La triste historia de un pequeño despilfarro de dinero público (o sea, de TU dinero). ¿A que te suena de algo?

La triste historia de un pequeño despilfarro de dinero público (o sea, de TU dinero). ¿A que te suena de algo? 

13 septiembre, 2013 - 14:54 - Autor: Juan Bosco Martín Algarra


He aquí una historia de tantas, que pasará desapercibida para la inmensa mayoría. Ahora bien: ¿quién se atreve a decir que nunca ha visto unas imágenes parecidas a las que muestro a continuación? ¿Quién se atreve a decir que, en este tipo de casos, el tamaño del derroche no importa?

Hace cuatro años, pasé por este lugar con mis hijos. Tiempo atrás había un descampado que alguien, supongo que para aprovechar la cercanía de una zona residencial, convirtió un tiempo en campo de fútbol, colocando a un extremo y otro unas humildes porterías (nada de césped artificial… sólo despejaron el terreno de piedras y hierbajos, y punto).

El uso deportivo no duró mucho. Tampoco el áspero terreno era muy cómodo… Así que durante los siguientes años retomó el aspecto que siempre había tenido: el de un triste descampado.

Hasta que el principio de la crisis económica trajo su flamante plan E. El gobierno por fin había aceptado que estábamos en crisis y quiso agarrar al toro por los cuernos.

Transcurría el verano de ese año cuando -¡oh, sorpresa!-, en el sempiterno descampado de aquel pequeño pueblo de la provincia de… -¡bah, qué más da, si puede ser cualquiera!- me encontré que sobre el descampado se alzaba un entrañable parquecito infantil. Nada grandioso -dos columpios, un tobogán, un balancín…- pero muy útil y socorrido para los padres de niños pequeños que pasábamos por el lugar.

Recuerdo que mis cuatro fieras jugaron y se divirtieron allí un buen rato. Yo descansaba mirándoles cual abuelito feliz desde un reluciente banco. A pocos metros, una enorme valla metálica presidía la escena, e informaba del coste de la obra, quién lo promovía, el plazo de ejecución, etc, etc. Unas grandes letras rojas indicaban que se trataba de Plan Español para el Estímulo de la Economía y el Empleo, conocido como Plan E. “Bueno”, pensé yo con cierta sorna: “algo bueno que nos va a dejar la crisis”.

El tiempo devoró 4 años (SÓLO 4 años). El mes anterior pasé por el mismo lugar. Esto fue lo que me encontré. Para empezar, el enorme cartel metálico había desaparecido. El único cartel que quedaba se podía leer a medias. Me pregunto qué interés puede tener para alguien arrancar una información-servicio como aquella:



Los columpios se habían transformado en una tentadora barra fija, en la que practicar atrevidas acrobacias, y pasar los últimos segundos de tu vida antes de terminar con un salto mortal y depositar tus sesos sobre los cardos. Observen:



Panorámica de buena parte del parte, en el que se pueden apreciar dos detalles interesantes: el sofisticado diseño de la farola y el palo, antes papelera, de la izquierda.



Detalle del balancín en donde se aprecia la fecha de fabricación del columpio, 2009, ese año en el que el aún abundaban los dineros en las arcas del Estado. ¿Cómo es posible que una instalación tan reciente dure tan poco?



Agradecido banco desde el cual, arrellanado y satisfecho, traté de buscar el lado positivo de la crisis en aquel día estival de 2009. Arrellánate ahora ahí, si te atreves, y será lo último que hagas en tu vida.



Detalle de una flamante papelera, con su recipiente y todo. ¡Aún resiste el recipiente! ¿No es maravilloso?



Y por último, un instrumento que no debe faltar en cualquier parque que se precie: una fuente donde calmar la sed o limpiar las heridas producidas al saltar de la barra fija, antaño columpio. Y en la esquina de la imagen, un detalle que no puede faltar en cualquier servicio público español que se precie de tal: unas buenas cacas de perro cerca del lugar donde se acercan los niños a beber. ¿Dije beber? ¡No! Accioné el grifo la fuente y… no salía agua. Mejor, total, para lo que iba a servir



Bien, hasta aquí los hechos y ahora vienen las reflexiones que me fui haciendo, sin orden ni concierto, mientras me alejaba del lugar.

