El atroz silencio de los católicos del PP

El atroz silencio de los católicos del PP

Ni una crítica provida al proyecto de Gallardón en las filas del Partido Popular



El 16 de abril de 1963 Martin Luther King escribió su “Carta desde la cárcel de Birmingham”. Entre otras afirmaciones merecedoras de una seria reflexión, contiene una que me gusta especialmente: “En esta generación no sólo vamos a tener que arrepentirnos por las odiosas palabras y acciones de la gente mala, sino también por el atroz silencio de la gente buena.“

Firma: Convierte el proyecto Gallardón en una ley de aborto cero
Los pros y los contras de la Ley Gallardón
En 2009 Monago tachó de ‘aberrante’ la ley de Aído y ahora defiende lo mismo que ella
El ‘cambio’ que prometió Rajoy se ha quedado en nada dos años después

Se multiplican las voces en el PP para hacer una ley aún más abortista

He recordado estas palabras ante las discrepancias que están planteando dirigentes del PP frente al anteproyecto de ley del aborto presentado por Gallardón. Ayer hablé aquí del caso de Monago, presidente de Extremadura, pero podría hablar también de las declaraciones de Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia; de Cristina Cifuentes, delegada del gobierno en Madrid; de Borja Sémper, presidente del PP de Guipúzcoa; de Rosa Valdeón, alcaldesa de Zamora; y de Javier Dorado, secretario general de las Nuevas Generaciones, las juventudes del PP. A todos estos dirigentes del PP el proyecto de Gallardón no les parece lo bastante lesivo para los niños por nacer: quieren que sea aún más dañino.

Los otros asuntos sobre los que hasta ahora han callado

El 29 de diciembre desde Libertad Digital Emilio Campmany escribía un acertadísimo artículo cuya tesis comparto. Expone a las claras cómo el PP se viene ciscando en sus votantes sin que ninguno de los citados diga ni pío. Ninguno de esos dirigentes abrió la boca ante otras cosas que ha venido haciendo mal o muy mal el gobierno, como las subidas de impuestos -contra lo que prometió el PP a sus votantes-, la liberación del etarra Bolinaga, el cruce de brazos ante la excarcelación express de asesinos, narcos y violadores por Estrasburgo, el abandono a las víctimas del terrorismo, la incomprensible tolerancia con los despilfarros de la Generalidad catalana y con su desafío soberanista, la falta de libertad lingüística -no sólo en Cataluña-, etc. En todos esos asuntos esos dirigentes del PP han guardado el mismo silencio que el PSOE.

La cosa cambia si hablamos del aborto. En cumplimiento de la jurisprudencia constitucional sobre el aborto -que se saltó a la torera el PSOE al aprobar la ley Aído-, Gallardón presenta un mero informe para elaborar un anteproyecto de ley que teóricamente pretende amparar a los concebidos, y ahora es cuando los citados dirigentes -hasta entonces calladitos- protestan. “Si ahora se encampanan es porque este asunto es uno muy querido al electorado de izquierdas”, señala con acierto Campmany, que advierte del interés de ciertos dirigentes del PP por pescar en esos caladeros. Una vez más se antepone la poltrona los principios, aunque entre éstos figure la promesa electoral del PP en 2011 de “reforzar la protección del derecho a la vida”. ¿Será que esos dirigentes no se leyeron su propio programa electoral?

Beatriz Escudero y David Pérez, la excepción

Hay un detalle de todo este revuelo en el PP que me ha llamado especialmente la atención, y es lo que no está siendo noticia. Sé que en el PP hay aún gente de principios, algunos incluso ocupan puestos dirigentes y no pocos de ellos son católicos convencidos. Obvia decir que para defender el derecho a vivir de los más débiles e indefensos ni siquiera hay que ser católico, pero se supone de quienes lo son que deberían tenerlo aún más claro que el resto, pues para un católico respetar la vida no sólo es una cuestión ética y moral básica, sino también un mandato divino: “no matarás”. Sin embargo, entre esos dirigentes, diputados, alcaldes y concejales católicos del PP está reinando un silencio casi unánime. Digo “casi” porque conozco al menos dos excepciones: la diputada por Segovia Beatriz Escudero y el alcalde de Alcorcón, David Pérez, que han salido en defensa del proyecto de Gallardón desde sus cuentas de Twitter, apelando al derecho a la vida… y sin merecer la atención de ningún medio.

