Cae en Francia el etarra que asesoró a Otegi en la negociación con Zapatero

El asesor de Batasuna en el «proceso de paz» Unai Fano y la ex dirigente de Segi María Lizarraga Merino, fueron detenidos ayer, armados y con documentación falsa, cuando se alojaban en un camping del departamento de Loira, en el transcurso de una operación dirigida contra el «aparato logístico-militar» de ETA que, entre otros cometidos, se dedica a montar coches bomba como los utilizados en la ofensiva de los últimos días.

ETA-Batasuna, Batasuna-ETA; tanto monta, monta tanto. El trayecto que une ambas partidas de malhechores es breve, y de ida y vuelta. Fano, por ejemplo, se une a los recientes casos de Mikel Zubimendi, Jon Salaberría, Ainhoa Ozaeta, Ekaitz Urrutikoetxea..., que pasaron de Batasuna a la banda. Alguno de ellos, como Zubimendi, una vez en libertad, regresaron a la coalición para reciclarse.
Con todo, podría resultar sorprendente que quien supuestamente asesoraba a Batasuna en un «proceso de paz», apenas unos meses después se dedicara, entre otras siniestras misiones, a robar vehículos para ser empleados en algunos casos como coches bomba. Pero, sin embargo, para los expertos no sólo no resulta sorprendente, sino que tiene su lógica, analizada desde el punto de vista de los criminales. En el manual de «Ternera», una negociación se «cocina» con coches bomba -Zaragoza, Hipercor...-, que acumulen cadáveres y fuercen al Gobierno a sentarse en la mesa.

Unai Fano representaba el papel ficticio de «asesor» de Batasuna en las conversaciones celebradas con el PSE y el PNV en el Santuario de Loyola durante el otoño de 2006. Esto es, la «mesa de partidos» que, junto a la «mesa técnica», formada por ETA y el Gobierno, completaban la «hoja de ruta» del «proceso de paz». Pero en realidad, Fano era el «comisario político»que la banda había colocado en la coalición ilegalizada para que le chivara todo lo que acontecía en el «zulo» de Loyola. Fue, en este sentido, quien ordenó a Arnaldo Otegi que abandonara la mesa, cuando Batasuna, PSE y PNV estaban a punto de firmar un principio de acuerdo, según denunciaron en su día Patxi López y Josu Jon Imaz. De hecho, habían fijado una nueva cita, a la que ya no fue Otegi, oportunamente «asesorado» por el etarra detenido ayer. Semanas después de la espantada del «interlocutor válido de la izquierda abertzale» por recomendación de Fano, ETA dinamitó Barajas y con ello el «proceso de paz».

Fano constituye la prueba definitiva de que la banda estaba presente en las dos mesas, y que conocía en tiempo real lo que negociaban los partidos. De tal forma que nunca llegó a hablar con el Ejecutivo «paz por presos», porque le pareció insuficiente para sus ambiciones independentistas el principio de acuerdo alcanzado en Loyola. Durante la tregua, las Fuerzas de Seguridad detectaron numerosos desplazamientos de Unai Fano a Francia.

Sometido a vigilancia

El 1 de febrero del pasado año, el asesor de la «comisión negociadora de Batasuna, acompañado de Otegi, denunció cómo unos días antes le habían colocado en su vehículo un aparato electrónico que dijo ser un localizador de GPS con el objetivo de espiarle.
En un acto celebrado en Pamplona el pasado mes de febrero, con la reanudación de la actividad terrorista ya en marcha, y cuando la mayoría de los cabecillas de Batasuna estaban en prisión, Fano, junto a Pernando Barrena y Patxi Urrutia, dieron la versión etarra de las conversaciones de Loyola. Ello, para culpar del fracaso del «proceso de paz» al Gobierno, al PSE y al PNV y, de esta manera, justificar ante la «izquierda abertzale» el regreso del terror. Así, por ejemplo, Fano echó en cara a socialistas y nacionalistas la exclusión de Navarra, ya que «un escenario democrático final tiene que recoger la capacidad de los cuatro herrialdes para establecer un Estado propio vasco». En su opinión, cuando Batasuna pidió una «mayor definición» de dicho acuerdo, el PSOE «se levantó de la mesa y se fue».

Ante un nuevo «proceso», el pistolero capturado ayer advirtió que habría que abordar y clarificar las cuestiones que quedaron pendientes en Loyola. «Hay que concretar el derecho a decidir», sentenció.

Un día después, Garzón dictó contra los tres una orden de detención por un delito de integración en organización terrorista. Unai Fano consiguió huir a Francia, aunque las Fuerzas de Seguridad registraron su domicilio de Hernani. Posteriormente se dictó contra él una orden internacional de busca y captura.

Quiso volar un ferry

De 30 años de edad, natural de Bilbao, Fano comenzó sus andanzas al filo del terrorismo como dirigente de Ekin - la estructura del MLNV que hace las veces de correa de transmisión entre ETA y sus tramas políticas- en la comarca guipuzcoana de Leniz. Según fuentes de la lucha antiterrorista, su nombre apareció en un listado intervenido en 2001 tras la detención de los etarras Premin Sampedro Larrañaga y Natale Landa Hervias, miembros del «comando Xoxua» que planearon colocar un coche bomba en el interior de un ferry que unía Santander y la ciudad británica de Plymouth.