¿Cuánto le ha costado a los españoles este parque?

¿Quién es el responsable municipal de la compra de estos columpios? ¿Tendrá alguna relación, más allá de lo profesional, con quien se los vendió?

¿Por qué los vecinos no han denunciado el estado de abandono? ¿Acaso no hay niños en el lugar? ¿Lo habrán hecho, sin obtener respuesta? ¿Sería necesario instalar un parque o se hizo porque “había que gastar el dinero”? Si así fue, ¿por qué se construyó un parque y no otra cosa?

¿Lo habrá denunciado la oposición política de aquel ayuntamiento?

¿Quién le da mantenimiento a las pequeñas infraestructuras públicas, para que duran más de cuatro años? (realmente este parque estaba destrozado tiempo antes)

¿Habrán castigado a quien ha dañado el mobiliario público? ¿Lo habrá denunciado alguien? ¿Existirá algún sitio donde denunciarlo? ¿Lo sabrá la gente?

¿Cuántas realidades como esta, multiplicadas por diez, se han visto en España en los últimos años? ¿Hablamos de ciudades de la cultura? ¿De aeropuertos? ¿De palacios de congresos? ¿De circos, incluso?…

Pero… ¿y las que no conocemos ni salen en los medios? Me refiero a parques como éste, fuentes ruinosas, monumentos feos, piscinas innecesarias, polideportivos infrautilizados y desperdigados por toda la geografía española… cuyo número resultaría imposible de determinar, así como su coste y la deuda municipal que han generado?

¿Por qué los españoles toleramos el despilfarro de dinero público, como si no se tratase de NUESTRO dinero? ¿Por qué no exigimos responsabilidades inmediatas al político de turno, olvidándonos si la ideología de éste es roja, azul, verde o amarillo?

¿Cómo es posible que sigamos votando a formaciones políticas que nos han llevado a la ruina de la forma más estúpida y miserable? ¿Por qué nos contentamos con el estúpido: “¿y a quién voy a votar?”? ¿Por qué no simplemente hacemos lo lógico, esto es, no votar a quien consideramos que nos ha tratado mal?

¿Qué puedo hacer yo para cambiar no este parque, sino los miles de parques recintos públicos como este que languidecen a causa de la desidia, la corrupción, la indiferencia de los responsables políticos? De los responsables y de esa “mayoría silenciosa” que no debería callar ante cosas como esta.

… y así, muchas más. Me propuse escribir este artículo, pero creo que eso no basta. Tal vez sus comentarios me ayuden a pensar. Repito, son reflexiones sin orden ni concierto, tal vez apresuradas. Pero de algo estoy seguro: este parque, como otros muchos parques de España, hablan a gritos sobre el gran problema de esta crisis, que es más cívico que económico. Las necias palabras de la ex ministra Carmen Calvo lo reflejaron a la perfección: “El dinero público no es de nadie”.

Mintió la señora: el dinero público que despilfarró este municipio es MÍO. Es MÍO, repito, aunque no esté empadronado allí. Por tanto, que me devuelvan MI dinero. Que me devuelvan MI parque.

http://blogs.lainformacion.com/treintaymuchos/2013/09/13/la-triste-historia-de-un-pequeno-despilfarro-de-dinero-publico-o-sea-de-tu-dinero-a-que-te-suena-de-algo/

Cosas como las que comenta este artículo están sucediendo cada vez más en toda España. Sencillamente cada vez más ayuntamientos no tienen suficientes recursos económicos para afrontar el mantenimiento de parques y demás zonas públicas. O al menos no mientras se mantengan los sueldos, prebendas, privilegios... de tantos y tantos alcaldes y concejales.