Los defectos de la ley no reciben ni una crítica de dirigentes del PP

Hay que recordar, además, que la redacción actual del anteproyecto de Gallardón es decepcionante y amenaza con repetir el coladero abortista instaurado por el PSOE en 1985. Hay muchas cosas que corregir para que podamos llegar a situaciones como la de Polonia, donde se han reducido drásticamente los abortos no sólo limitándolos por ley, sino también promoviendo el necesario amparo a la maternidad y fomentando la cultura de la vida a nivel oficial; lo que debería ser propio, en fin de un país civilizado (aunque algunos asocien el concepto civilización con la necesidad de matar y descuartizar a los miembros más débiles de nuestra sociedad). ¿Voces de dirigentes del PP a favor de hacer una ley que proteja mejor a los concebidos? Ni una, al menos que haya tenido eco en los medios. Me he tomado la prudencia de esperar a leer alguna en Twitter, y mi espera ha sido en vano. Y mientras se produce ese silencio, se multiplican las voces discrepantes desde el sector abortista del PP. Qué razón tenía Martin Luther King…

http://www.outono.net/elentir/2014/01/01/el-atroz-silencio-de-los-catolicos-del-pp/

Pensaba que el PP había puesto medidas más duras contra el aborto.

Quitando por lo demás por la basta cobardía de estos.

Me decepciona la sociedad. No por las proferidas de los malos, sino por el silencio de los buenos.

Creo que en este foro, ya hemos expuesto la idea que cada cual tiene sobre el aborto. Y por consiguente no hay motivos para que se nos compare con quienes deberian hablar sobre ésto, y que por su posición en la sociedad sus palabras serian oida con mas repercusión que quienes escribimos aqui.

Efectivamente, Trajano.v, sobre todo si nos referimos a los foreros que son (mis respetos a todos) votantes del PP.

Por lo demás , sí, en este foro se ha debatido bastante sobre estos asuntos....y seguro que se volverá a debatir y comentar.

Lo de Monago , ya sabemos, si estás gobernando con el beneplácito de los comunistas extremeños adheridos a IU quizá entiendo que  esas palabras sean para la galería. ¿Qué mejor momento?

De la misma forma, todos,o casi todos al unisono, "protestan" para que se modifique el supuesto de malformación del feto.

Pero lo que no entiendo es por qué se repite tanto la idea de que la mujer pierde su libertad....realmente no me parece de recibo. ¿O acaso alguien llama ganar libertad a "eliminar al feto" como un trozo sobrante del cuerpo de una mujer?

Curioso, en otros hilos alguno de los foreros que votan o son simpatizantes del PP se quejan amargamente de que el PP tiene que tener mayoría absoluta para poder gobernar porque los partidos de izquierda "siempre" se juntan para impedir que el PP gobierne. Eso sí, cuando gobiernan con IU no dicen ni pío...


Esta es "otra versión" del silencio de la gente del PP cuando no les conviene decir lo que hace su partido.

Persia escribió:Curioso, en otros hilos alguno de los foreros que votan o son simpatizantes del PP se quejan amargamente de que el PP tiene que tener mayoría absoluta para poder gobernar porque los partidos de izquierda "siempre" se juntan para impedir que el PP gobierne. Eso sí, cuando gobiernan con IU no dicen ni pío...


Esta es "otra versión" del silencio de la gente del PP cuando no les conviene decir lo que hace su partido.

Joeeer, Persia, para una vez que me adelanto....... es que ni te fijas, me cachis.

