Queremos otra Constitución

“La Constitución de 1978 fue redactada por gentes generosas y confiadas que no previeron que estaban sentados a la mesa con traidores.”


Aleix Vidal-Quadras nos muestra desde hace muchos años la sencillez de la realidad: en vista de que al asalto nacionalista del Estado se han sumado también los socialistas, demos por amortizada la estructura autonómica e incluso la vigente Constitución y vayamos a otra cosa:




“Los nacionalistas han traicionado aquel gran pacto civil dinamitando la Constitución de 1978. De hecho, nuestro actual sistema político e institucional ha venido funcionando durante casi tres décadas sobre la base de dos hipótesis, la primera era que los nacionalistas respetarían las reglas de juego y se moverían dentro de los límites establecidos por el ordenamiento vigente, la segunda estribaba en que si fallara la primera, los dos grandes partidos nacionales unirían sus fuerzas para defender la unidad constitucional. Ambas hipótesis se han revelado incorrectas. Uno de los dos grandes partidos nacionales ha abdicado de su condición de tal y los nacionalistas han roto la baraja. Cuanto antes lo asumamos y obremos en consecuencia, mejor.”

El análisis de Vidal-Quadras llevado hasta sus últimas consecuencias señala un camino al que, desde las trincheras del antinacionalismo, es difícil resistir: replanteamiento de todo lo replanteable (finalmente eso es lo que quieren, ¿no?) con la condición de que no hay que dar nada por sabido. Desde luego no el actual sistema electoral. Tampoco la legislación en materia de transferencias, ni siquiera la existencia misma del sistema autonómico.

Revisión total del sistema. ITV integral. Es más, refundación. Refundación de la democracia, de la estructura territorial, del sistema constitucional. Refundación de España. Con la participación directa y absoluta de todos los ciudadanos. Con voz y voto. Con consultas y referendos.

Pocos antinacionalistas pondríamos pegas a un referéndum sobre la unidad de la nación, sobre la utilidad de la descentralización contemplada en el sistema autonómico, sobre las supuestas ventajas que supone la existencia de autonomías, sobre la recuperación de ciertas competencias por parte del Estado.

Pocos antinacionalistas le haríamos ascos a una consulta sobre la vuelta a la centralización de materias como la educación, la cultura, la representación exterior, el uso de las lenguas regionales, los medios de comunicación, la descentralización de la Justicia. ¿Por qué no dejan que todos los ciudadanos opinen libremente acerca de cómo quieren que se administren todas estas cosas?

“La Constitución de 1978 fue redactada por gentes generosas y confiadas que no previeron que estaban sentados a la mesa con traidores.”


Aleix Vidal-Quadras nos muestra desde hace muchos años la sencillez de la realidad: en vista de que al asalto nacionalista del Estado se han sumado también los socialistas, demos por amortizada la estructura autonómica e incluso la vigente Constitución y vayamos a otra cosa:




“Los nacionalistas han traicionado aquel gran pacto civil dinamitando la Constitución de 1978. De hecho, nuestro actual sistema político e institucional ha venido funcionando durante casi tres décadas sobre la base de dos hipótesis, la primera era que los nacionalistas respetarían las reglas de juego y se moverían dentro de los límites establecidos por el ordenamiento vigente, la segunda estribaba en que si fallara la primera, los dos grandes partidos nacionales unirían sus fuerzas para defender la unidad constitucional. Ambas hipótesis se han revelado incorrectas. Uno de los dos grandes partidos nacionales ha abdicado de su condición de tal y los nacionalistas han roto la baraja. Cuanto antes lo asumamos y obremos en consecuencia, mejor.”

El análisis de Vidal-Quadras llevado hasta sus últimas consecuencias señala un camino al que, desde las trincheras del antinacionalismo, es difícil resistir: replanteamiento de todo lo replanteable (finalmente eso es lo que quieren, ¿no?) con la condición de que no hay que dar nada por sabido. Desde luego no el actual sistema electoral. Tampoco la legislación en materia de transferencias, ni siquiera la existencia misma del sistema autonómico.

Revisión total del sistema. ITV integral. Es más, refundación. Refundación de la democracia, de la estructura territorial, del sistema constitucional. Refundación de España. Con la participación directa y absoluta de todos los ciudadanos. Con voz y voto. Con consultas y referendos.

Pocos antinacionalistas pondríamos pegas a un referéndum sobre la unidad de la nación, sobre la utilidad de la descentralización contemplada en el sistema autonómico, sobre las supuestas ventajas que supone la existencia de autonomías, sobre la recuperación de ciertas competencias por parte del Estado.

Pocos antinacionalistas le haríamos ascos a una consulta sobre la vuelta a la centralización de materias como la educación, la cultura, la representación exterior, el uso de las lenguas regionales, los medios de comunicación, la descentralización de la Justicia. ¿Por qué no dejan que todos los ciudadanos opinen libremente acerca de cómo quieren que se administren todas estas cosas?

Lo que necesitamos es otra constitución, si, pero otro sistema democrático, que acabe de una vez con los partidos, que son lso que tienen a España en la ruina, junto con las autonomías, que no hacen más que incrementar la desigualdad de derechos y deberes y de todo en general, y acabar con el avance en España, digo esto último, porque no es lo mismo que un gobierno central se plantee las comunicaciones por carretera, que el que lo haga una autonomía, o una alcaldía. Porque no va a hacer mucho más allá de si mismos y no va a poder hacer bien lo que haga, por falta de recursos.

yo estaría a favor de un estados sin autonomías y mas centralizado , como lo es Francia

Es que en España seguimos el proceso del cangrejo, que vamso para atrás.
Hemos seguido este desarrollo y esperemos no seguirlo:

Castas cavernícolas>Tribus>Reinos>Nación>Nación de naciones>Repúblicas confederadas>Señorios feudales>Tribus>Cavernícolas>Parásitos>Amebas

Alemania por ejemplo, está redirigiendo su estado de "lands" hacia un estado central.

Un estado central quiere decir:
Un sólo gobierno, no 17 regionales, y cientos y cientos de locales con el sustancial ahorro de "representantes parlamentarios" y duplicaciones de servicios y organismos.
La igualdad y la soberanía nacional, que es la misma para todos los señores de los4 puntos cardinales de nuestra España.
Que mi primo que vive a unos cuantos kilómetros de mi, le den libros gratis y yo me tenga que gastar 200€ por lo mismo

Los estados federados, confederados o como quiera que lso llamen cada uno, va en contra de un estado moderno igualitario en todos los sentidos y todos los ámbitos.

Vamos hacia señorios feudales, pero a lo malo. Cada región o cada mininación, a su aire con sus leyes y sus cosas, pasando de los demás.

La constitución, debe ser los derechos y obligaciones fundamentales e inseparables de un estado. No que una constitución me diga que naciones hay, eso no lo dice el derecho (que también) pero eso lo dice la historia.
Una constitución no puede decirte las soberanas chorradas que dice la nuestra, que tiene al país paralizado porque para cualqueir cosa hay que cambiarla, que queremos cadena perpetua, hay que cambiar la constitución, eso es un cachondeo.

Yo sinceramente, con lso defectos que tiene la constitución de 1.812, la prefiero 1 millón de veces más que esta.