¿Quién debe participar en los asuntos exteriores? (Adrien Alexandre)

por Sevillano 20/5/2014, 9:41 pm

Os paso algunos fragmentos de un breve ensayo de un tal Adrien Alexandre Ferrand, donde reflexiona sobre ventajas e inconvenientes de un sistema de participación directa en general y en las relaciones internacionales en particular:

¿Debe el ciudadano participar en los asuntos exteriores de forma activa o no?

¿Puede existir una coherencia entre democracia interna e imperialismo externo?

¿Quién debe participar en los asuntos exteriores?

(...)

¿Los ciudadanos deben participar activamente o escasamente? Weber afirmaba que únicamente es posible aplicar una democracia directa si se cumplían cinco características:
1. Una limitación local
2. Una limitación en el número de participantes
3. Una relativa homogeneidad social entre los participantes
4. Que sean tareas simples y estables
5. Una instrucción y práctica en la determinación objetiva de los medios y fines[19]

(...)

Pese a ello, en la práctica hay que tener en cuenta que el sufragio masivo altera la dinámica de la vida política. Mommsen ya criticaba el sistema de partidos por situar al partido en el centro de la cuestión política[27]. La consecuencia de ello es la alienación política del ciudadano y por tanto se le desmotiva a ejercer su poder soberano. Además, desde una posición más crítica es preciso observar la evolución del sistema representativo y del sistema de partidos en un mercado de votos y la aparición de los catch-all parties. Al enfocarse en el beneficio electoral únicamente no se ha fomentado la rendición de cuentas, sino el obscurantismo de la política.

Al limitar la democracia en las elecciones, se va visto cómo se acrecentaba el abismo entre la política y la filosofía. Ésta se reduce a un hobby cuasi ajeno al ciudadano. Rousseau veía a los ingleses como a esclavos con momentos de libertad, por lo que condenaba el sistema representativo y no lo consideraba democrático. Sièyes, por su parte, veía que la república constituía la forma de gobierno más apropiada para las condiciones de las sociedades modernas:

«Los ciudadanos ya no gozan de tanto tiempo libre como requiere el prestar constante atención a los asuntos públicos y deben, por tanto emplear la elección para confiar el gobierno a quienes puedan dedicar todo su tiempo a esa tarea[28]».
Para Plamenatz, los intereses políticos de un individuo se satisfacen cuando el agente (el votado) logra cumplir con sus exigencias[29]. Sin embargo, estudios sobre el comportamiento electoral[30] demostraron que un gran número de personas carecen de motivación, interés y conocimientos vinculados con las actividades y problemas políticos[31]. Incluso se argumentó que este importante colectivo que alcanza el 40% de la población electora era básico para proporcionar la flexibilidad necesaria que exige el sistema democrático representativo[32]. En este sentido, una insuficiencia individual rinde un servicio positivo al sistema[33].

Sin duda la escasa participación rinde un servicio al sistema, pero no en el sentido que éstos lo planteaban. El principal motivo que aliena a los ciudadanos de la política en general es que no se sienten ni identificados ni representados. El problema real radica en que esta cuestión se ha convertido en un argumento circular: La población no puede participar porque no está capacitada, y no está capacitada porque no se ve con medios para participar que fomenten su instrucción.

(...)

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