Casi me copias.... 

http://tradiciondigital.es/2014/01/02/declaraciones-abortistas-del-pepero-monago/

LA LEY DEL ABORTO DE FELIPE GONZÁLEZ «NOS UNIÓ DURANTE 25 AÑOS»

Declaraciones abortistas del pepero Monago




El “popular” Monago -que ocupa la presidencia de la Junta de Extremadura gracias al apoyo de los comunistas de Izquierda Unida- ha revelado, una vez más, el verdadero rostro del partido al que pertenece al criticar la proyectada ley del aborto, pero no por ser una ofensiva contra el derecho a la vida de los más inocentes.

Para Monago la ideología no tiene que introducirse en asuntos «tan sensibles como la reproducción asistida o la interrupción voluntaria del embarazo». Por eso, ha propuesto en su Mensaje de Fin de Año «desideologizar los temas fundamentales», y hacer «una reforma de la ley del aborto por consenso».

No contento con eso, el presidente de la Junta de Extremadura añora los tiempos de Felipe González cuya ley del aborto «nos unió durante 25 años», mientras que «la de Zapatero solo ha necesitado tres años para dividirnos».

Lo que en realidad se está proponiendo no es renunciar a las “ideologías” sino que un liberalismo subordinado a la izquierda más radical deje a ésta las manos libres para imponer su proyecto de transformación social y cultural.  Es lo que se esconde detrás del llamado “sistema democrático”: un marco político que aparenta la renuncia a cualquier idea previa y se instala en una presunta neutralidad para luego servir de instrumento a la promoción de mentalidades y políticas muy concretas y siempre en la misma dirección. Pensemos, por ejemplo, en la difusión de mentalidades divorcistas, abortistas, laicistas… promovidas de manera sistemática desde el propio Estado y con las que luego se pretende establecer un consenso.

La falacia que se esconde detrás de la argumentación de Monago es de tan corto alcance que hasta un votante del PP la puede descubrir. ¿Es mucho pedirle a esos votantes un mínimo de coherencia?

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La falacia que se esconde detrás de la argumentación de Monago es de tan corto alcance que hasta un votante del PP la puede descubrir. ¿Es mucho pedirle a esos votantes un mínimo de coherencia?

Pues mucho me temo que la respuesta a esa pregunta del autor del artículo es un sí. Sí va a ser demasiado pedirles coherencia a los peperos con cualquier otro razonamiento que contradiga a la única máxima que practican: "fuera del Partido Popular no hay salvación". He hablado con no pocos de ellos en mi vida y de casi todos ellos he obtenido casi siempre la misma consigna: son unos auténticos hooligans. Y en este punto los peperos que dícense católicos lo único que hacen es dar pruebas de hipocresía y fariseísmo. Me recuerdan a los votantes de PSOE durante los años 80, y hasta bien entrados los 90. Hoy, éstos últimos, a partir del cambio de siglo, creo que algo ya han ido cambiando si bien ligeramente (aunque es debatible si ese cambio ha sido a mejor o peor, por supuesto), pero los del Partido Popular no. Esos no han cambiado (o no han dado signos de cambiar) nada, muy a pesar nuestro.

Juanma_Breda escribió:Pensaba que el PP había puesto medidas más duras contra el aborto.

En realidad, es completamente falso que el proyecto del Ministro de Justicia del actual Gobierno del Partido Popular, Ruiz Gallardón, pretenda limitar las posibilidades de aborto. La existencia del supuesto de "salud psíquica de la madre" será, en la práctica, un coladero en el cual se incluirán el 95% o más de los abortos que a partir de ahora se produzcan en España, tal y como sucedía hasta la reforma de la legislación llevada a cabo por el Gobierno del PSOE de Rodríguez Zapatero. Y, si se examinan tablas con los datos del número de abortos producidos en España cada año tras la despenalización de este crimen en 1985 por parte del Gobierno del PSOE de Felipe González, y más concretamente los datos correspondientes a los años inmediatamente anteriores, posteriores y el propio año 2010 en que el Gobierno de Rodríguez Zapatero reformó la legislación en materia abortista, el número de abortos apenas se incrementó a consecuencia de dicha reforma de la legislación.

