro tercios que hay en ella el uno es nuevo, que en su vida no ha visto enemigo, y así Señores, será necesario enviar allí un tercio de Españoles, e irle socorriendo con más gente, conforme a la necesidad nos enseñare"
Aceptando el consejo el cardenal mandó al tercio de idiaquez a reforzar la colina: aquí ocurre una anécdota curiosa, ya que el oficial alemán que mandaba el regimiento que iba a ser retirado de vanguardia en favor del tercio español se negó de plano ya que despues de 30 años al servicio del rey español no aceptabaa esa deshonra, que sólo si lo ordenaba el cardenal infante se retiraría su unidad, pero que él lucharía pica en mano en las filas del tercio de Idiáquez.
Ante esto se mantuvo la posición de la unidad tudesca: el valeroso oficial acabó cayendo en combate, despues de lograr detener la huída de su regimiento.
Fue gracias al empeño del tercio español que la colina no cayó en poder del enemigo, y en el libro destacan el agradecimiento efusivo del cardenal infante a la infantería española por la victoria.
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