ESPAÑA SE MUERE

por Aingeru 6/4/2014, 7:03 am

Gran parte de la historia política de nuestro país, ha venido marcada por la alternancia entre partidos políticos cuyos líderes parecían movidos únicamente por el interés de mantenerse en el poder, sin que les importara el bienestar de la sociedad a la que representaban. A las pruebas me remito cuando más de cien años después de que alguien aludiera a este percance, sigue valiendo el mismo ideal de coyuntura política dando vigencia a una crisis, que no acaba de morir.

Más de 30 años de democracia, nos han mostrado una vez más que la ineptitud del ideal supera con creces sus pretensiones, cuando hemos visto salir de las cárceles a aquellos que condenaron para siempre a la frialdad de los nichos a personas nobles que por sus ideas o labores jamás volverán a brindar una próxima navidad.

Hemos visto cerrar con telón de terciopelo negro el teatro de un juego que sucumbió ante la tragedia terrorista más cruel de nuestra historia, cuya protesta contra su resolución hay quien se digna en llamar con el paranoico nombre de la sin razón conspiratoria de la democracia, su democracia, señores.

Hemos visto asesinar a criaturas indefensas que tras el simbólico apellido del no-nato les roban el futuro derecho a decidir por sí mismos en una eutanasia asistida por el fanatismo de la libertad a decidir la condición, extraña paradoja del destino de una humanidad deshumanizada amante de la libertad y del progreso.

Hemos visto recuperar la memoria histórica, pero sólo aquella que interesa recordar por unos jueces ineptos hasta la saciedad, interesados más bien en su propio beneficio que en el gratuito beneficio de la propia dignidad, su justicia, señores. El silencio de los militares augura que el todo por la patria no es más que una frase caduca que no tiene finalidad ni razón de ser, cuando vivimos día a día la chulesca amenaza de aquellos que pretenden una sedición arbitraria escogiendo los medios que su democracia les brinda y su constitución, hace valer lo que a resultas vale lo que vale la palabra de un necio en un mitin de hipócritas.

Hemos vivido una transición a la democracia, encumbrando como héroes bajo el umbral del destino a aquellos que dijeron a voces que no querían que el sistema democrático de convivencia fuera, una vez más, un paréntesis en la Historia de España, cuado hoy, más de treinta años después, la democracia española no ha mostrado más que su discurso fatal, cuyo predicado desemboca en la cruda realidad que nos oprime día a día, es decir, corrupción, injusticia, permisibilidad a lo impermisible, odio, rencor, irreconciliación, separatismo secesionista, traición desengaño y miseria. ¿Qué hemos avanzado?, nada, pero se supone que la dicha es buena, pues nuestra juventud cada vez se emborracha a más temprana edad y se llena de unos principios sociales que brillan por su ausencia, que el nivel cultural está batiendo récords negativos, que nuestros jóvenes son de los menos preparados para siquiera solventar problemas domésticos simples, que el separatismo terrorista campa a sus anchas por las calles y los ayuntamientos con la chulería que les caracteriza, que el orgullo de sentirse español sea hoy tenido en cuenta como una enfermedad digna más de un pretérito caduco que de un futuro esperanzador, que los valores que deberían infundir una educación digna para la pervivencia de un mañana alentador están avocados a desaparecer, o a perder su importancia vital.

La realidad, si nadie lo remedia, es que España se muere, señores, y lo viene haciendo desde un proceso casi irreversible que empezó hace mas de 300 años, y no hemos sabido dar a las tendencias políticas de siempre el tope de salubre dignidad en la que se pueden mover, ni modernizar a los tiempos presentes preparándolos para un futuro digno los ideales de la tendencia más conservadora y hasta si se quiere, más radical de la extrema derecha, ni nos hemos molestado en reconducir el sentimiento nacional y patriótico de esa otra derecha venida al centro y esa izquierda plural, pero con tintes de espíritu nacional arraigados en sus ideas, para caminar juntos un camino que se identifica difícil de caminar, y cuyas curvas y desniveles no nos dejan ver la incertidumbre del final.

Este es el triste signo de las dos españas que en los escritos de la historiografía vienen a enfrentarse una vez más en una especie de cocido literario con un sabor a tópico acostumbrado en añoranza senil del pasado, cuando, obviando la realidad, posiblemente demasiados tiempos pasados han sido mejor que el presente, y así se augura para el futuro, si como he dicho antes, nadie lo remedia, bajo la mirada insensible de la madre patria que observa una vez más cómo sus dos hijos se parten a garrotazos el alma enterradas sus extremidades hasta las rodillas en una estampa goyesca que refleja el odio fraticida y el enfrentamiento cainita de esos dos hermanos que se aborrecen de forma fraternal, pues más sencillo se olvida el bofetón del vecino, que el escupitajo del hermano al que guardaremos rencor hasta en la eternidad.

Eso mismo prueba lo que ha pasado aquí en este foro, y de igual manera pasa en la cotidianidad de la vida, aprovechado hasta la saciedad por una clase política ciega por la avaricia de poder, e insensible a los gritos del silencio que claman la cordura y la sensatez, evidentes por su ausencia.

Este es mi último artículo aquí, por lo menos, así lo creo, mientras que no regrese todo a la normalidad, y lo hago primero pidiendo disculpas por si mis palabras resultan de tal modo pesimistas o catastrofistas, aunque si bien, la realidad no es ni más ni menos que la que se describe, y aunque escritas con la pasión que mueve la tristeza, me despido tal y como se despidió Larra agobiado entre el amor y el desengaño, pegándole un tiro en la cabeza a Fígaro, como yo se lo pego en forma literaria a Aingeru, del que espero que algún día me perdone tal desencanto. Mi decepción, es el fruto de mi propia frustración. Me rindo, pero no lo hago con el abandono total de mis ideas, lo hago como lo hizo Churruca, clavando la bandera en el mástil del San Juan, y dejando morir a Aingeru como se dejó morir Malaspina quien, por cierto, no combatió en Trafalgar, y me queda la sensación agridulce de la derrota de algo importante con la satisfacción de haber contribuido al menos, en demostrar y mostrar la Historia, y debe ser una sensación parecida a la que sintió Roderico, al ver partir las alas de su ejército en una batalla final. No añoro dictaduras, añoro sentido común.

por sandro 6/4/2014, 4:32 pm

Amigo, España lleva años muerta

por Sevillano 6/4/2014, 9:19 pm

sandro escribió:Amigo, España lleva años muerta

Ahora también lo hace demográficamente. Estamos desapareciendo (literalmente).

por sandro 6/4/2014, 10:39 pm

cierto, ahora la mayoria que nacen son hijos de inmigrantes que paren como conejas

por CALZADA 8/4/2014, 7:32 am

Como los últimos gobiernos se han dedicado a joder a la família española, ¿como se va a crecer demograficamente hablando?.
¿Un obrero español puede tener mas de un hijo?
Esa es la respuesta, como no se vive del aire, pues no.¡

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