En realidad, Gallardón con su inclusión del supuesto del "peligro para la salud psíquica de la madre" ha ampliado el plazo de aborto hasta las 22 semanas, frente a las 14 existentes en la actualidad. Examínese, por ejemplo, esta noticia donde este punto que señalo queda blanco sobre negro:

http://www.libertaddigital.com/espana/2013-12-20/el-gobierno-da-luz-verde-a-la-reforma-de-la-ley-del-aborto-1276506917/

Por supuesto, los abortos también seguirán siendo financiados por los contribuyentes.

Estamos ante un claro caso de manipulación informativa por parte de los grandes medios de comunicación de masas, puesto que lo que es en verdad una ampliación del "derecho" a abortar es presentado por los medios de comunicación de izquierda y de derecha (tanto da) como una restricción del mismo.

Pero vamos a ver: Desde siempre el P.P. se ha identificado como un partido contrario al aborto, y quienes en el se integran, y además ocupan puestos de responsabilidad, no creo que se hayan metido en el partido porque alguien les haya puesto una pistola en el pecho.
Es de suponer que si estan en él, es porque aceptan los postulados. Y si estan disconformes, pués que se vayan.
Tanto Monago, como Villalobos, o Cifuentes sabian cual es la ideologia del partido en el que militan, y por consiguiente: ¿Porquer protestan ahora, sabiendo que el P.P. llevaba en su programa la reforma de la Ley del aborto?. ¿Porque no se dieron baja del partido cuando leyeron dicho programa, si estan tan en desacuerdo?.

Trajano, si todo el mundo en los partidos políticos se identificara al 100% con el ideario que defienden, no sería necesaria la "obediencia de partido" en las votaciones que se llevan a cabo en el Congreso y en el Senado (la figura de ese/a señor/a que alza el brazo con el numero del botón que tienen que pulsar sus señorías ya dice bastante al respecto). 

Por otro lado, ¿el PP de Rajoy está defendiendo en este tema lo mismo que defendió el PP de Aznar? Porque no recuerdo que hubiera tanta polémica en el seno del PP por este asunto en aquellos años.

El problema de la mayoría católica silenciosa tiene básicamente dos vertientes:

1º Ya no es tan mayoría.

2º Siempre ha sido cobarde, en búsqueda del mal menor, ni siquiera cuando se han creado plataformas o partidos a su medida los han apoyado. Es una mayoría tíbia y timorata, sin compromiso y que en muchos casos antepone la pela y los chanchullos a sus valores católicos, como la gente del O.D por ejemplo.

X bandera escribió:El problema de la mayoría católica silenciosa tiene básicamente dos vertientes:

1º Ya no es tan mayoría.

 
O más bien, ¿no será que no es tan católica? Porque mira que la doctrina católica sobre el aborto está pero que muy clara: no se debe comparar la Ley Gallardón con la Ley Aido, porque ninguna ley de aborto es mejor o peor que otra. La mejor, para un católico coherente, es la ley abortista que NO EXISTE.

TRAJANO.v escribió:Pero vamos a ver: Desde siempre el P.P. se ha identificado como un partido contrario al aborto,

                     

http://kioskoymas.abc.es/noticias/opinion/20140104/abcp-frutos-consenso-20140104.html

LOS FRUTOS DEL CONSENSO

JUAN MANUEL DE PRADA

LA rebatiña que han montado los partidarios del aborto libre por plazos y los partidarios del aborto libre por supuestos también tiene su miga. «Con este anteproyecto se volverá al consenso del 85», se afirma desde el Gobierno; y, desde la oposición, sostienen que el anteproyecto nace «sin consenso», o que quiebra el existente. Y todo este tiberio por un quítame allá esos plazos o supuestos, porque en lo sustantivo el consenso político se mantiene inalterado: aborto libre (esto es, impune) en la ley vigente, al menos en la práctica; y aborto libre en el anteproyecto, tanto en la teoría como en la práctica, pues especifica que ninguna mujer que aborte podrá ser castigada.

