Cuatro vientos: Cien años de Historia

Cuatro Vientos: cien años de historia


 El Saeta HA-200 realizó su primer vuelo el 12 de agosto de 1955 y fue retirado en 1981. Más de treinta años después, uno de estos modelos sufría un aparatoso accidente en un vuelo de exhibición en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid), causando la muerte de su piloto, el comandante del Ejército del Aire Ladislao Tejedor Romero. Este mes, en Aquí hay historia, hablamos del mítico Saeta y, sobre todo, de un aeródromo centenario y no menos mítico, el de Cuatro Vientos. Ambos han sido testigos de la Historia última de España...

Por: Alberto de Frutos
Empezamos con el aeródromo de Cuatro Vientos, que en 2011 celebró sus primeros cien años de vida. Porque fue el 11 de enero de 1911 cuando una comisión militar propuso al Ministerio de la Guerra la compra de unos terrenos para la instalación de una escuela de pilotos y un centro de prueba de aeroplanos. Dicho y hecho. A marchas forzadas, se dispusieron los primeros hangares transportables y unas oficinas, y apenas dos meses más tarde aterrizó el primer aeroplano procedente de Ciudad Lineal. Se trataba nada menos que de un Henri Farman, que había sido adquirido a los franceses por el capitán Alfredo Kindelán, responsable, a la sazón, del aeródromo. El Henri Farman, un “hermano” suyo y un biplano Maurice Farman se emplearían para las primeras clases teóricas de nuestros pilotos, adiestrados por los franceses Osmont y Dufour.

Aquella primera promoción de la Escuela de Pilotos de Cuatro Vientos no era, desde luego, muy nutrida. El aeródromo forjaría a cinco intrépidos ases de la aviación, a saber: los capitanes Kindelán –que habría de pasar a la Historia como el fundador del Ejército del Aire español así como por su defensa a ultranza de la monarquía–, Herrera y Arrillaga y los tenientes Barrón y Ortiz de Echagüe. En 1913, la inicial precariedad de las instalaciones empieza a enmendarse, y la mayoría de los distintos edificios del campo de vuelo ya están listos. Habría que esperar unos años más para que se alzara la torre de señales, construida entre 1919 y 1920 por Enrique Serra en su taller del Paseo de las Delicias. Tal como leemos en un apasionante artículo del Real Aero Club de España, este proyecto se desarrolló siguiendo “las pautas utilizadas en los faros marítimos de la época”, puesto que no existía un manual propio para las torres de control...

A lo largo de los años, las mejoras corren parejas a la propia evolución de la aeronáutica. De 1918 data el Laboratorio Aerodinámico, cuyo túnel de viento en circuito cerrado sería un modelo para el resto de Europa; en 1920 se sitúa la creación de la Escuela de Mecánicos, el Servicio Geográfico y el Laboratorio Meteorológico de Aviación Militar; 1930 asiste a la inauguración de la Escuela Superior Aerotécnica; y finalmente, en febrero de 1936, Cuatro Vientos empieza a operar como aeropuerto nacional y se convierte en una alternativa a Barajas.

Fueron los años de su mayor esplendor, y sería imposible trazar la historia de España sin dedicarle al menos un capítulo. Ahora, cuando navegamos por la página web de AENA y comprobamos el registro de sus operaciones (37.555 en 2012 frente a las 73.086 de 2003), asumimos, resignados, que el aeródromo surca ya el cielo de su cuenta atrás. Quizá sea ley de vida, no se puede detener el reloj del tiempo. Pero el día que se desmantele este recinto, habremos perdido el templo más heroico de la aviación española, un museo en el que los fantasmas parecen vivos.

De aquí partió la Escuadrilla Elcano que en 1926 se dirigió a Manila. De aquí también el vuelo de Fernando Rein Loring a la misma ciudad. Y aquí tuvo lugar el vuelo inicial del autogiro de Juan de la Cierva, por citar solo tres de sus hitos. Durante la guerra, sirvió como base al ejército republicano, y, a su término, mantuvo su pujanza como academia para pilotos (desde 1947 acoge el citado Real Aero Club de España, institución nacida el 18 de mayo de 1905 y que, entre otras cosas, se ocupa de esta formación).

De alguna manera, el aeródromo de Cuatro Vientos conoció una segunda juventud cuando, en 1971, fue abierto al tráfico internacional de pasajeros, lo que propició las notables reformas llevadas a cabo cuatro años más tarde, cuando se prolongó su pista hasta 300 metros y se iniciaron las obras de una nueva torre de control.
http://www.historiadeiberiavieja.com/noticia/1069/Villas-con-Historia/Cuatro-Vientos:-cien-anos-de-historia.html