María Lizarraga Merino integró la candidatura sucia de Batasuna al Parlamento de Navarra el pasado mes de mayo, en una lista que encabezó Pernando Barrena y que fue ilegalizada. Natural de Pamplona, de 24 años de edad, fue antes militante de la organización juvenil Segi, donde acumuló antecedentes policiales por su participación en actos de «kale borroka». Delitos que perpetró como integrante de un grupo denominado «Zuzen Ekintza Taldea», que se dedicaba a mostrar de esa manera su apoyo a los presos etarras. En julio pasado, cuando estaba siendo investigada, huyó a Francia.

JUZGAN A 18 ETARRAS, SEIS DE ELLOS EN AUSENCIA

La Fiscalía pide entre cinco y 15 años en el juicio contra el aparato de reserva de ETA

• La representante del Ministerio Público: 'La muerte viene de Francia'
  
• La mayor pena solicitada es para Ignacio López de Vergara, jefe del aparato de reserva
  
• Zígor Garro, jefe del aparato logístico, dirigía un taller de falsificación de documentos
  

Actualizado miércoles 24/09/2008 15:57 (CET)


EFE

PARÍS.- La Fiscalía del Tribunal Correccional de París pidió penas de entre cinco y 15 años de cárcel para 18 etarras o presuntos miembros de la banda acusados de integrar o colaborar con su aparato de reserva cuando fue descabezado su núcleo dirigente en Francia en 2004.
Ignacio López de Vergara.




La fiscal, Catherine Sorita-Minard, hizo en su requisitoria una diatriba contra ETA en la que se refirió a los atentados perpetrados en los últimos días en España y recordó que los tres coches bomba utilizados en esos ataques se habían preparado y robado en Francia.
"La muerte viene de Francia", un país donde, según Sorita-Minard, "los activistas de ETA no tienen más futuro que la prisión".
Sobre los encausados juzgados desde el pasado día 15 en París, dijo que "puestos en libertad, todos prometen continuar con sus actividades" en la estructura de la banda terrorista y aludió a su pertenencia o colaboración con la estructura del aparato de la reserva desmantelada el 17 de junio de 2004 en el centro y oeste de Francia, donde se hallaron tres pisos francos de ETA.
La mayor pena solicitada fue para el 'histórico' Ignacio López de Vergara, considerado jefe del aparato de la reserva en el momento de su arresto ese día. Para López de Vergara, 'Yves', la fiscal pidió 15 años de cárcel, de los cuales 10 de cumplimiento efectivo, así como la prohibición definitiva de estancia en el territorio francés, medida esta última pedida también para los otros 17.
Entre los seis juzgados en ausencia está el jefe del aparato militar de ETA, Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki'





Para Carlos Estévez Paz, del que Sorita-Minard dijo que "está totalmente implicado en el aparato de la reserva" y cuyo "compromiso parece total y definitivo", la pena requerida es de 12 años de prisión, seis de ellos de cumplimiento efectivo.
La representante del Ministerio Público requirió 10 años para Asier Aguinako y para su compañera Aitziber Coello por su responsabilidad en la acogida y formación de activistas de la banda terrorista. También pidió 10 años de prisión para Luis Armando Zabalo y Benito Fermín Martínez, ambos con un largo historial en ETA donde, dijo, se ocupaban de la transferencia de activistas de la banda.
La Fiscalía advierte: 'Puestos en libertad, todos prometen continuar con sus actividades'





Para Zígor Garro, considerado jefe del aparato logístico de ETA cuando fue detenido en Francia en 2006 junto a su compañera Marina Bernadó, el Ministerio Público requirió diez años de prisión. De Garro, así como de Bernadó, para la que solicitó nueve años de cárcel, la fiscal dijo que en el momento de la redada de 2004 estaban al frente de un taller de falsificación de documentos, que "es una actividad esencial para una organización clandestina".
Para < strong>, descrito como mano derecha de López de Vergara en uno de los pisos francos descubiertos en 2004, la fiscal pidió de siete a ocho años de prisión. Esa misma pena fue requerida para Juan Carlos Zubijana, capturado igualmente en la operación de 2004 contra el aparato de la reserva.
Para Asier Eceiza, detenido el pasado julio en Francia y también encausado en este sumario, el Ministerio Público solicitó una pena de cinco años de prisión. Los mismos que para Peio Álvarez, el único de los doce encausados sentados en el banquillo que comparece libre bajo control judicial.
Los otros seis acusados en esta vista son objeto de órdenes de busca y captura y, por tanto, son juzgados en su ausencia. La fiscal pidió cinco años de cárcel para cada uno de ellos, salvo para el presunto jefe del aparato militar de ETA, Garikoitz Aspiazu, 'Txeroki', para quien requirió seis años.