Entonces, si en lo esencial están tan de acuerdo como los ventrículos y aurículas de un mismo corazón podrido, ¿a qué viene esta rebatiña? Nos lo explica la propia razón de ser del consenso político, que no es otra sino destruir el consenso social. Un orden político sano tiene como misión garantizar el mantenimiento de ese consenso social; del mismo modo que un orden político enfermo tiene el empeño de destruirlo, para que la propia sociedad se desintegre. De esta desintegración social, lograda a través del consenso político, es de donde saca su pujanza la partitocracia, como el moho saca su vigor del alimento putrefacto. La primera condición para que exista consenso político es que se borre de las conciencias la noción de bien común, sustituida por la más utilitarista del «interés general», que en el fondo es el interés –real o presunto– de las mayorías. El siguiente paso consiste en falsificar la realidad, de tal modo que el interés de las mayorías sea sustituido por los intereses oligárquicos de los partidos que las representan: para ello, el consenso político recolecta las opiniones más variopintas de esa sociedad destruida que ha extraviado el sentido de bien común –como el doctor Frankenstein recolectaba miembros de los más diversos cadáveres para fabricar su monstruo– y, a través de engaños y manipulaciones, elaborará una síntesis caprichosa y la presentará como opinión canónica –¡opinión pública!–, erigiéndola en pensamiento único que, por supuesto, admitirá discrepancias menores (en la cuestión del aborto, por ejemplo, se dejará que la gente dispute con el Macguffin de los plazos y los supuestos), para que la discusión sobre esos matices, convertida en gatuperio aturdidor, degenere en demogresca. Así se matan dos pájaros de un tiro: por un lado, se logra que el meollo del consenso político –cuyo fin último es el control oligárquico del poder, y su reparto por turnos o parcelas– permanezca intacto, pues la riña de gatos se mantiene siempre en terrenos suburbiales; por otro, se consigue que los últimos vestigios del consenso social sean reducidos a fosfatina, de tal modo que la convivencia social degenere en mera coexistencia desconfiada, para mayor esplendor del moho que la parasita. 

Para comprobar que el fruto del consenso político no es otro sino la destrucción del consenso social podemos comparar las reacciones de los católicos a la ley del aborto de 1985 y a este anteproyecto, que recupera su marchoso consenso ochentero. En 1985, el catolicismo español –todavía terne, aunque ya había sido desplazado a un gueto– se opuso sin fisuras a la ley, porque todavía el consenso político no había logrado destruir su consenso social, ni tampoco ofuscar su comprensión de la doctrina. Treinta años después, el catolicismo español, reducido ya a fosfatina y con la doctrina más olvidada que el catecismo de Ripalda, aplaude mayoritariamente (¡y según quiénes, hasta con las orejas!) este anteproyecto de ley, permitiéndose incluso tildar de integristas a los sectores residuales que lo rechazan. Tomad y comed los frutos del consenso.

Está bastante bien el artículo de Juan Manuel de Prada, como pienso que la mayoría de los que publica. Ahora bien, únicamente le haría una pequeña puntualización. Cuando De Prada dice que en 1985 el catolicismo español se opuso frontalmente a la ley del aborto del entonces Gobierno del PSOE de Felipe González, era porque estaba todavía 'terne', es decir, era todavía un catolicismo perseverante, valiente y robusto. Yo diría que no (incluso admitiendo que ese tipo de virtudes las tuviera el catolicismo español de entonces en bastante mayor grado que el de hoy, es un punto debatible pero que no me interesa mucho en este mensaje, la verdad). En realidad muchos de los que se opusieron en aquel entonces a esa aberración, sencillamente, se opusieron a aquella ley porque venía precisamente, de un Gobierno del PSOE. Por eso, cuando años más tarde, el Gobierno del Partido Popular de Aznar en sus dos legislaturas dieron su bendición (en realidad el Partido Popular ya llevaba expresando su apoyo a esa ley desde prácticamente un año después de ser aprobada, con lo que a quienes estuvieran informadas sobre la cuestión no debió de sorprenderles mucho este punto), y con ello las estadísticas anuales del número de abortos en España creció enormemente (como lo hizo durante todo el periodo de Gobierno de Aznar), la mayoría de los partidarios del Partido Popular que se opusieron a la ley en 1985 comprendieron que aquella ley del 1985 era "buena", y por eso casi nadie dijo ni pío y oponerse al aborto era, ya por aquél entonces (los Gobiernos del PSOE de Rodríguez Zapatero no han sido ni mucho menos un cambio tan drástico respecto a los que le habían precedido las dos décadas y media anteriores como nos vende la propaganda pepera), solo cosa de "tarados ultramontanos de otros tiempos" según el pensamiento oficial entre las gentes de la derecha y de la izquierda (tanto da).

Ahora bien, cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero reformó la legislación del aborto y cambió los supuestos de la ley de 1985, que como he dicho era un auténtico coladero (particularmente el supuesto de "salud psicológica de la madre"), por una ley de plazos vergonzantes, siempre para seguir asesinando nasciturus en el vientre de sus madres. Y entonces otra vez las calles se volvieron nuevamente a llenar en contra de la reforma de la ley que iba a llevar a cabo el Gobierno de entonces, como a principios de los ochenta, de airados católicos y obispos molestos, con globitos de colores (con publicidad del Partido Popular y de los diarios "La Razón" y "ABC" incluidos), en contra de la ley de plazos del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero, siempre de la mano de los líderes del Partido Popular. Todo ello, según rezaba en las pancartas y discursos, 'en defensa de la familia', 'por la vida', y hasta por la invocación del 'sursum corda' si hubiera sido necesario para llevar al impresentable de Mariano Rajoy al Palacio de la Moncloa y a la Presidencia del Gobierno del Estado español. Y mientras tanto el canal de televisión TeleMadrid, televisión pública de la Comunidad de Madrid gobernada por el Partido Popular de Esperanza Aguirre, el mismo Gobierno autonómico que entró en 2003 destinando dinero público al 16,8 por ciento de los abortos producidos en la Comunidad de Madrid, porcentaje que ascendía al 54,4 por ciento allá por 2011; retransmitía en directo). En definitiva, todo un camelo como algunos (más bien pocos) más avispados ya suponían. Y acertaron de pleno, como no podía ser de otra manera. 

Es que en realidad lo que muchos que dicen ser opositores al aborto parecen oponerse a es "al aborto progre de izquierdas". Al aborto del "partido progre de derechas" no parecen hacerle ningún asco, tal y como se está viendo con la ley del aborto del actual Gobierno del Partido Popular de Rajoy que como he explicado en realidad es una ampliación del "derecho" al aborto.

Creo que Casariego ha expuesto bien la problemática de lo que se ha tratado en este hilo, yo no lo podría haber explicado mejor. Hay muchos supuestos católicos que priman su lealtad al PP (partido anticatólico, no está mal el término que ha expuesto Casariego de "partido progre de derechas") sobre los principios que defiende el catolicismo.

Por cierto que el PP jamás ha sido antiabortista. Más bien al contrario, a lo largo de toda la historia de este partido han sido, salvo para la propaganda cuando están en la oposición, igual o más abortistas que el PSOE (a juzgar por la nueva ley, que como bien explica Casariego, AUMENTA el derecho del aborto, más abortista aún). Y ahora alaban una ley, la de 1985, que mató a más de un millón de personas, ley que apoyaron prácticamente desde que fue aprobada y que en verdad no existe apenas diferencia entre esa ley y la zapateril (Casariego ya ha expuesto, acertadamente, que el número de abortos en España apenas se incrementó con motivo de la reforma legislativa zapateril con respecto al aborto). Monago, de hecho, podría pasar por un "abortista moderado" al lado de lo que ha defendido en general, en los hechos y no en la propaganda, el partido al que pertenece Monago.